Pel hizo un ruido y no quiso comprometerse con una respuesta.
Miles no entendнa muy bien por quй, pero йsa no era la misiуn heroica que habнa previsto — Una misiуn secreta, en la nave de Kety, con dos hautladies mayores y decorosas-. A decir verdad, se podнa sospechar de la alianza de Pel con la correcciуn y la decencia, pero Nadina parecнa intentar compensarla. Miles tenнa que admitir que la idea de la burbuja era mucho mejor que la de disfrazar sus peculiaridades fнsicas como ba, especialmente porque esas criaturas extraсas tenнan siempre un aspecto muy saludable. Habнa bastantes hautmujeres en esa nave y una burbuja en un pasillo no llamaba la atenciуn de nadie.
No es eso. Es que hasta ahora hemos tenido suerte.
Llegaron a una puerta sin indicaciones.
— Aquн es — anunciу Nadina.
No habнa guardias que custodiaran la puerta: йsa era la pequeсa habitaciуn inexistente.
— Cуmo entramos? — preguntу Miles-. Llamamos a la puerta?
— Supongo — dijo Pel. Bajу la pantalla un segundo, llamу y volviу a subirla.
— ЎEra una broma…! — exclamу Miles, horrorizado. Seguramente no habнa nadie ahн dentro… se habнa imaginado la Gran Llave guardada a solas en un compartimiento con cerradura codificada…
La puerta se abriу. Un hombre pбlido, enfundado en la librea de Kety, con grandes ojeras oscuras bajo los ojos, apuntу a la burbuja con un aparato, leyу la firma electrуnica y dijo:
— Sн, haut Vio?
— Traigo a la haut Nadina para que lo intente de nuevo — dijo Pel. Nadina hizo un gesto. No estaba de acuerdo.
— No creo que vayamos a necesitarla — objetу el hombre de librea-, pero puede usted hablar con el general. — Se colocу a un costado de la puerta para dejarlos pasar.
Miles, que habнa estado calculando cуmo dormir al hombre con el aerosol de Pel, empezу a urdir nuevas estrategias. Habнa tres hombres en… sн, era un laboratorio de decodificaciуn. Una gran cantidad de mбquinas, conectadas con cables provisionales, ocupaban hasta la ъltima superficie de la habitaciуn. Habнa un tйcnico con aspecto aъn mбs cansado, ataviado con el uniforme de fajina negro de Seguridad militar Cetagandana, sentado frente a una consola, con aire de haber permanecido en esa posiciуn durante dнas y dнas. A su alrededor habнa un cнrculo de envases de bebida con cafeнna y sobre una mesa cercana, un par de botellas de calmantes. Pero el que llamу la atenciуn de Miles era el tercer hombre, que se inclinaba sobre el hombro del tйcnico.
No era el ghemgeneral Chillan, como habнa supuesto al principio. Era un hombre mбs joven, mбs alto, de rasgos severos y firmes, y llevaba el uniforme formal rojo sangre de Seguridad Imperial del Jardнn Celestial. Sin rayas de cebra en la cara. Tenнa la guerrera arrugada y abierta. No era el jefe de Seguridad — la mente de Miles revisу la lista que habнa memorizado hacнa semanas en un trabajo muy equivocado de preparaciуn para el viaje-, sн, sн, era el ghemgeneral Naru, tercero en la lнnea de mando. El contacto de Kety en Seguridad Imperial de Cetaganda. Aparentemente, estaba ahн para ayudar a romper los cуdigos que protegнan la Gran Llave.
— De acuerdo — dijo el tec de cara agotada-, empecemos con la rama siete mil trescientos seis. Setecientos mбs y la tenemos, lo juro.
Pel jadeу con fuerza y seсalу hacia adelante. Mбs allб de la consola, apiladas en un montуn desordenado sobre la mesa, habнa ocho copias de la Gran Llave. O una Gran Llave y siete copias…
Estarнa Kety tratando de cumplir con el sueсo de la emperatriz Lisbet? Y entonces, acaso las ъltimas dos semanas habнan sido sуlo un enorme malentendido? No… no. Tenнa que ser otra trampa. Tal vez Kety planeaba enviar a los otros gobernadores a casa con copia y todo, o hacer que Seguridad Imperial tuviera que perseguir siete copias… y habнa muchas otras posibilidades… todas en la orden del dнa de Kety… sуlo Kety.
Miles pensу que si disparaba el bloqueador empezarнan a sonar todas las alarmas… No, eso tenнa que reservarlo como ъltimo recurso. Mierda, si sus vнctimas eran inteligentes — y Miles suponнa que la inteligencia de los tres hombres que tenнa adelante estaba mбs allб de toda duda-, saltarнan sobre йl para que disparara. Йl lo hubiera hecho.
— Quй mбs esconde usted en su manga? — le susurrу Miles a Pel.
— Nadina — Pel hizo un gesto hacia la mesa-, cuбl es la Gran Llave?
— No estoy segura — dijo Nadina, que miraba ansiosamente el montуn de aparatos.
— Lo mejor serб que nos las llevemos todas — pidiу Miles con urgencia.
— Pero tal vez todas son falsas — objetу Pel-. Tenemos que averiguar cuбl es la verdadera. Si no volvemos con la Gran Llave, nuestra misiуn habrб fracasado. — Buscу en la ropa y sacу un anillo conocido, un anillo con el dibujo de un ave chillando…
Miles se quedу sin aliento.
— ЎPor Dios santo!, cуmo se le ha ocurrido traer eso? ЎQue no lo vea nadie! Despuйs de dos semanas de tratar de reproducir lo que hace ese anillo, le aseguro que esos hombres estбn mбs que dispuestos a matarla por йl.
El ghemgeneral Naru girу en redondo y se enfrentу a la burbuja blanca.
— Sн, Vio, quй pasa ahora? — Tenнa la voz llena de aburrimiento y de desprecio.
A Miles le pareciу que Pel trataba de dominar un ataque de pбnico. La vio ensayar la respuesta en la garganta, sin voz, y despuйs, descartarla definitivamente.
— No vamos a poder mantener este asunto asн por mucho tiempo — urgiу Miles-. Propongo que ataquemos, tomemos lo que queremos y nos vayamos de aquн.
— Cуmo? — preguntу Nadina.
Pel levantу la mano para pedir silencio en la discusiуn y tratу de ganar algo de tiempo.
— Su tono de voz es inadmisible, seсor.
Naru hizo una mueca.
— Volver a esa burbuja no le sienta bien, haut. Demasiado orgullo. Bueno, disfrъtelo mientras pueda. Despuйs de esto, vamos a sacar a todas las perras de sus fortalezas. Sus dнas de esconderse detrбs de la ceguera y la estupidez del Emperador estбn contados. Se lo aseguro, haut Vio.
Bueno… Naru no habнa entrado en el complot por fidelidad a los planes de la emperatriz sobre el destino genйtico de los haut, eso era evidente. Miles comprendнa que los privilegios tradicionales de las hautladies se hubieran convertido en una ofensa irritante y profunda para la decisiуn y la paranoia que debe tener un hombre de Seguridad. Era йse el soborno que habнa ofrecido Kety a Naru por su cooperaciуn? La promesa de que el nuevo rйgimen abrirнa las puertas cerradas del Criadero Estrella y luces en cada rincуn secreto de las hautmujeres? La promesa de destruir la extraсa base del poder de las haut para ponerlo todo en manos de los ghemgenerales, es decir, al lugar que le correspondнa (segъn Naru)? Era Kety quien estaba manipulando a Naru, o los dos ocupaban un puesto similar en el complot? Tenнan el mismo grado de responsabilidad, decidiу Miles. Naru es el hombre mбs peligroso de la habitaciуn, tal vez de toda la nave. Puso el bloqueador en potencia baja. La esperanza de que de esta forma el arma no disparara las alarmas era muy remota pero…
— Pel — dijo con urgencia-, use la ъltima dosis de droga contra el ghemgeneral Naru. Yo tratarй de amenazar a los demбs, de dominarlos sin disparar. Los atamos, cogemos las Llaves y nos vamos de aquн. No serб elegante, pero al menos lo haremos con rapidez, y en este momento el tiempo es un factor crнtico.
Pel asintiу sin entusiasmo, recogiу las manos y preparу el bulbo de aerosol. Nadina se aferrу a la silla; Miles se preparу para saltar.
Pel bajу la pantalla de fuerza y echу el aerosol sobre la cara asustada de Naru. El general tratу de no respirar y dio un paso atrбs, y la nube de droga apenas lo rozу. Cuando el general soltу el aliento retenido, emitiу un grito de advertencia.
Miles maldijo, saltу al suelo y disparу tres veces, una detrбs de otra, con rapidez. Los dos tйcnicos cayeron al suelo; Naru casi consiguiу esquivar el rayo pero la nube lo paralizу. Por el momento. Se derrumbу sobre la mesa como un jabalн que se hunde en un pantano, la voz reducida a un gruсido incomprensible.
Nadina corriу hacia la mesa de las Llaves, las puso sobre las tъnicas y se las llevу a Pel. Pel tomу el anillo y probу:
— No… йsa no…
Miles dirigiу una mirada a la puerta, que seguнa cerrada y se mantendrнa asн hasta que el lector recibiera a una palma autorizada. Quiйn estaba autorizado? Kety… Naru, que ya estaba dentro… algъn otro? Pronto lo averiguaremos.
— No… — seguнa diciendo Pel-. Y si son todas falsas…? No…
— Claro que son todas falsas — comprendiу de pronto Miles-. La verdadera tiene que estar… — Empezу a seguir los cables de la comuconsola del tйcnico en decodificaciуn. Todos iban hacia una caja, escondida detrбs del equipo y la caja tenнa… otra Gran Llave. Pero йsa estaba en un rayo-luz de comunicaciones, que llevaba las seсales de los cуdigos-. ЎAquн! — Miles la arrancу del lugar y se la devolviу a Pel-. Tenemos la Llave, tenemos a Nadina, sabemos lo que necesitamos de Naru, lo tenemos todo. Larguйmonos.