De cerca, el emperador haut Fletchir Giaja parecнa mбs alto y mбs delgado que cuando Miles lo habнa visto de lejos en las ceremonias fъnebres. Tambiйn parecнa mбs viejo, a pesar del cabello negro. Por el momento, llevaba ropa informal, siempre dentro de los estбndares imperiales: apenas una media docena de capas de tela blanca sobre la malla masculina holgada, pero el blanco era cegador, como correspondнa a su papel como primer afectado por la tragedia de la muerte de la emperatriz.
A Miles no le asustaban los emperadores, pero Yenaro casi se tambaleу como si fuera a desmayarse y hasta Benin se movнa con extrema formalidad frente a Fletchir. Miles se habнa criado como hermano adoptivo del emperador Gregor y en algъn lugar de su mente el tйrmino emperador estaba relacionado con una definiciуn como alguien con quien lugar al escondite. En el contexto de Cetaganda, esas suposiciones podнan ser algo asн como un campo psicolуgico minado. Ocho planetas y mayor que papб, se recordу Miles, tratando de inculcarse una deferencia apropiada frente a la ilusiуn de poder que pretendнa suscitar la parafernalia imperial. En un extremo de la habitaciуn, una silla se elevу del suelo para recibir lo que Gregor hubiera llamado sardуnicamente El Culo Imperial. Miles se mordiу los labios.
Por lo visto, iba a ser una audiencia muy privada, porque Giaja dirigiу una indicaciуn a Benin para que se acercara y le hablу en voz baja. Benin despidiу al guardia de Yenaro. Sin йl, quedaron sуlo los tres barrayareses, las dos consortes planetarias, ademбs de Rian, Benin, el emperador y Yenaro. Nueve, el quуrum tradicional para un juicio.
Bueno, siempre era mejor que enfrentarse a Illyan. Tal vez el haut Fletchir Giaja no solнa utilizar el sarcasmo como arma dialйctica. Pero cualquier pariente de esas mujeres haut tenнa que ser peligroso e inteligente. Miles tragу saliva para ahogar un estallido de explicaciones y balbuceos. Espera que te hablen primero, muchacho.
Rian parecнa pбlida y grave, pero eso no significaba nada: Rian siempre parecнa pбlida y grave. Una ъltima punzada de deseo se convirtiу en una brasa furtiva y pequeсa en el corazуn de Miles, una brasa secreta y enquistada como un tumor. Pero todavнa temнa por ella. Ese miedo le enfriaba el pecho.
Lord Vorkosigan — rompiу el silencio la voz de barнtono de Fletchir Giaja, una voz exquisita.
Miles reprimiу la tentaciуn de mirar a su alrededor: despuйs de todo no habнa ningъn otro lord Vorkosigan presente; dio un paso adelante y se puso en posiciуn de descanso, como en un desfile.
— Seсor.
— Todavнa no… no entiendo cuбl ha sido su papel en los hechos de los ъltimos dнas. Y cуmo llegу a desempeсar ese papel.
— Mi papel era el de chivo expiatorio, seсor; el gobernador Kety me lo concediу. Pero yo no cumplн con el papel que me asignaron.
El emperador frunciу el ceсo frente a esa respuesta no del todo directa.
— Explнquese.
Miles mirу a Rian.
— Todo?
Ella inclinу la cabeza en un gesto casi imperceptible.
Miles cerrу los ojos en una plegaria breve y confusa a cualquier dios que estuviera escuchбndole, los abriу de nuevo y se lanzу una vez mбs a la descripciуn de su primer encuentro con Ba Lura en el vehivaina personal; esta vez, el relato incluнa a la Gran Llave. Por lo menos, la escena tenнa la ventaja de ser la confesiуn que le debнa a Vorreedi, confesiуn extraсa en un lugar donde el jefe de Seguridad tenнa totalmente prohibido reaccionar o hacer comentarios.
Vorreedi, un hombre sorprendente, no dejу traslucir emociуn alguna, excepto por un mъsculo rebelde que le saltaba por encima de la mandнbula.
— En cuanto descubrн a Ba Lura en la rotonda del funeral, degollado — siguiу diciendo Miles-, me di cuenta de que mi desconocido oponente me habнa puesto en la posiciуn lуgicamente imposible de tener que negar una negaciуn. Ahora que me habнan obligado a meter las manos en la llave falsa mediante el truco de Ba Lura, no habнa forma de probar que Barrayar no habнa efectuado el cambio, excepto con el testimonio real del ъnico testigo ocular que ahora estaba frente a mн, en el suelo, muerto. O localizando la Gran Llave verdadera. Y eso fue lo que me propuse. Y si la muerte de Ba Lura no era un suicidio sino un asesinato sumamente complejo que se querнa hacer pasar por suicidio, era evidente que alguien de nivel muy alto en la Seguridad del Jardнn Celestial estaba cooperando con los asesinos. Eso significaba que no me convenнa acercarme a Seguridad Cetagandana y pedir ayuda. Pero despuйs alguien asignу el caso al ghemcoronel Benin, y seguramente le dijo que su carrera se verнa muy beneficiada si se conseguнa un rбpido veredicto de suicidio. Alguien que subestimу completamente las habilidades de Benin como oficial de Seguridad — — y sus ambiciones-. A propуsito, no fue el ghemgeneral. Naru?
Benin asintiу; habнa un leve brillo en su mirada.
— Por la razуn que fuera, Naru decidiу que el ghemcoronel Benin oficiarнa bien de chivo expiatorio. Recurrir a chivos expiatorios se estaba convirtiendo ya en un modus operandi de las operaciones del grupo, como usted sabrб si ya ha interrogado a lord Yenaro… — Miles levantу una ceja y mirу a Benin-. Veo que ha dado con lord Yenaro antes que los agentes de Kety. Creo que a pesar de todo, me alegro.
— Tiene toda la razуn del mundo — le contestу Benin con tranquilidad-. Lo encontramos anoche… a йl y a su alfombra, un objeto muy interesante, por cierto. Su relato fue crucial para que yo respondiera como lo hice cuando llegу la… la sъbita explosiуn de informaciуn y demandas de ayuda por parte de su primo…
— Ya veo. — Miles cambiу el peso del cuerpo de una pierna a la otra: su posiciуn de descanso se estaba torciendo un tanto. Se frotу la cara porque no parecнa el lugar ni el momento mбs adecuado para rascarse entre las piernas.
— Su situaciуn fнsica le exige tomar asiento? — preguntу Benin, repentinamente solнcito.
— No se preocupe. — Miles respirу hondo-. La primera vez que el ghemcoronel Benin me interrogу, tratй de dirigir su atenciуn hacia las sutilezas de la situaciуn. Por suerte, el ghemcoronel es un hombre sagaz y su lealtad a usted — y a la verdad— tuvo mбs peso que las veladas amenazas de Naru.
Benin y Miles intercambiaron miradas francas y llenas de agradecimiento.
— Kety tratу de entregarme al Criadero Estrella con la falsa acusaciуn de Ba Lura — prosiguiу Miles-. Pero por suerte, los tнteres volvieron a rebelarse. Quiero felicitar a la haut Rian por su reacciуn serena frente a una emergencia. No perdiу la cabeza y no se dejу llevar por el pбnico: eso me permitiу seguir adelante con mi plan para limpiar el honor de Barrayar. Ella… ella es una honra para los haut. — Miles la mirу, ansioso, tratando de encontrar alguna seсal de complicidad en esa cara impasible. Dуnde estamos?, pero ella siguiу mirando al frente, atenta y lejana, como si la pantalla de fuerza de la hautburbuja se hubiera incorporado a su piel-. La haut Rian sуlo tuvo una preocupaciуn: el futuro de los haut. No pensу en su propia seguridad ni en su carrera. — Aunque, claro, la definiciуn de el futuro de los haut era discutible-. Yo dirнa que la fallecida Augusta Madre eligiу bien a la Doncella.
— Eso no es algo que le corresponde juzgar a usted, barrayarйs — dijo lentamente el haut Fletchir Giaja.
Miles no supo descifrar si el tono de la frase era divertido o enojado.
— Discъlpeme usted, seсor, pero le aseguro que yo no me ofrecн voluntario para esta misiуn. Me empujaron a ella. Para bien o para mal, mis juicios nos han traнdo hasta aquн.
Giaja pareciу sorprendido, hasta cierto punto atуnito, como si nunca le hubieran devuelto en la cara una de sus amables insinuaciones.
Benin se puso tenso y Vorreedi hizo un gesto de horror con el cuerpo. Ivan suprimiу una sonrisa de apenas un milнmetro y siguiу con su rutina de Hombre Invisible.
El Emperador desviу la conversaciуn hacia otro terreno.
— Y cуmo se vio usted involucrado con lord Yenaro?
— Mmm… desde mi punto de vista, quiere usted decir? — Sin duda Benin ya le habнa presentado el testimonio de Yenaro y era evidente que el Emperador estaba controlando a sus testigos. Con frases cuidadosamente neutrales, Miles describiу las tres ocasiones en que los enviados de Barrayar habнan sido el blanco de las bromas cada vez mбs letales de Yenaro. Insistiу en sus propias teorнas sobre lord X. La cara de Vorreedi cambiу a un color cada vez mбs verdoso cuando Miles narrу el episodio de la alfombra. Miles agregу con cuidado-: En mi opiniуn, que creo probada por el incidente de la bomba de asterzina, lord Yenaro era una vнctima, tanto como yo e Ivan. Ese hombre no es un traidor. — Miles suprimiу por completo el principio de una sonrisa en su propia cara-. No podrнa hacer algo asн, no tiene arrestos suficientes.
Yenaro se retorciу, pero siguiу guardando silencio. Sн, insistamos con la sugerencia de que se nos debe algo de piedad imperial a todos los presentes, asн tal vez haya alguna para el que mбs la necesita.
Benin hizo un gesto a Yenaro que, con una voz inexpresiva, confirmу el relato de Miles. Benin llamу a un guardia y pidiу que se llevaran al ghemlord. Quedaron ocho en el centro del interrogatorio imperial. Seguirнan saliendo uno tras otro hasta que no quedara mбs que uno?