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— Es eso lo que pasу? — murmurу Miles-. En serio? — Es йsa la razуn por la que estoy tan desesperado? Es йsa la razуn por la que quiero que la historia tenga otro sentido, cualquier sentido menos йse? A la idea de Ivan no le faltaba lуgica. El viejo ba, encargado y responsable de transportar el precioso objeto, pierde la Gran Llave a manos de unos bбrbaros extranjeros, confiesa su desgracia a su seсora y se mata para expiar sus culpas. Listo. De pronto, Miles tenнa nбuseas-. Pero… si la llave era tan importante… por quй no estaba rodeado de un escuadrуn de ghemguardias imperiales?

— ЎDios, Miles! ЎOjalб hubiera habido guardias!

Un golpe firme en la puerta. Miles apagу rбpidamente la comuconsola y abriу la cerradura.

— Adelante.

El embajador Vorob'yev entrу en la habitaciуn y le dirigiу una inclinaciуn de cabeza mбs o menos cordial. Llevaba un montуn de papeles perfumados, de colores delicados.

— Hola, milores. Le ha resultado ъtil su clase con Maz, lord Vorkosigan?

— Sн, seсor — dijo Miles.

— Me alegro. Lo suponнa. Esa mujer es muy competente. — Vorob'yev levantу los papeles-. Mientras ustedes estaban con ella, llegу esta invitaciуn para los dos, de lord Yenaro. Junto con varias sinceras disculpas por el incidente de anoche. Seguridad de la embajada abriу, rastreу y analizу quнmicamente la escultura. Informaron que los йsteres eran inocuos. — Con ese pronunciamiento sobre Seguridad, le entregу los papeles a Miles-. Ustedes deciden si quieren aceptar. Si considera que el infortunado efecto colateral del campo de fuerza de la escultura fue un accidente, lord Vorkosigan, tal vez convendrнa que asistiera a la fiesta. Completarнa la disculpa y todo quedarнa reparado.

— Ah, claro que iremos… — La disculpa y la invitaciуn estaban escritas a mano en el mejor estilo cetagandano-. Pero voy a mantener los ojos bien abiertos. Ah… no volvнa hoy el coronel Vorreedi?

Vorob'yev hizo una mueca.

— Le han surgido unos aburridos problemas. Pero en vista del extraсo incidente en la embajada marilacana, ya lo he dispuesto todo para que lo sustituyan maсana mismo. Desea usted un guardaespaldas? No abiertamente, claro, eso serнa otro insulto…

— Mmmm… Tenemos un conductor, no es cierto? Que sea un hombre entrenado, y quiero comunicaciуn con йl. Comus. Y que no se aleje mucho, por si acaso.

— Muy bien, lord Vorkosigan. Ahora mismo lo dispongo. — Vorob'yev asintiу-. Y… en cuanto al incidente de la rotonda…

A Miles le latнa el corazуn.

— Sн?

— Por favor, no vuelva a separarse del grupo.

— Recibiу usted una queja? — Y de quiйn?

— Uno aprende a interpretar ciertas miradas heridas. Los cetagandanos considerarнan poco correcto protestar… pero si los incidentes desagradables se acumulan…, no creo que les parezca tan poco correcto tomarse algъn tipo de venganza indirecta y extraсa. Ustedes dos se irбn dentro de diez dнas, pero yo tengo que seguir aquн mucho tiempo. Por favor, no me hagan el trabajo mбs difнcil de lo que ya es…

— Entendido, seсor — dijo Miles con voz alegre.

Ivan parecнa hondamente preocupado: no pensarнa confesбrselo todo a Vorob'yev? Todavнa no, porque el embajador saliу sin que Ivan se arrojara a sus pies.

— Por poco no es suficiente para un guardaespaldas — seсalу apenas la puerta se sellу otra vez.

— Ah, entonces estбs empezando a ver las cosas a mi manera, no? Pero si vamos a casa de Yenaro, no puedo evitar el riesgo. Tengo que comer, beber y respirar… todas rutas de ataque que un guardia armado no tiene muchos medios de controlar. De todos modos, mi mayor defensa es que serнa un terrible insulto para el emperador cetagandano si alguien de una delegaciуn extranjera quedara realmente lastimado en las ceremonias del funeral de su augusta madre. Yo predigo que, si es que ocurre algъn otro incidente, serб igualmente sutil y no fatal. — E igualmente enfurecedor, claro estб.

— Ah, sн? Cuando ya hay una baja definitiva? — Ivan se quedу callado por un tiempo-. Crees que… todos estos incidentes estбn relacionados? — Hizo un gesto con la cabeza hacia los papeles perfumados que Miles sostenнa en la mano y el cajуn del escritorio de la comuconsola-. Admito que no sй de quй modo podrнan relacionarse.

— Te parece que se puede tratar de simples coincidencias?

— Mmmm… — Ivan frunciу el ceсo mientras reflexionaba la respuesta-. Y dime — dijo, seсalando otra vez el escritorio y el cajуn-: Cуmo piensas sacarte de encima el aparatito de la emperatriz?

Miles torciу la boca en una sonrisa al reparar en la diplomбtica construcciуn que Ivan habнa utilizado para la frase.

— No te lo puedo decir por el momento. — Sobre todo, porque no lo sй. No todavнa. Pero la haut Rian Degtiar tenнa que estar pensбndolo en ese mismo momento. Miles toqueteу, distraнdo, el ojo de Horus plateado, insignia de SegImp, prendido al cuello negro de su uniforme-. La reputaciуn de una dama estб en juego.

Los ojos de Ivan adquirieron una expresiуn burlona por la forma en que Miles habнa aludido a las relaciones personales de su primo.

— A la mierda con eso. En serio estбs haciendo algo secreto para Simуn Illyan?

— Si fuera asн, no podrнa decнrtelo, no te parece?

— No tengo la menor idea. Mierda. — Ivan lo mirу, frustrado, durante otro momento y luego se encogiу de hombros-. De todos modos, es tu funeral, no el mнo…

5

— Pare ahн — dijo miles al conductor del auto de superficie. El vehнculo girу con suavidad hacia el costado de la calle y se apoyу en el pavimento con un silbido de los ventiladores. Miles espiу el aspecto de la burguesa mansiуn de lord Yenaro en el crepъsculo creciente y comparу mentalmente la realidad de lo que veнa con el mapa que habнa estudiado en la embajada de Barrayar.

Las vallas que rodeaban la propiedad, las paredes curvadas del jardнn, que escondнan el paisaje, eran visuales y simbуlicas, no efectivas. Ese lugar estaba diseсado como una fortaleza de privilegio. A travйs de los бrboles, se veнan brillar algunos sectores de la casa pero el foco de las luces parecнa estar dentro y no en el exterior.

— Control de comus, milores? — pidiу el conductor. Miles e Ivan sacaron los aparatos del bolsillo y repasaron los cуdigos-. Muy bien, milores.

— Quй apoyo tenemos? — preguntу Miles.

— Tengo tres unidades dentro del бrea de llamada.

— Espero que haya un tecnomed incluido.

— En el vueloliviano. Con equipo completo. Puedo ponerlo dentro del patio de lord Yenaro en cuarenta y cinco segundos.

— Me parece suficiente, no espero un ataque frontal. Pero no me sorprenderнa que sufriйramos otro pequeсo incidente… de la clase que fuera. Creo que vamos a ir caminando. Quiero formarme una idea general del lugar.

— Sн, milord. — El conductor abriу el auto. Miles e Ivan lo dejaron solo en su puesto.

— A esto le llaman pobreza entre las clases altas? — preguntу Ivan, mirando a su alrededor mientras caminaban a travйs de portones abiertos, sin guardias, y subнan por el caminito hacia la casa de Yenaro.

Ah, sн. Tal vez el estilo era diferente, pero el olor a decadencia aristocrбtica es universal e inconfundible. Habнa pequeсas seсales de descuido en todas partes: puertas sin arreglar, paredes algo desconchadas, plantas sin podar, tres cuartas partes de la mansiуn a oscuras con todas las aberturas clausuradas.