Brothers in Arms (enero de 1989)
Borders of Infinity (octubre de 1989) — premios Nebula 1989 y Hugo 1990 por «Las montaсas de la aflicciуn» y premio Analog 1989 por «Laberinto», ambas novelas cortas incluidas en el libro.
FRONTERAS DEL INFINITO, NOVA ciencia ficciуn nъmero 44
The Vor Game (septiembre de 1990) —premio Hugo 1991
EL JUEGO DE LOS VOR, NOVA ciencia ficciуn nъmero 57; Barrayar (octubre de 1991) — premios Hugo y Locus 1992
BARRAYAR, NOVA ciencia ficciуn nъmero 60; Mirror Dance (marzo de 1994) — premios Hugo y Locus 1995
DANZA DE ESPEJOS, NOVA ciencia ficciуn nъmero 78; Cetaganda (enero de 1996)
CETAGANDA, NOVA ciencia ficciуn nъmero 89
Como ya indicaba en otra de estas presentaciones, Lois McMaster Bujold con sus tres novelas de 1986, tanteу al principio diversos personajes posibles: los padres de Miles en SHARDS OF HONOR, el mismo Miles en EL APRENDIZ DE GUERRERO y la comandante Elli Quinn en ETHAN OF ATHOS. El impresionante йxito popular de EL APRENDIZ DE GUERRERO sumado al gran atractivo de un personaje como Miles Vorkosigan, han llevado a que sea йste quien se haya convertido en el protagonista central y en el personaje emblemбtico de una de las mejores y mбs amenas series de la moderna space opera, un subgйnero esencial en la ciencia ficciуn. No obstante, Bujold ha continuado narrando, por ejemplo, las aventuras de los padres de Miles en BARRAYAR (1991), obteniendo de nuevo el reconocimiento y el favor del pъblico lector.
Para algunos comentaristas, como Faren Miller de Locus, CETAGANDA es una obra menor dentro de la serie. Es un juicio posible si se compara esta novela con algunas de las mбs recientes de la serie, por ejemplo BARRAYAR o DANZA DE ESPEJOS, y sobre todo si se mantiene un criterio de «trascendencia» que no comparto. Es cierto que CETAGANDA carece de la riqueza de un personaje como Mark, el clon de Miles y eje de DANZA DE ESPEJOS. Pero nadie puede negar que CETAGANDA mantiene la riqueza de una narraciуn de aventuras y una trama casi policial ambientada en una sociedad extraсa y un tanto incomprensible al igual que ocurrнa, por ejemplo, en BARRAYAR.
Dйjenme reivindicar, de pasada, el aspecto lъdico de leer una buena novela policнaca con una ambientaciуn social y tecnolуgica tнpica de la ciencia ficciуn. Porque eso es lo que se encuentra en CETAGANDA, a la que un editor mбs atrevido hubiera titulado, por ejemplo «Ocho sбtrapas» recordando agresivamente a esos «Diez negritos» de Agatha Christie.
Gracias a la ingenierнa genйtica, el imperio de Cetaganda estб regido por dos clases hegemуnicas: los imperiales haut y los militares ghem, que recuerdan en cierta forma a los samurais y shoguns del Japуn clбsico. Йse es el entorno social, extraсo y poco conocido de los protagonistas, donde transcurre la acciуn. Una acciуn que tiene mucho de intriga policial y de novela de espнas.
Miles y su primo Ivбn, como representantes diplomбticos del imperio de Barrayar, han de asistir al funeral de la recientemente fallecida emperatriz del imperio de Cetaganda. En un entorno social ajeno y extraсo, Miles se involucra (digamos que involuntariamente…) en la polнtica interna de Cetaganda. Deberб actuar con la inteligencia de un experto detective y con la paranoica habilidad de un consumado espнa para resolver un misterioso asesinato y, en definitiva, anular un complot que amenaza la continuidad de todo el programa genйtico de Cetaganda y cuyas consecuencias tambiйn pueden perjudicar a Barrayar.
En realidad, cual nuevo Sherlock Holmes de la galaxia, Miles acaba asumiendo la misiуn (que nadie le ha encomendado, por cierto…) de desentraсar un enigma que pone en peligro a todo un imperio. Casi nada.
Si es la primera vez que se acercan a las aventuras de los Vorkosigan, les darй, para terminar, la mбs calurosa bienvenida al maravilloso mundo del «bajito» Miles. Si son ustedes lectores asiduos de la serie, reconocerбn conmigo que Lois McMaster Bujold lo ha logrado otra vez. Pasen y diviйrtanse de nuevo.
Cetaganda
A Jim y Toni
1
— Cуmo era? «La diplomacia es el arte de la guerra llevado a cabo por otros hombres» — preguntу Ivбn— o al revйs? «La guerra es la diplomacia…»?
— «Toda diplomacia es una continuaciуn del arte de la guerra por otros medios» — recitу Miles-. Chou En Lai, siglo XX. Tierra.
— Ey, quй eres? Un diccionario de citas ambulante?
— Yo no, pero el comodoro Tung sн. Colecciona Dichos de Antiguos Sabios Chinos y me obliga a memorizarlos.
— Y el viejo Chou, era diplomбtico… o soldado?
El teniente Miles Vorkosigan meditу la respuesta.
— Supongo que fue diplomбtico.
Los cinturones de seguridad de Miles lo sujetaron: se estaban encendiendo los cohetes. El vehivaina personal donde viajaban йl e Ivбn, uno frente al otro en solitario esplendor, se inclinу hacia un costado. Los dos asientos ocupaban los lados del corto fuselaje. Miles estirу el cuello para echar un vistazo por encima de los hombros del piloto: querнa ver el planeta que giraba mбs abajo.
Eta Ceta IV, corazуn y mundo madre del floreciente imperio cetagandano. Miles estaba seguro de que ocho planetas desarrollados y el mismo nъmero de dependencias aliadas y gobiernos tнtere podнan ser definidos como un imperio extenso segъn los parбmetros de cualquier observador. Claro que eso no significaba que los ghemlores cetagandanos no quisieran expandirse un poco mбs, a expensas de sus vecinos, a ser posible.
Pero a pesar de la gran extensiуn del paнs, las naves militares cetagandanas sуlo podнan pasar de una en una en los saltos de agujero de gusano. Como todo el mundo.
El problema era que algunos tenнan naves enormes, mierda.
La irisada lнnea nocturna se deslizaba a lo largo del borde del planeta mientras el vehivaina personal seguнa recorriendo las уrbitas que lo llevaban de la nave correo imperial de Barrayar, que acababan de dejar, a la estaciуn de transferencia cetagandana que los esperaba mбs abajo. La noche tenнa un brillo impresionante. Los continentes estaban baсados con una lluvia de motas luminosas, como iluminados por las hadas. Miles tenнa la impresiуn de que era posible leer bajo el brillo de aquella civilizaciуn, como bajo la luz de una luna llena. Barrayar, el planeta madre que compartнa con Ivбn, se le antojaba de pronto como una vasta tela absolutamente negra, con sуlo algunas chispas de ciudades aquн y allб. El bordado de alta tecnologнa de Eta Ceta era claramente… barroco. Sн, una esfera con demasiada ropa encima, como una mujer recargada de joyas. De mal gusto, pensу Miles, tratando de convencerse a sн mismo. No soy un patбn provinciano. No me dejarй impresionar. Soy lord Vorkosigan, noble y oficial.
Claro que el teniente lord Ivбn Vorpatril tambiйn lo era, pero eso no llenaba de confianza a Miles. Mirу a su primo, que tambiйn estiraba el cuello, los ojos бvidos, los labios entreabiertos, bebiendo la imagen de su destino, allб abajo. Por lo menos, Ivбn tenнa el aspecto de un oficial diplomбtico: alto, de cabello negro, atildado, una sonrisa fбcil siempre marcada en su atractivo rostro. El uniforme verde de fajina le sentaba de maravilla. La mente de Miles se deslizу, con la insidiosa facilidad de las malas costumbres, a una comparaciуn llena de envidia.