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Un bulto entre los бrboles: la casa, aparentemente desierta. Pero doblaron a la derecha sobre un camino invadido por la vegetaciуn. La figura encapuchada se detuvo a separar ramas mojadas frente a la cara de Miles y luego volvieron al arroyo. Emergieron en un claro amplio donde se alzaba un pabellуn de madera, un lugar para comer al aire libre, sin duda. Habнa un pequeсo lago ahogado por las plantas acuбticas, que superaban en mucho a unos pocos lotos. Cruzaron el agua sobre un puente, que crujiу de tal modo que Miles se alegrу momentбneamente de no ser mбs corpulento. Un brillo tenue, familiar, perlado emanaba de las aberturas del pabellуn, cubiertas por la vegetaciуn. Miles tocу la Gran Llave escondida en la tъnica para buscar seguridad. Bueno. Aquн viene.

Miles pasу junto a las ramas que apartaba su guнa ba y obedeciу un gesto indicativo, entrу y lo dejу atrбs, de guardia. Con cautela, Miles avanzу un paso hacia el interior del edificio, pequeсo, redondeado.

La haut Rian Degtiar o una copia muy fiel de ella estaba sentada, O de pie, o algo, a unos pocos centнmetros del suelo, como siempre, en una esfera pбlida y translъcida. Parecнa ocupar una silla— flotante. La luz era mбs leve, apenas un brillo furtivo. Espera. Deja que ella dй el primer paso. El momento se prolongу. Miles empezу a temer que la conversaciуn terminara siendo tan inconexa y absurda como la ъltima, pero justo en ese momento ella hablу con la misma voz sin aliento, distorsionada por la transmisiуn.

— Lord Vorkosigan. Esta entrevista, que usted me solicitу, es para ver cуmo podemos arreglar que usted me devuelva mi…

— La Gran Llave — la interrumpiу Miles.

— Ya ha averiguado lo que es?

— He estado haciendo investigaciones desde nuestra primera charla.

Ella gimiу.

— Quй quiere usted de mн? Dinero? No tengo. Secretos militares? No conozco ninguno.

— No se ponga coqueta conmigo y no tenga miedo, milady. Le pido muy poco. — Miles se abriу la tъnica y sacу la Gran Llave.

— Alн… Ўla tiene aquн, aquн mismo! ЎDйmela! — La perla dio un salto hacia delante.

Miles retrocediу.

— No tan rбpido. La he tenido estos dнas, no le he hecho ningъn daсo y se la pienso devolver. Pero siento que merezco algo a cambio. Solamente quiero saber cуmo me la entregaron, si fue un error y por quй.

— ЎNo es asunto suyo, barrayarйs!

— Tal vez no. Pero mi instinto me dice que esto es una trampa, contra mн o contra Barrayar a travйs de mi persona, y como oficial de SegImp de Barrayar lo considero asunto mнo. Muy mнo, se lo aseguro. Estoy dispuesto a decirle a usted lo que vi y oн al respecto, todo, pero usted debe devolverme el favor. Para empezar, quiero saber quй hacнa Ba Lura con uno de los objetos mбs importantes de la emperatriz en una estaciуn espacial.

Ella bajу la voz y hablу con tono confuso y duro.

— Estaba robando. Ahora devuйlvame la Gran Llave.

— Una llave. Una llave no tiene valor sin una cerradura. Supongo que es una bonita antigьedad, pero si Ba Lura estaba planeando un cуmodo retiro con fondos privados, seguramente hubiese encontrado objetos mucho mбs valiosos en el jardнn Celestial. Cosas mбs valiosas, cuya sustracciуn puede pasar desapercibida durante mucho mбs tiempo. Ba Lura pensaba hacerle chantaje? Por eso lo asesinу? — Una acusaciуn totalmente absurda: la hautlady y Miles eran coartada una del otro, pero йl sentнa curiosidad. Querнa ver cуmo reaccionaba.

La respuesta fue instantбnea.

— ЎVil barr…! Yo no llevй a Lura a su muerte. ЎSi hay alguien responsable, йse es usted!

Dios, espero que no.

— Tal vez tenga usted razуn… y en ese caso, tengo que saberlo, seсora… Usted sabe que no hay nadie de Seguridad cetagandana en kilуmetros a la redonda en este momento, o usted les ordenarнa que me arrebataran ese objeto y arrojaran mi cadбver al callejуn mбs cercano. Por quй no hay nadie de Seguridad? Por quй robу la Gran Llave su ba? Por simple placer? Colecciona objetos imperiales o algo asн?

— ЎMe da asco!

— Entonces a quiйn querнa vendйrselo?

— ЎVender! ЎEso no!

— ЎJa! ЎEntonces usted sabe a quiйn se la llevaba!

— No exactamente… — Ella dudу-. Algunos secretos no me pertenecen y no estoy en libertad de entregarlos… Pertenecen a la Seсora Celestial.

— A quien usted sirve.

— Sн.

— Incluso despuйs de la muerte.

— Sн. — Habнa una nota de orgullo en su voz.

— Y a quien Ba Lura engaсу… Incluso en la muerte.

— ЎNo! Engaсar no… Tuvimos un desacuerdo.

— Un desacuerdo honesto?

— Sн.

— Entre un ladrуn y una asesina?

— ЎNo!

Claro que no, pero la acusaciуn habнa levantando su coraza. Descubriу cierto sentimiento de culpa, ahн. Sн, hбbleme de culpa, milady.

— Mire, se lo pondrй mбs fбciclass="underline" empezarй yo. Ivan y yo estбbamos llegando a Eta Ceta. Venнamos desde la nave correo de Barrayar en un vehivaina personal. Nos metieron en un compartimiento de embarque, un compartimiento de carga. Ba Lura, vestido con el uniforme de la estaciуn, con una peluca mal puesta, subiу al vehivaina en cuanto se abriу el portal y metiу la mano para buscar lo que me pareciу un arma. Lo atacamos y le arrebatamos un destructor nervioso. Y esto. — Miles levantу la Gran Llave-. Se nos escapу y yo me guardй esto en el bolsillo hasta que averiguбramos algo mбs. Cuando volvн a ver a Ba Lura estaba muerto en un charco de su propia sangre en el suelo de la rotonda funeraria. A decir verdad, me puse muy nervioso. Ahora le toca a usted, seсora. Dice que Ba Lura le robу la llave. Cuбndo se dio cuenta?

— La echй de menos… ese mismo dнa.

— Y cuбnto tiempo calcula que transcurriу desde que йl se la apropiу? Cuбndo la habнa visto por ъltima vez?

— No la usamos todos los dнas debido al perнodo de luto por la Seсora Celestial. La vi cuando ordenй los objetos reales… dos dнas antes…

— Asн que podrнa haberla sustraнdo tres dнas antes de que usted lo notara. Cuбndo desapareciу Ba Lura?

— No… no estoy segura. Lo vi la noche anterior.

— Eso reduce las posibilidades. Asн que el ъnico momento en que Ba Lura pudo haberse apropiado de la llave fue la noche anterior. Los servidores ba pasan libremente por las puertas del jardнn Celestial?

— Por supuesto. Nosotras no hacemos nada en el exterior. Eso es cosa de los ba.

— Y Ba Lura volviу… cuбndo?

— La noche de su llegada, lord Vorkosigan. Pero no quiso verme. Dijo que se encontraba mal. Pude haber ordenado que viniera pero… no quise hacer algo tan indigno.

Entonces sн estaban juntos en esto…

— Fui a ver a Ba Lura por la maсana. Entonces, me lo contу todo. Lura querнa llevarle la Llave a… alguien y entrу en el compartimiento equivocado.

— Entonces alguien tenla que suministrarle un vehivaina? Alguien lo esperaba en una nave en уrbita?

— ЎYo no he dicho nada de eso!

Sigue asн, presiona un poco. Estб funcionando. Pero se sentнa un poco culpable por esa forma de asediar a la vieja dama, aunque fuera para ayudarle… presumiblemente para ayudarle. No la dejes escapar.

— Asн que Ba Lura se introdujo en nuestro vehivaina y… cуmo sigue la historia? ЎDнgame!

— Unos soldados barrayareses atacaron a Ba Lura y le robaron la Gran Llave.

— Cuбntos soldados?

— Seis.

Los ojos de Miles se abrieron un poco mбs en un gesto de alegrнa.

— Y despuйs?

— Ba Lura rogу por su vida y por su honor, pero ellos se rieron, lo rechazaron y se alejaron.

Mentiras, por fin mentiras. Sin embargo… Ba Lura era humano. Cualquiera que mete la pata de esa forma reinventa la historia para parecer menos culpable.