Pero йl tenнa lo que habнa venido a buscar: a sus ocho sospechosos artнsticamente colocados uno junto a otro para el anбlisis. Estudiу a los cuatro primeros de la lista con mбs atenciуn que a los demбs.
El gobernador de Mu Ceta era de la constelaciуn Degtiar, tнo del Emperador, aunque no tнo directo, hermanastro de la antigua emperatriz. Maz tambiйn lo estudiу con atenciуn cuando acomodу su viejo cuerpo en el asiento y alejу a sus ayudantes con movimientos temblorosos, irritados. Hacнa dos aсos que estaba en su puesto, sustituyendo al gobernador anterior que ahora estaba retirado en el exilio despuйs del fracaso de la invasiуn vervani. El hombre era muy viejo, tenнa mucha experiencia y lo habнan elegido explнcitamente para apaciguar los temores vervanнes de que se repitiera el intento. No era del tipo traidor, pensу Miles. Sin embargo, segъn el testimonio de la haut Rian, todos aquellos hombres habнan dado por lo menos un paso hacia la traiciуn, al recibir los bancos genйticos no autorizados.
El gobernador de Rho Ceta, el vecino mбs cercano de Barrayar, preocupaba mucho mбs a Miles. Haut Este Rond era de edad madura, vigoroso, hautalto aunque extraсamente pesado. Su ghemoficial se mantenнa bien lejos de los amplios movimientos del gobernador. El efecto general que daba Rond era de autoritarismo. Y era tenazmente autoritario en sus esfuerzos, diplomбticos y de cualquier otro tipo: en ese momento sus esfuerzos estaban dedicados a mejorar el acceso comercial a Cetaganda a travйs de los saltos de agujero de gusano de Komarr, controlados por Barrayar. Rond era una de las constelaciones mбs jуvenes, una constelaciуn que necesitaba expandirse. El haut Este Rond era un punto caliente, de eso no cabнa duda alguna.
Poco despuйs entrу el gobernador de Xi Ceta, vecino de Marilac, con la cabeza erguida. Haut Slyke Giaja era lo que Miles denominaba un tнpico hautlord, alto, delgado y vagamente afeminado. Arrogante, como correspondнa al hermanastro menor del Emperador. Y peligroso. Lo bastante joven como para tenerlo en cuenta, aunque era mayor que Este Rond.
El sospechoso mбs joven, haut Ilsum Kety, gobernador de Sigma Ceta, era un muchachito de apenas cuarenta y cinco aсos. Tenнa una complexiуn muy parecida a la de Slyke Giaja, que en realidad era su primo por lнnea materna, y las dos madres eran hermanastras, aunque de diferentes constelaciones. Los бrboles genealуgicos de las hautfamilias eran todavнa mбs confusos que los de los Vor. Para rastrear a todos los hijastros y hermanastros habrнa hecho falta recurrir a un tйcnico en genйtica que investigara el asunto con dedicaciуn exclusiva.
Ocho burbujas blancas flotaron hacia el valle y ocuparon un arco hacia la izquierda. Los ghemoficiales se colocaron en un arco similar a la derecha. Los oficiales se quedarнan de pie durante toda la ceremonia de la tarde, comprendiу Miles de pronto. Al parecer, ser ghemgeneral no era ninguna bicoca. Pero… alguna de esas burbujas serнa…?
— Quiйnes son esas damas? — preguntу Miles a Maz, seсalando hacia el octeto.
— Son las consortes de los gobernadores de satrapнas.
— Pero… pensй que los haut no se casaban.
— No hay nada personal en el tнtulo. Se las designa centralmente, como a los gobernadores.
— No las nombran los gobernadores? Y quй funciуn cumplen? Secretarias sociales?
— No. Las elige la emperatriz. La representan en los asuntos relacionados con el Criadero Estrella. Los haut que viven en las satrapнas mandan sus contratos genйticos a travйs de las consortes al banco genйtico central en el Jardнn Celestial, donde se realizan las fertilizaciones y alteraciones genйticas. Las consortes tambiйn supervisan la devoluciуn de los replicadores uterinos con los fetos vivos a sus padres. Estoy segura de que es el envнo mбs poco frecuente de todo el imperio cetagandano… un envнo anual para cada planeta.
— Es decir que las consortes viajan a Eta Ceta una vez al aсo personalmente para supervisar los envнos?
— Sн.
— Ah… — Miles se acomodу en la silla, con una mirada fija. Ahora se daba cuenta de cуmo habнa funcionado el plan de la emperatriz Lisbet, ahora veнa los canales vivientes que habнa usado la emperatriz para comunicarse con los gobernadores. Si cada una de esas consortes no estaba involucrada hasta las cejas en el complot, йl era capaz de comerse las botas. Diecisйis, tengo diecisйis sospechosos, no ocho. Ay, Dios… Y йl que habнa venido a la ceremonia con la esperanza de reducir la lista… Pero la conclusiуn lуgica era que la persona que hubiera asesinado a Ba Lura tal vez no habнa tenido que robar ni pedir prestada una de las burbujas de hautlady. Tal vez tenнa una-. Y las consortes trabajan junto a los gobernadores de satrapнas?
Maz se encogiу de hombros.
— A decir verdad, no lo sй. No necesariamente, supongo. Sus бreas de responsabilidad son muy distintas.
Apareciу un mayordomo en el centro del escenario. Hizo un gesto. Todas las voces del valle se acallaron. Todos los hautlores se dejaron caer de rodillas sobre almohadones que habнan dispuesto frente a los bancos. Todas las burbujas blancas se movieron en el aire hacia arriba y hacia abajo. Miles todavнa estaba preguntбndose cuбntas de las hautladies hacнan trampa y se saltaban las reglas de las ceremonias. Despuйs de un momento de silencio expectante, llegу el Emperador, escoltado por guardias vestidos de blanco y rojo sangre, con la cara pintada como el cuerpo de una cebra, un aspecto terrible si se consideraba frнamente. Miles los contemplу con ese espнritu no por el maquillaje sino porque sabнa los nervios y la ansiedad que recorrнan el нndice apoyado en el gatillo de los hombres que tenнan la terrible responsabilidad de la vida del Emperador en sus manos.
Era la primera vez en su vida que Miles veнa al Emperador cetagandano en persona. Estudiу al hombre con la avidez con que habнa estudiado a los gobernadores de las satrapнas. El emperador haut Fletchir Giaja era alto, delgado, con la cara de halcуn que tambiйn tenнan sus primos, el cabello sin rasgos de gris a pesar de sus setenta y tantos aсos. Un superviviente: habнa llegado a su rango a una edad fantбsticamente temprana para un cetagandano, menos de treinta aсos y habнa pasado de una juventud titubeante a una madurez aparentemente sуlida como el hierro. Se sentу con movimientos seguros y armoniosos, serenos y confiados. Rodeado por traidores que le hacнan reverencias. A Miles se le escapу un resoplido y respirу hondo, aturdido por la ironнa. El mayordomo hizo otra seсal y todo el mundo volviу a su asiento guardando un silencio sorprendente.
La presentaciуn de los poemas elegнacos en honor de la difunta haut Lisbet Degtiar empezaba con las voces de los jefes de las constelaciones menores. Los poemas estaba compuestos en media docena de tipos formales, todos cortos, por suerte. Miles quedу muy impresionado con la elegancia, la belleza y la aparente profundidad de sentimiento de las primeras tres ofrendas. El recitado tenнa que ser una especie de tortura formal, como hacer un juramento o casarse, uno de esos momentos en el que los preparativos son mucho mбs prolongados que la ocasiуn final. Se habнan tomado todas las precauciones posibles para cada uno de los movimientos, voces y variaciones imperceptibles de lo que para el ojo inexperto de Miles eran sуlo conjuntos idйnticos de tъnicas blancas. Pero gradualmente, empezу a darse cuenta de que habнa frases repetidas y estereotipadas, ideas viejas y para cuando llegaron al poema nъmero trece, se le estaba empezando a empaсar la vista. Su mayor deseo era que Ivan estuviera a su lado, sufriendo con йl.
De vez en cuando, Maz le susurraba al oнdo una interpretaciуn, una crнtica y eso le ayudaba a controlar el sueсo. No habнa dormido bien la noche anterior. Los gobernadores de satrapнas estaban imitando bien a hombres de cera o momias, excepto el anciano gobernador de Mu Ceta, que se habнa dejado caer en un bulto de aburrimiento y miraba, con ojos sardуnicos y entornados, cуmo sus colegas jуvenes, es decir todos los demбs de la sala, se entregaban a la funciуn con varios grados de sudor y gracia. Cuando les tocaba el turno a los hombres mayores y mбs experimentados, cumplнan mejor que los jуvenes aunque los poemas que presentaran no fueran necesariamente los mejores.