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— Lord Vorkosigan — empezу diciendo el ghemcoronel Benin—. Entiendo que usted es oficial correo.

— Cuando estoy de servicio. — Miles decidiу repetir la lнnea oficial para beneficio de Benin-. Es una tarea honorable que no me exige demasiado desde el punto de vista fнsico.

— Y le gusta su trabajo?

Miles se encogiу de hombros.

— Me gusta viajar. Y… bueno… me permite pasar mucho tiempo en el extranjero, lo cual es una ventaja… relativamente. Ya conoce usted la reaccionaria actitud de los barrayareses hacia los mutantes… — Miles pensу en el deseo de Yenaro: tener un puesto en la capital-. Por otra parte, me da una posiciуn oficial, me transforma en alguien.

— Eso sн que lo entiendo — aceptу Benin.

— Sн, claro, estaba seguro de que lo entenderнa usted, ghemcoronel…

— Pero ahora no estб de servicio?

— No en este viaje. Nos dijeron que dedicбramos nuestro tiempo a tareas diplomбticas y que, de paso, adquiriйramos un poquito de mundo…

— Lord Vorpatril es oficial de operaciones, verdad?

— Trabajo de oficina — suspirу Ivan-. Sigo esperando un destino en una nave.

No es cierto, pensу Miles. A Ivan le encantaba el cuartel general de la capital, donde podнa tener su propio apartamento y una vida social que era la envidia de los demбs oficiales. Lo que sн hubiera querido es que alguien destinara a su madre, lady Vorpatril, a una nave. A ser posible, a una nave que la llevara muy lejos…

— Mmm. — Las manos de Benin se retorcieron como si estuvieran mezclando pilas de hojas de plбstico. Respirу hondo y mirу a Miles directamente a los ojos-. Entonces, lord Vorkosigan… la rotonda del funeral no fue el primer lugar donde vio usted a Ba Lura?

Benin estaba intentando un disparo directo para poner nerviosa a su presa.

— Asн es — contestу Miles, con una sonrisa.

Benin esperaba que lo desmintiera y ya tenнa la boca abierta para el siguiente ataque, seguramente la presentaciуn de alguna evidencia oral que pondrнa al barrayarйs a la defensiva. Tuvo que cerrarla de nuevo y pensar un poco.

— Si… si usted deseaba que fuera un secreto, por quй me dijo que buscara en el lugar donde sabнa que iba a encontrar sus huellas? Y… — El tono se llenу de curiosidad insatisfecha e irritaciуn-. Y si no querнa que fuera un secreto, por quй no me lo dijo directamente?

— Fue una manera de probar sus habilidades, lord Benin. Querнa saber si valdrнa la pena convencerlo de que compartiera sus resultados conmigo. Crйame, mi primer encuentro con Ba Lura es tan misterioso para mн como para usted.

Incluso debajo de la pintura, la mirada de Benin hizo que Miles pensara inmediatamente en la que le dedicaban con frecuencia sus superiores barrayareses. La Mirada. Era extraсo y retorcido, pero de alguna manera lo tranquilizу. La sonrisa que habнa en su cara se tiсу de alegrнa.

— Y… cуmo conociу a Ba Lura? — dijo Benin.

— Quй sabe usted? — le contestу Miles. Sabнa que Benin no se lo contarнa todo. Tenнa que guardarse algo para comprobar la historia del enviado de Barrayar. Pero eso le parecнa bien, porque Miles se proponнa contar la verdad, casi toda la verdad…

— Ba Lura estaba en la estaciуn de transferencia el dнa que usted llegу. Saliу de la estaciуn por lo menos dos veces. Una vez desde un compartimiento de embarque donde se desactivaron los monitores durante cuarenta minutos, perнodo en el que no hubo nadie controlбndolos. El compartimiento y el perнodo coinciden con su llegada, lord Vorkosigan.

— Nuestra primera llegada, quiere usted decir.

— … Sн…

Vorreedi abrнa unos ojos como platos mientras se le afinaban los labios. Miles lo ignorу, aunque la mirada de Ivan cambiу de foco con cautela y pasу revista a la cara del comandante.

— Desactivados? No. Los habнan arrancado de la pared, ghemcoronel. Pero dнgame, el encuentro en el compartimiento, fue la primera vez que Ba Lura saliу de la estaciуn? O la segunda?

— Segunda — dijo Benin, con una intensa mirada.

— Puede probarlo?

— Sн.

— Bien. Tal vez eso sea muy importante.

— Ja, Benin no era el ъnico que podнa dar vueltas para comprobar la veracidad de la informaciуn. Hasta el momento, el ghemcomandante no le habнa mentido. Miles no sabнa la razуn, pero no importaba mucho. Vueltas y mбs vueltas-. Bueno, йsta es nuestra versiуn…

En tono inexpresivo, con muchos detalles fнsicos que corroboraban la historia, Miles describiу el confuso encuentro con Ba Lura. Sуlo silenciу el momento en que habнa visto la mano de Ba Lura en su bolsillo al principio del encuentro. Llevу los hechos hasta el momento de la heroica pelea de Ivan y su recuperaciуn del destructor nervioso y en ese punto dejу todo en manos de Ivan. Ivan lo mirу furioso pero retomу el relato en el mismo tono y ofreciу una descripciуn clara y concisa de la retirada de Ba Lura.

Como Vorreedi no llevaba maquillaje facial, Miles vio cуmo su expresiуn se oscurecнa lentamente. El hombre ejercнa un fйrreo control sobre sн mismo, asн que no se ruborizу ni nada por el estilo, pero Miles hubiera apostado cualquier cosa a que el salto de presiуn sanguнnea del coronel en ese momento habrнa hecho sonar la alarma de cualquier monitor mйdico.

— Y por quй no me informу en nuestra primera entrevista, lord Vorkosigan? — preguntу Benin de nuevo, despuйs de una larga pausa, como para asimilar los datos.

— Yo podrнa hacerle a usted la misma pregunta, teniente — intervino Vorreedi en una voz levemente tensa por debajo de una superficie suave y tranquila.

Benin le dirigiу una mirada y levantу una ceja. El maquillaje quedу casi en peligro.

Teniente, no milord. Miles captу aquel detalle.

— El piloto del vehivaina redactу un informe para el capitбn, quien seguramente lo pasу a su superior. — Es decir, a Illyan; en realidad, si navegaba por canales normales, el informe estarнa llegando al escritorio de Illyan en ese mismo instante. Tres dнas mбs y aparecerнa un interrogatorio de emergencia en el escritorio de Vorreedi, seis mбs para contestar y seguir adelante con la conversaciуn. Asн que todo habrнa terminado antes de que Illyan pudiera mover un dedo-. Sin embargo, con mi autoridad de enviado superior, suprimн el incidente por razones diplomбticas. Nos enviaron con instrucciones especнficas: no llamar la atenciуn y comportarnos con la mбxima cortesнa. Para mi gobierno, esta ocasiуn solemne es una importante oportunidad para transmitir el mensaje de que nos sentirнamos satisfechos si se estrecharan los lazos entre los dos imperios. No me pareciу conveniente empezar la visita con acusaciones de un ataque armado sin motivo perpetrado por un esclavo imperial contra los representantes especiales de Barrayar.

La amenaza era obvia: a pesar del maquillaje, Miles se daba cuenta de que el ghemcoronel la habнa captado. Y Vorreedi lo estaba pensando.

— Puede usted… probar sus palabras, lord Vorkosigan? — preguntу Benin con cautela.

— Tenernos todavнa el destructor nervioso, Ivan? — Miles hizo un gesto hacia su primo.

Ivan sacу el arma del bolsillo y la colocу sobre la mesa despacio, con cuidado, tocбndola apenas con las yemas de los dedos. Despuйs, volviу a poner las manos sobre las piernas. Evitу la mirada furiosa de Vorreedi. El coronel y Benin alargaron la mano hacia el destructor al mismo tiempo y se detuvieron, con el ceсo fruncido y una mirada desafiante.