Y despuйs, el ghemcoronel Benin, impecablemente vestido con su uniforme rojo, con el maquillaje reciйn aplicado, cruzу el umbral con paso firme. No iba armado, pero el escuadrуn de uniforme terracota que lo acompaсaba llevaba un arsenal suficiente como para destrozar cualquier obstбculo menor que un acorazado. Kety y Naru se paralizaron en mitad de una palabra; los criados del gobernador lo pensaron mejor, abrieron las manos, levantaron los brazos y se quedaron quietos. El coronel Vorreedi, impecable en uniforme negro de la Casa, aunque con el rostro no tan sereno como Benin, entrу en ъltimo lugar. En el corredor, mбs allб, Miles alcanzу a ver a Ivan, asomado detrбs de los hombres y las armas, con un pie en el aire y expresiуn preocupada.
— Buenas noches, haut Kety, ghemgeneral Naru. — Benin se inclinу con cortesнa exquisita-. Por orden personal del emperador Fletchir Giaja, es mi deber arrestarlos bajo la acusaciуn de traiciуn al imperio. Y… — dijo mirando a Naru con una sonrisa afilada como una navaja— complicidad en el asesinato de Ba Lura, asistente imperial.
15
A la altura de los ojos de Miles, la cubierta floreciу en un bosque de botas rojas cuando el escuadrуn de Benin entrу en la habitaciуn, desarmу y arrestу a los soldados de Kety, y finalmente los sacу de allн con las manos sobre la cabeza. Kety y Naru se fueron con ellos, apretados como dos lonchas de jamуn entre hombres de ojos duros que no parecнan interesados en escuchar explicaciones.
Kety gruсу y la procesiуn se detuvo un momento frente a uno de los enviados de Barrayar. Miles oyу la voz de Kety, frнa como el hielo:
— Felicidades, lord Vorpatril, espero que pueda usted sobrevivir a su victoria.
— Ajб? — dijo Ivan.
Ah, dйjenlo tranquilo. Era demasiado difнcil tratar de explicarle a Kety su confusiуn con respecto a la pequeсa cadena de mando de Miles. Tal vez Benin sн lo veнa claro. Una palabra severa del sargento del escuadrуn y los hombres empujaron a los prisioneros hacia el corredor.
Cuatro botas negras y brillantes se desprendieron de la multitud y se pararon frente a la nariz de Miles. Hablando de explicaciones…
Miles torciу la cabeza y levantу la vista hacia el paisaje extraсo y distorsionado de las caras de Ivan y el coronel Vorreedi. Sentнa el suelo fresco bajo la mejilla y no podнa moverse. De todos modos, no tenнa ganas de levantarse.
Ivan se inclinу. Miles vio la cabeza al revйs en el aire y oyу decir en tono tenso y preocupado:
Estбs bien?
— P-p-picana… No es-es… nada.
— Bien — dijo Ivan y lo levantу tirбndole del uniforme.
Miles colgу un momento, temblando y retorciйndose como un pez en un anzuelo, hasta que recuperу un equilibrio inestable. Se apoyу en Ivan porque no podнa sostenerse por sн mismo. Su primo le puso una mano bajo el codo para ayudarlo. No hizo comentarios.
El coronel Vorreedi mirу a Miles de arriba abajo:
— Voy a dejar que el embajador presente la protesta correspondiente por este tratamiento, teniente. — La expresiуn distante del coronel sugerнa que en realidad pensaba que el hombre de la picana se habнa quedado corto con sus agresiones-. Vorob'yev va a necesitar toda la municiуn disponible. Creo que usted ha creado el incidente diplomбtico mбs extraordinario de toda su carrera diplomбtica.
— Ah, coronel — suspirу Miles-, pre-predigo que no tras-trascenderб nada de este incidente. Espere y ve-verб.
El ghemcoronel Benin estaba inclinбndose frente a las haut Pel y Nadina en el otro extremo de la habitaciуn mientras les ofrecнa sillas-flotantes, pantallas de fuerza, ropas y asistentes ghemladies. Arrestбndolas en el estilo en que estaban acostumbradas?
Miles dirigiу una mirada a Vorreedi.
— Ivan le… le ha contado algo, seсor?
— Eso espero — dijo Vorreedi con una voz cargada de amenazas.
Ivan asintiу. Pero despuйs de un momento agregу:
— Mmm… lo que pude… Teniendo en cuenta las circunstancias.
Es decir, con los espнas cetagandanos dando vuelta alrededor, supuso Miles. Todo, Ivan? Lo mнo todavнa estб intacto?
— Admito que sigo sin poder asimilarlo del todo… — dijo Vorreedi.
— Q-quй pasу c-cuando me fui del Criadero Estrella? — le preguntу Miles a Ivan.
— Me despertй y no estabas. Creo que fue el peor momento de mi vida… sabнa que te habнas ido en alguna de esas misiones locas que tanto te gustan, sin уrdenes, sin apoyo.
— Ah, pero tъ eras mi apoyo, tъ has sido mi retaguardia, Ivan — murmurу Miles y se ganу una mirada furiosa-. Una retaguardia muy competente, como acabas de demostrar…
— Sн, una retaguardia en tu estilo favorito… inconsciente en el suelo, sin posibilidad de poner algo de sentido comъn en los procedimientos. Viniste a que te mataran o algo peor, y todo el mundo me hubiera echado la culpa a mн. Lo ъltimo que me dijo tнa Cordelia cuando salimos de Barrayar fue: «Y trata de que no se meta en lнos, lo harбs, Ivan?"
Miles oнa con toda precisiуn las cadencias cansadas e irritables de la condesa Vorkosigan en la parodia de Ivan.
— Y… bueno, en cuanto comprendн lo que estaba pasando, me escapй de las hautladies…
— Cуmo…?
— Por Dios, Miles, son como mamб multiplicada por ocho. ЎAj! Y la haut Rian insistiу en que fuera a ver al ghemcoronel Benin, cosa que yo pensaba hacer de todos modos… Йl sн que tiene la cabeza en su sitio… — Benin caminу despacio hacia el grupo, posiblemente atraнdo por el sonido de su nombre en labios de Ivan-. Me escuchу, por suerte. Yo dirнa que entendнa mejor que yo todas las tonterнas que le soltй.
Benin asintiу.
— Es que yo estaba monitoreando las actividades inusuales que se detectaban alrededor del Criadero Estrella… — Alrededor, no dentro. Por supuesto-. Mis investigaciones me habнan hecho sospechar que pasaba algo con uno o varios de los hautgobernadores, asн que habнa preparado algunos escuadrones y los tenнa en уrbita, en estado de alerta.
— Vamos, ghemcoronel, escuadrones… _ironizу Ivan-. Hay tres naves imperiales de guerra ahн afuera.
Benin sonriу levemente y se encogiу de hombros.
— El ghemgeneral Chi-Chilian no sabe nada, creo yo — interrumpiу Miles-. Pero tal vez u-usted qui-quiera interrogarlo sobre las actividades de su esposa, la haut Vio.
— Ya lo hemos detenido — le asegurу Benin.
Detenido, no arrestado. De acuerdo. Benin parecнa estar al corriente por ahora. Pero se habrнa dado cuenta de que todos los gobernadores estaban en el asunto? O habнa elegido a Kety como ъnico chivo expiatorio? Asunto interno de Cetaganda, se recordу Miles. No era trabajo suyo enderezar el gobierno cetagandano aunque la idea le resultara tentadora. Su deber se limitaba a sacar a Barrayar del atolladero. Sonriу mirando la burbuja blanca que protegнa a la Gran Llave.
Nadina y Pel consultaban a un grupo de hombres de Benin; en lugar de tratar de bajar la pantalla de fuerza, estaban haciendo arreglos para transportar la silla y su precioso contenido hasta el Criadero Estrella.
Vorreedi mirу a Miles con amargura.
— Una cosa que lord Vorpatril no me explicу satisfactoriamente, teniente Vorkosigan, es la razуn por la que usted no nos contу el incidente inicial a pesar de la importancia del objeto que habнa caнdo en sus manos…
— Kety estaba tratando de involucrar a Barrayar, seсor. Necesitaba pruebas para demostrar que…
Vorreedi fue inexorable.
— Sus razones personales, seсor…
— Ah. — Miles pensу en fingir que aъn seguнa afectado por el daсo de la picana y quedarse sin habla. No, lбstima… Lo cierto era que sus motivos personales eran oscuros incluso para йl. Por quй habнa querido hacerlo? Por quй querнa estar al mando antes de que la complejidad de los hechos hubiera convertido a la supervivencia en el asunto prioritario? Ah, sн… un puesto en una nave. Era eso.