El Emperador hizo un gesto para que Rian y su ba volvieran a aproximarse. Mбs frases formales, tan complejas que Miles tardу un instante en comprender el sentido. Rian hizo un gesto, su ba se inclinу y recogiу otra vez la bandeja. El aburrimiento de Miles se evaporу; de pronto, se sintiу ahogado por la intensidad de la sorpresa. Por una vez, hubiera querido ser todavнa mбs bajo o tener el talento de Ivan para desaparecer por completo o un aparato que pudiera teletransportarlo a alguna parte, a cualquier parte… Un movimiento de interйs, hasta de asombro, recorriу el pъblico ghem y haut. Los miembros de la Constelaciуn Degtiar parecнan felices. Los miembros de otras Constelaciones… miraban con correcciуn y modales perfectos.
La haut Rian Degtiar tomу posesiуn del Criadero Estrella; esta vez como nueva Emperatriz de Cetaganda, cuarta Madre Imperial elegida por Fletchir Giaja, y ahora primera en importancia por virtud de su responsabilidad con respecto al genoma. Su primera obligaciуn genйtica serнa diseсar su propio hijo, el prнncipe imperial. Dios. Serнa feliz dentro de la burbuja?
Tal vez su nuevo… no esposo, compaсero, pareja, el Emperador… no la tocara nunca. Tal vez terminaran siendo amantes. Tal vez Giaja quisiera enfatizar su posesiуn de ese modo. Aunque para ser justos, Rian seguramente sabнa lo que iba a pasar, no parecнa oponerse. Miles tragу saliva, descompuesto sъbitamente presa de un horrible cansancio. Le habнa bajado el nivel de glucosa. Tenнa que ser eso.
Buena suerte, milady. Buena suerte… y adiуs.
Y el control de Giaja se extendнa… suave y persistente… como la niebla.
El Emperador levantу la mano y los ingenieros imperiales que lo esperaban pusieron en funcionamiento la central de energнa. Dentro de la pantalla de fuerza central empezу a surgir un brillo color naranja oscuro que se volviу rojo, despuйs amarillo, despuйs azul blanco. Los objetos de interior se movieron, cayeron, rodaron, las formas se desintegraron hasta convertirse en plasma molecular. Los ingenieros imperiales y los hombres y mujeres de Seguridad Imperial habнan tenido una noche tensa y difнcil, de eso no cabнa duda: habнan tenido que arreglar la pira de la emperatriz Lisbet con sumo cuidado. Si la burbuja estallaba, los efectos del calor se parecerнan bastante a los de una pequeсa bomba de fusiуn.
No fue largo, tal vez diez minutos en total. Se abriу un cнrculo en la cъpula gris llena de nubes y apareciу el cielo azul del mundo exterior. El efecto era muy extraсo, como una visiуn de otra dimensiуn. Un agujero mucho menor se abriу en la pantalla de fuerza del centro del valle. Un fuego blanco se disparу hacia el cielo y la burbuja se ventilу. Miles supuso que el espacio aйreo sobre la ciudad estaba libre de trбnsito aunque la corriente de aire dispersу el humo con mucha rapidez.
Entonces, la cъpula se cerrу otra vez, las nubes artificiales se alejaron con la brisa artificial, la luz brillу con mбs fuerza y alegrнa. La burbuja se desvaneciу en la nada, dejando sуlo un cнrculo de cйsped incуlume. Ni siquiera habнa cenizas.
El Emperador recibiу una tъnica colorida de manos de su ba y la cambiу por la ъltima tъnica blanca de su vestido de ceremonias. Levantу un dedo y la guardia de honor se acercу a йl. El desfile imperial saliу del valle siguiendo un orden inverso al de la entrada. Cuando la ъltima figura saliу del anillo, los ghem y los haut exhalaron un murmullo de alivio; el silencio y la rigidez se quebraron en el murmullo de voces y crujidos de la retirada.
Un gran auto de superficie abierto esperaba en la parte superior del valle para llevarse al Emperador… adonde quiera que se fueran los emperadores cetagandanos cuando terminaba la fiesta. A tomar un buen baсo y tirar los zapatos a un rincуn? Seguramente no. Sus ba habнan arreglado las ropas en el auto y se sentaban ahora en los controles.
Miles se encontrу de pie junto al vehнculo, solo. Mientras el auto se elevaba, Giaja le dirigiу una mirada y lo favoreciу con un microscуpico movimiento de cabeza.
— Adiуs, lord Vorkosigan.
Miles se inclinу.
— Hasta la prуxima.
— Espero que no sea pronto — murmurу Giaja con sequedad y se alejу flotando, seguido por una multitud de burbujas de fuerza que ahora reflejaban todos los colores del arco iris. Ninguna se detuvo junto a Miles para despedirse.
El ghemgeneral Benin, de pie junto al hombro de Miles, hizo un esfuerzo evidente para ahogar una expresiуn no definida. Risa?
— Vamos, lord Vorkosigan. Le escoltarй hasta su delegaciуn. He dado mi palabra de honor a su embajador y quiero devolverle allн en persona… tengo que recuperar mi palabra, como dicen ustedes, los barrayareses. Curiosa expresiуn. Tiene un sentido religioso, o se usa como en el caso de un objeto empeсado?
— Mmin… Yo dirнa que la idea estб relacionada con el sentido mйdico del tйrmino. Como cuando se dona un уrgano. — Promesas y corazones recuperados en ese dнa.
— Ah.
Llegaron junto al embajador Vorob'yev. El grupo estaba esperando a Miles mientras los otros delegados galбcticos subнan a los autos rumbo a un ъltimo banquete. Los asientos de seda blanca de los vehнculos habнan desaparecido, reemplazados a ъltima hora por tapizados de colores. Era el fin del perнodo de luto. No hubo una seсal visible, pero uno de los autos se acercу rбpidamente a Benin. Los barrayareses no iban a esperar en la cola como los demбs.
— Si nos vamos ahora — hizo notar Miles a su primo Ivan-, podemos estar en уrbita dentro de una hora.
— Pero… tal vez las ghemladies estйn en ese comedor — protestу Ivan-. A las mujeres les gusta la comida.
Miles se morнa de hambre.
— Entonces, vбmonos ahora mismo — dijo con firmeza.
Benin, que tal vez estaba considerando las ъltimas palabras de su Amo Celestial, lo apoyу con una frase tranquila:
— Eso parece una buena idea, lord Vorkosigan.
Vorob'yev se mordiу los labios. Los hombros de Ivan bajaron perceptiblemente.
Vorreedi hizo un gesto hacia el cuello de Miles, con los ojos brillantes de sospecha y curiosidad.
— Quй es eso que tiene usted ahн… teniente?
Miles tocу el collar de seda con la Orden del Mйrito cetagandana que le colgaba sobre el pecho.
— Mi recompensa. Y mi castigo. Por lo visto el haut Fletchir Giaja muestra cierta tendencia a la ironнa de altos vuelos.
Maz, que obviamente no habнa captado la segunda lectura de la situaciуn, protestу por su falta de entusiasmo.
— ЎPero si es un honor increнble, lord Vorkosigan! ЎHay ghemoficiales de Cetaganda que morirнan por eso!
Vorob'yev le contestу con frialdad:
— Pero los rumores de un honor como йste no van a hacer popular a lord Vorkosigan en casa, querida. Sobre todo si no circulan con una explicaciуn adecuada. Y ten en cuenta que lord Vorkosigan trabaja en Seguridad Imperial de Barrayar. Desde el punto de vista de Barrayar esa Orden resulta… bueno, sumamente extraсa.
Miles suspirу. Le estaba volviendo el dolor de cabeza.
— Lo sй. Tal vez consiga que Illyan la clasifique como asunto secreto.
— ЎPero si acaban de verla mil personas por lo menos! — dijo Ivan.
Miles se revolviу como un animal atrapado.
— Bueno, eso es culpa tuya.
— ЎMнa!
— Sн… Sн… Si me hubieras traнdo dos o tres tazas de cafй esta maсana, en lugar de una, tal vez mi cerebro se habrнa conectado mejor con la realidad y habrнa podido agacharme mбs rбpido y esquivarla. Tenнa los reflejos atrofiados… Todavнa estoy asimilando el significado de la cuestiуn. — Por ejemplo, si йl no se hubiera inclinado para recibir el collar de seda de Giaja, cuбnto habrнan aumentado las posibilidades de que la nave de salto de йl y su primo sufriera un desafortunado accidente al salir del Imperio de Cetaganda?