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Discutir sería presumiblemente inútil. Los hombres se habrían formado ya sus opiniones basándose en lo que habían aprendido de él y su gente. No podía ver el motivo por el cual Abyormen constituía un peligro para la galaxia, pero había aprendido a tener en gran estima las opiniones de los científicos humanos. A pesar de esto, se encontró con que su natural sentido del deber le urgía a ir en contra de la decisión de Burke: discutir, mentir o utilizar la violencia para llevar a su gente lo que consideraba una información vital. Un tercer impulso estaba provocado por su natural curiosidad; si no hubiera sido por el deber, no había nada que le agradara más que la idea de viajar a la Tierra con sus amigos, si es que aún podía llamarles así, y ver algunos de los mundos que Kruger y los astrónomos le habían descrito. Podía haber tratado de hablar, haciendo público su dilema, pero Kruger no le daba oportunidad. El chico estaba olvidando toda la disciplina que su entrenamiento de cadete le había inculcado y acercándose peligrosamente a abusar personalmente del comandante. El completo significado de esto se le escapaba a Dar, por supuesto, ya que éste tenía sólo una idea muy vaga del trasfondo cultural de Kruger, pero sí entendió claramente que el chico quería dejarle volver con su gente.

Parecía improbable que Kruger ganara en su discusión con el comandante; Dar tenía alguna idea de los rangos relativos envueltos. ¿Podría deslizarse y robar uno de los módulos de aterrizaje mientras discutían? Había mirado con atención más de una vez cuando volaba en ellos; ¿podría manejar solo uno de ellos? Con la memoria que tenía no podía darse el caso de que pulsara un botón equivocado después de haber visto apretar alguna vez el correcto. Sin embargo, su vida de piloto impidió que cometiera lo que habría sido, con toda certeza, un error fatal. Se dio cuenta de que manejar cualquier tipo de nave espacial era más problemático de lo que hubiera podido aprender por la mera observación en una docena de viajes.

¿Podría meterse de polizón? Improbable. A estos hombres, aunque fueran otras cosas, no podía llamárseles estúpidos. Una vez que el comandante había ordenado que Dar Lang Ahn no debía volver a Abyormen, se tomarían las medidas necesarias para hacer cumplir esa decisión.

— ¿Podría Kruger robar un módulo y bajarle? Sin duda que sí, ya que podía manejar las máquinas, pero a Dar no le era posible responder a esta pregunta por su ignorancia del peso de la autoridad en los seres humanos. No había manera de decir si el chico lo haría.

Consciente de su falta de conocimientos al respecto, archivó la idea para posterior comprobación cuando pudiera ver a Kruger a solas.

Podría…

Su meditación fue interrumpida en ese momento por la recién elevada voz del comandante Burke.

— ¡Señor Kruger! Convoqué esta reunión para hablar inteligentemente, no para lloros o abusos personales. A menos que tenga algún argumento significativo, se mantendrá en silencio. Entiendo lo que siente. Lo comparto con usted, habiendo sopesado los aspectos morales relacionados con este asunto, por lo menos tan cuidadosamente como usted.

Haga el favor de comprender que tengo una cantidad de responsabilidades que no comparte todavía y que evidentemente no ha considerado. No pedí un voto ni una expresión de la opinión de nadie. Constato una conclusión a la que he llegado, por mi propio juicio, cual es la de que la raza, o razas, supongo que debería decir, de Dar Lang Ahn constituirán un peligro para la humanidad si salen de su planeta nativo. Creo firmemente que el gobierno compartirá esta opinión. De todas maneras, si usted o alguien más tiene alguna información que implicara su modificación, por lo que más quiera, que hable.

Kruger permaneció en silencio, dándose cuenta de repente de lo lejos que había llegado y sintiendo gratitud hacia el oficial por la relativa suavidad de su reprimenda. Por desgracia, no tenía nada que decir que pudiera considerarse como información.

El silencio fue interrumpido por otro de los amigos de Dar, un astrónomo llamado Murchinson.

— Me temo que hay que considerar otro punto — dijo lentamente —, y estoy bastante seguro de que no sólo hará que el gobierno llegue a una conclusión diferente a la suya, sino que hará que se pongan por todos los medios a su alcance a tratar de educar a las dos razas de abyormenitas tan pronto como sea posible.

— ¡Veámoslo! — replicó instantáneamente el comandante.

— La cuestión principal es que si dejamos a esta gente en este planeta, estaríamos realizando un genocidio. Este planeta es un mal cobijo para nosotros y en este momento una mala casa para sus habitantes, pero dentro de poco no va a poder cobijar a nadie.

— ¿Cuánto tiempo? ¿Y por qué no?

— Porque éste no es un sistema estable. Abyormen parece haberse convertido en planeta del sol rojo que los nativos llaman Theer en una forma más o menos normal, pero en aquella época Alcyone no estaba en los alrededores. La presión de la luz de Alcyone es tan fuerte que no se puede formar un planeta en sus alrededores.

— Había oído eso antes, pero no veo cómo vas a mantener esa teoría, ya que el planeta está aquí.

— Tampoco yo, hasta hace poco. Sin embargo, hay evidencia geológica de que lo que digo es cierto; los tremendos cambios estacionales de este planeta, debidos a la ruta elíptica de Theer alrededor de Alcyone, no ocurrieron en la primera parte de la historia del mundo, sino sólo durante los últimos millones de años. Una de dos cosas sucedió: o Theer fue capturado por Alcyone recientemente, o la estrella gigante se formó realmente en las proximidades del sol. Me inclino por esta última posibilidad; nos encontramos en un sistema estelar donde el espacio está cargado, relativamente hablando, de gas y polvo.

Es más que probable que la entrada de Theer en el sistema, si es que no era originariamente un miembro de él, causara la turbulencia suficiente para desencadenar una condensación en sus alrededores.

— Puedo ver cómo encaja esto con la escala geológica de tiempo; pero ¿no da esto mayor énfasis a mi teoría sobre la adaptabilidad de estas razas?

— En cierto modo sí, pero no creo que ninguna estructura orgánica pudiera adaptarse al destino que aguarda a este sistema. Recuerda lo que dije de que el espacio en los alrededores está lleno de gas y polvo; por tanto, no es un medio sin fricción. Es por esto que la teoría alterna de que Alcyone capturara el sistema de Theer es posible. La fricción acorta continuamente la órbita de Theer. Más y más cada año está siendo pasado en la zona caliente, y menos y menos en una distancia de la estrella gigante que permita a la gente de Dar sobrevivir. A menos que Alcyone flote fuera del sistema de las Pléyades, lo que no parece muy probable, dentro de medio o un millón de años se podrá asistir a la caída del sol rojo, junto con Abyormen, en él.

— Eso es mucho tiempo.

— Es un tiempo indefinido, y mucho antes de que se acabe Abyormen será inhabitable incluso para las formas calientes de vida. Es nuestro deber sacar a estas razas del planeta, o al menos ayudarlas para que lo hagan por sí mismas, o de lo contrario seremos culpables de negligencia criminal.

— Pero si la presión de la luz de Alcyone mantiene la materia con la que se debían haber formado los planetas lejos de sí, ¿cómo puede haber la suficiente a su alrededor para generar la presión que dices?

— El efecto de la presión de la luz en una partícula, comparado con el de la gravedad, es función del tamaño y densidad de la partícula. Te aseguro que hemos realizado medidas en esta parte del espacio y estoy simplemente suponiendo lo que sucederá. La única cosa sobre la que dudo seriamente es si Theer absorberá suficiente materia para que su propia intensidad luminosa llegue a esterilizar este planeta antes de que ocurra la caída final. No puedo decir qué ocurrirá primero, pero sí que una de las dos sucederá.

— Pero ¿adónde podríamos llevar a esta gente? Dudo que haya algún planeta en la galaxia que duplique esta situación estacional.