Выбрать главу

No les hizo gracia, naturalmente. La identidad de las mujeres que se encargaban de las redes informativas sólo la conocían unas pocas, pero todas ellas eran Aes Sedai. Siempre lo habían sido. Empero, ésa era su única palanca para introducirse a la fuerza en los círculos donde se tomaban las decisiones. De otro modo, seguramente las meterían a Leane y a ella en una cabaña con una sirvienta para que las atendiera y quizá alguna que otra visita esporádica de Aes Sedai que quisieran examinar mujeres que habían sido neutralizadas, hasta que murieran. Y, en esas circunstancias, morirían pronto.

«¡Luz, podrían incluso casarnos!» Había quien pensaba que un marido y unos hijos podían ocupar a una mujer lo bastante para reemplazar el Poder Único en su vida. Más de una mujer que se había neutralizado accidentalmente al absorber demasiado saidar o probando el uso de un ter’angreal, se había encontrado emparejada con un posible marido. Puesto que esas mujeres que contraían matrimonio siempre ponían la mayor distancia posible entre ellas y la Torre y sus recuerdos, la teoría continuaba sin demostrarse.

—No tendría que entrañar mucha dificultad ponerme en contacto con quienes fueron mis informadoras antes de convertirme en Guardiana —manifestó con inseguridad Leane—. Y, lo que es más importante, con los contactos que tenía en la propia Tar Valon siendo Guardiana de las Crónicas. —La sorpresa hizo que muchos ojos se abrieran de par en par, aunque los de Carlinya se estrecharon. Leane parpadeó, rebulló con nerviosismo, y esbozó una débil sonrisa—. Siempre pensé que era una tontería dar más importancia a la corriente de opinión en Ebou Dar o en Bandar Eban que a la de nuestra propia ciudad. —Tenían que darse cuenta del valor de sus informadoras en Tar Valon.

—Siuan… —Morvrin se inclinó sobre su sillón mientras pronunciaba el nombre firmemente, como para enfatizar que no se había dirigido a ella con el tratamiento de «madre». Aquel semblante redondo manifestaba ahora más obstinación que placidez, y su maciza constitución resultaba un tanto amenazadora. Cuando Siuan era novicia, Morvrin rara vez parecía advertir las travesuras de las muchachas que la rodeaban, pero cuando lo hacía se ocupaba personalmente del asunto y de un modo que conseguía poner a todo el mundo más derecho que una vela durante días—. ¿Por qué íbamos a acceder a lo que quieres? Te han neutralizado, mujer. Fueras quien fueras antes, ya no era Aes Sedai. Si deseamos los nombres de esas informadoras, las dos tendréis que dárnoslos. —En esta última afirmación había una certeza absoluta; se los darían, de uno u otro modo. Lo harían, si estas mujeres los querían de verdad.

Leane se estremeció visiblemente, pero la silla de Siuan crujió cuando la mujer irguió la espalda.

—Sé muy bien que ya no soy la Amyrlin. ¿Creéis que ignoro que he sido neutralizada? Mi rostro ha cambiado, pero no lo que hay dentro de mí. Todo aquello que sabía sigue estando en mi cabeza. ¡Utilizadlo! ¡Por el amor de la Luz, utilizadme! —Inhaló profundamente para tranquilizarse. «¡Así me consuma si permito que me aparten a un lado para que me pudra!»

Myrelle aprovechó su pausa para intervenir.

—El temperamento fogoso de una joven a juego con un rostro joven. —Sonrió y se sentó al borde del sillón que podría haber estado delante de la chimenea de un granjero si a éste no le hubiera importado que el barniz se estuviera descascarillando. Sin embargo, no era su sonrisa habitual, lánguida y enterada por igual, y sus grandes ojos, casi tanto como los de Beonin, rebosaban compasión—. Estoy segura de que ninguna desea que os sintáis inútiles, Siuan. Y también que todas queremos aprovechar al máximo vuestros conocimientos. Lo que sabéis nos será de gran utilidad.

Siuan no quería su compasión.

—Parecéis haber olvidado a Logain y el motivo de que lo haya arrastrado hasta aquí desde Tar Valon. —Su intención no había sido sacar ella misma este tema, pero si iban a dejarlo morir sumido en la miseria…—. ¿Mi «disparatada idea» fueron las palabras que utilizasteis?

—De acuerdo, Siuan —dijo Sheriam—. ¿Por qué?

—Porque el primer paso para derribar a Elaida es que Logain revele a la Torre, y al mundo si es preciso, que el Ajah Rojo lo convirtió en un falso Dragón para así poder derrotarlo. —Ciertamente, ahora tenía toda la atención de las mujeres—. Lo encontraron unas Rojas en Ghealdan al menos un año antes de que se proclamara a sí mismo; pero, en lugar de llevarlo a Tar Valon para ser amansado, le inculcaron la idea de proclamar que era el Dragón Renacido.

—¿Estás segura de eso? —inquirió quedamente Beonin con un fuerte acento tarabonés. Estaba sentada muy quieta en la alta silla de asiento de mimbre, observando con intensidad.

—Ignora quiénes somos Leane y yo. Habló con nosotras varias veces en el camino hacia aquí, a altas horas de la noche, cuando Min estaba dormida y él no conseguía descansar. No lo dijo antes porque cree que toda la Torre estaba metida en la artimaña, pero sabe que fueron hermanas Rojas quienes lo ocultaron y le hablaron del Dragón Renacido.

—¿Por qué? —demandó Morvrin, a lo que Sheriam asintió.

—Sí, ¿por qué? Cualquiera de nosotras se habría desvivido por amansar a un hombre así, pero el Ajah Rojo vive sólo para eso. ¿Por qué iban a crear un falso Dragón?

—Logain no lo sabía —respondió—. Quizá pensaron que ganarían más capturando a un falso Dragón que amansando a un pobre necio que podía aterrorizar a una aldea. Quizá tienen razones para desear que haya más tumultos.

—No sugerimos que tengan algo que ver con Mazrim Taim o cualquiera de los otros —se apresuró a añadir Leane—. Elaida sin duda podrá aclararos lo que queréis saber.

Siuan las observó mientras rumiaban la información en silencio. En ningún momento habían considerado la posibilidad de que estuvieran mintiendo. «Una ventaja de haber sido neutralizada». Por lo visto no se les había pasado por la cabeza que ser neutralizada podría romper todos los vínculos con los Tres Juramentos. Algunas Aes Sedai estudiaban a mujeres neutralizadas, cierto, pero con precaución y de mala gana. Ninguna quería que se le recordara lo que podría ocurrirle también a ella.

En cuanto a Logain, Siuan no tenía por qué preocuparse. No mientras Min siguiera viendo lo que quiera que viera. El hombre viviría lo suficiente para declarar lo que ella quisiera una vez que hubiera hablado con él. No se atrevió a correr el riesgo de que decidiera dejarlas y marcharse, cosa que tal vez habría hecho si le hubiera revelado sus intenciones antes. Sin embargo, era su única oportunidad de vengarse ahora de quienes lo habían amansado, rodeado como estaba de Aes Sedai. Venganza del Ajah Rojo exclusivamente, cierto, pero tendría que conformarse con eso. Un pez en la barca compensaba un cardumen en el agua.

Echó una ojeada a Leane, que esbozó un levísimo atisbo de sonrisa. Bien. A Leane no le había gustado que no la hiciera partícipe esa misma mañana del plan que tenía para ese hombre, pero Siuan llevaba mucho tiempo rodeada de secretos para desvelar con facilidad más de lo que consideraba preciso, incluso a una amiga. Le pareció que la idea de que el Ajah Rojo estuviera implicado con otros falsos Dragones había sido inculcada con sutil acierto. Las Rojas habían sido las cabecillas del complot para derrocarla. Quizá no habría un Ajah Rojo después de que esto hubiera acabado.