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1) De pie o sentado, con el busto en posición vertical y respirando por las fosas nasales, se inhala firmemente llenando primero la parte inferior de los pulmones, lo que se obtienen poniendo en juego el diafragma, el cual al descender ejerce una leve presión sobre los órganos abdominales y empuja la pared frontal del abdomen. Después se llena la región media de los pulmones, haciendo salir las costillas inferiores, esternón y pecho. Luego se llena la parte alta de los pulmones, adelantando la superior del pecho, levantando éste, incluyendo los seis o siete pares de costillas superiores. En el movimiento final, la parte inferior del abdomen se contraerá ligeramente, cuyo movimiento da apoyo a los pulmones y también ayuda a llenar su parte superior.

A la primera lectura podrá aparecer que esta respiración consiste en tres movimientos distintos. Sin embargo, no es ésta la idea exacta. La inhalación es continua y toda la cavidad torácica desde el diafragma hasta el punto más elevado del pecho, en la región clavicular, se dilata con movimiento uniforme. Debe evitarse las inhalaciones bruscas y esforzarse por obtener una acción regular y continua. La práctica dominará pronto la tendencia a dividir la inhalación en tres movimientos y dará por resultado una respiración continua y uniforme. Bastarán pocos ensayos para que se pueda completar la inhalación en un par de segundos.

2) Retener la respiración algunos segundos.

3) Exhalar muy despacio manteniendo el pecho en posición firme, entrando un poco el abdomen y elevándolo lentamente a medida que el aire sale de los pulmones. Cuando el aire ha sido exhalado completamente, aflojad el pecho y el abdomen. Una pequeña práctica hará fácil esta parte del ejercicio, y una vez adquirida, el movimiento se ejecutará casi automáticamente.

Se notará que por este método de respirar todos los órganos del aparato respiratorio entran en acción y todas las partes de los pulmones funcionaran, incluso las más apartadas células aire. La cavidad del pecho se expande en todas direcciones. Se observará también que la respiración completa es en realidad una combinación de las respiraciones baja, media y alta, sucediéndose rápidamente en el orden indicado, de tal manera, que forman una respiración uniforme, continua y completa.

Si se practica el ejercicio delante de un gran espejo, colocando ligeramente la mano sobre el abdomen, de manera que se puedan sentir los movimientos, se notará que esto ayuda mucho a comprender el mecanismo de la respiración completa. Al fin de la inhalación es útil levantar de vez en cuando los hombros, que a su vez elevan las clavículas y permiten al aire pasar libremente al pequeño lóbulo superior del pulmón derecho, donde se origina algunas veces la tuberculosis.

Al principio se encontrarán más o menos dificultades en dominar la respiración completa, pero con un poco de práctica ellas se allanarán, y cuando se haya adquirido, no se volverá jamás voluntariamente a los antiguos métodos.

Capítulo IX Efectos fisiológicos de la respiración completa

Difícilmente se podrá hablar demasiado de las ventajas que resultan de la práctica de la respiración completa; sin embargo, el estudiante que haya leído con atención las páginas precedentes, apenas puede tener necesidad de que se le señalen tales ventajas.

La práctica de la respiración completa hará a cualquier persona inmune a la consunción y otras afecciones pulmonares, y alejará hasta la posibilidad de contraer resfríos, bronquitis, etc., La consunción es debida principalmente a una disminución de la vitalidad, que puede ser atribuida a la inhalación insuficiente de aire. La disminución de vitalidad deja al organismo sin defensa contra los ataques de los gérmenes de la enfermedad. El respirar incompleto permite a una parte considerable de los pulmones permanecer inactiva, la que ofrece así un terreno preparado a los bacilos, que pronto lo invaden y producen estragos.

Un tejido pulmonar bueno y sano resistirá a los gérmenes, y la única manera de tener aquél en tales condiciones es utilizar debidamente los pulmones.

Los tísicos tienen por lo común el pecho estrecho. ¿Qué significa esto? Simplemente, que han empleado hábitos impropios de respirar, y, en consecuencia, su pecho no ha podido desarrollarse y ensancharse. El hombre que practique la respiración completa tendrá un pecho amplio y bien desarrollado; el de pecho estrecho podrá hacerle adquirir las proporciones normales con sólo adoptar este método de respirar. Este último debe ampliar su cavidad torácica si aprecia su vida.

Los resfríos pueden evitarse muchas veces cuando se está expuesto a contraerlos, ejecutando vigorosamente unas cuantas respiraciones completas. Cuando se siente frío basta respirar con vigor algunos minutos para que el cuerpo entre en calor. Muchos resfríos pueden curarse por la respiración completa y la abstención parcial de alimentos durante un día.

La calidad de la sangre depende en gran parte de su debida oxigenación en los pulmones y si esta oxigenación es incompleta, la sangre se empobrece, se carga de toda clase de impurezas el sistema sufre por falta de nutrición y se envenena a causa de los productos de desperdicios no eliminados. Como todo el cuerpo, cada órgano y cada parte depende de la sangre para su nutrición, es evidente que una sangre impura producirá un efecto perjudicial sobre el sistema entero. El remedio es sencillo: practíquese la respiración completa yoghi.

El estómago y otros órganos de nutrición sufren mucho con la respiración imperfecta. No solamente se nutren mal a causa de la falta de oxígeno, sino que como el alimento debe absorber oxígeno de la sangre antes de poderse digerir y asimilar, es fácil ver cómo la digestión y la asimilación sufren por una defectuosa respiración. Y cuando la asimilación no es normal, el sistema recibe cada vez menos nutrición; el apetito se pierde, el vigor corporal decrece, la fuerza disminuye y el hombre declina y se marchita; todo por la respiración defectuosa.

El mismo sistema nervioso sufre con la respiración incompleta, y, por lo tanto, el cerebro, médula espinal, centros nerviosos y aun los nervios, se tornan pobres e insuficientes instrumentos para generar, almacenar y transmitir las corrientes nerviosas cuando no son suficientemente nutridos por la sangre. Existe otro aspecto del asunto, y es que las mismas corrientes nerviosas, o más bien la fuerza que de ellas emana, disminuye por falta de una respiración correcta; pero esto pertenece a otra faz de la cuestión; que trataremos en otros capítulos de este libro, concretándonos por ahora a dirigir la atención del lector sobre el hecho de que el mecanismo nervioso se hace un instrumento ineficaz para transmitir la fuerza nerviosa, como resultado indirecto de la falta de una propia respiración.

El efecto de los órganos de reproducción sobre la salud general es demasiado conocido para que nos veamos obligados a tratarlo con extensión; pero se nos puede permitir decir que si los órganos reproductores están debilitados, el sistema entero siente la acción refleja y sufre consecuentemente. La respiración completa produce un ritmo que obedece a un plan de la Naturaleza para conservar esta parte importante del sistema en condición normal; y desde luego se notará que las funciones de reproducción se fortalecen y vitalizan así, por acción simpática y refleja, tonificando todo el sistema. Con lo dicho no queremos decir que deban despertarse los instintos sexuales inferiores; lejos de esto. Los yoghis aconsejan la continencia y castidad y han aprendido a contralorear las pasiones animales. Pero contralor sexual no significa debilidad sexual, y las enseñanzas yoghis dicen que el hombre o mujer cuyo organismo reproductor es normal y sano, tendrá más fuerza de voluntad para contralorearse a sí mismo. El yoghi cree que mucha de la perversión de esta admirable parte del sistema proviene mayormente de una falta de salud normal, y que es más bien el resultado de estados mórbidos que de las condiciones normales de esos órganos. Un examen un poco cuidadoso del asunto demostrará que las enseñanzas yoghis son exactas. Este no es el momento oportuno para considerar el asunto detenidamente, y nos limitaremos a decir que los yoghis conocen que la energía sexual puede conservarla y utilizarla el hombre en el desarrollo de su cuerpo y de s mente, en lugar de disiparla imprudentemente en excesos, como lo hace muchos, por ignorancia. Por pedido especial daremos en este libro un ejercicio favorito yoghi a este propósito. Pero sea que el estudiante desee o no adoptar las teorías yoghis de continencia y castidad, encontrará que la respiración completa hará más para restaurar la salud de esta parte del sistema que cualquier otro método que pueda haber ensayado.