Mueve la cabeza contrariada. Pestañeo y siento que estoy poniéndome colorada. Oh… has dado en el clavo, Katherine Kavanagh, vas a ganar el Pulitzer.
– Ana, no lo entiendo. ¿Y le dejas que te haga el amor?
– No, Kate, no hacemos el amor… follamos… como dice Christian. No le interesa el amor.
– Sabía que había algo raro en él. Tiene problemas con el compromiso.
Asiento, como si estuviera de acuerdo, pero por dentro suspiro. Ay, Kate… Ojalá pudiera contártelo todo sobre este tipo extraño, triste y perverso, y ojalá tú pudieras decirme que lo olvidara, que dejara de ser una idiota.
– Me temo que la situación es bastante abrumadora -murmuro.
Me quedo muy, muy corta.
Como no quiero seguir hablando de Christian, le pregunto por Elliot. Con solo mencionar su nombre, la actitud de Katherine cambia radicalmente. Se le ilumina la cara y me sonríe.
– El sábado vendrá temprano para ayudarnos a cargar.
Estrecha el cepillo con fuerza contra su pecho -vaya, le ha pillado fuerte-, y siento una vaga y familiar punzada de envidia. Kate ha encontrado a un hombre normal y parece muy feliz.
Me giro hacia ella y la abrazo.
– Ah, casi me olvido. Tu padre ha llamado cuando estabas… bueno, ocupada. Parece que Bob ha tenido un pequeño accidente, así que tu madre y él no podrán venir a la entrega de títulos. Pero tu padre estará aquí el jueves. Quiere que lo llames.
– Vaya… Mi madre no me ha llamado para decírmelo. ¿Está bien Bob?
– Sí. Llámala mañana. Ahora es tarde.
– Gracias, Kate. Ya estoy bien. Mañana llamaré también a Ray. Creo que me voy a acostar.
Sonríe, pero arruga los ojos preocupada.
Cuando ya se ha marchado, me siento, vuelvo a leer el contrato y voy tomando notas. Una vez que he terminado, enciendo el ordenador dispuesta a responderle.
En mi bandeja de entrada hay un e-mail de Christian.
De: Christian Grey
Fecha: 23 de mayo de 2011 23:16
Para: Anastasia Steele
Asunto: Esta noche
Señorita Steele:
Espero impaciente sus notas sobre el contrato.
Entretanto, que duermas bien, nena.
Christian Grey
Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.
De: Anastasia Steele
Fecha: 24 de mayo de 2011 00:02
Para: Christian Grey
Asunto: Objeciones
Querido señor Grey:
Aquí está mi lista de objeciones. Espero que el miércoles las discutamos con calma en nuestra cena.
Los números remiten a las cláusulas:
2: No tengo nada claro que sea exclusivamente en MI beneficio, es decir, para que explore mi sensualidad y mis límites. Estoy segura de que para eso no necesitaría un contrato de diez páginas. Seguramente es para TU beneficio.
4: Como sabes, solo he practicado sexo contigo. No tomo drogas y nunca me han hecho una transfusión. Seguramente estoy más que sana. ¿Qué pasa contigo?
8: Puedo dejarlo en cualquier momento si creo que no te ciñes a los límites acordados. De acuerdo, eso me parece muy bien.
9: ¿Obedecerte en todo? ¿Aceptar tu disciplina sin dudar? Tenemos que hablarlo.
11: Periodo de prueba de un mes, no de tres.
12: No puedo comprometerme todos los fines de semana. Tengo vida propia, y seguiré teniéndola. ¿Quizá tres de cada cuatro?
15.2: Utilizar mi cuerpo de la manera que consideres oportuna, en el sexo o en cualquier otro ámbito… Por favor, define «en cualquier otro ámbito».
15.5: Toda la cláusula sobre la disciplina en general. No estoy segura de que quiera ser azotada, zurrada o castigada físicamente. Estoy segura de que esto infringe las cláusulas 2-5. Y además eso de «por cualquier otra razón» es sencillamente mezquino… y me dijiste que no eras un sádico.
15.10: Como si prestarme a alguien pudiera ser una opción. Pero me alegro de que lo dejes tan claro.
15.14: Sobre las normas comento más adelante.
15.19: ¿Qué problema hay en que me toque sin tu permiso? En cualquier caso, sabes que no lo hago.
15.21: Disciplina: véase arriba cláusula 15.5.
15.22: ¿No puedo mirarte a los ojos? ¿Por qué?
15.24: ¿Por qué no puedo tocarte?
Normas:
Dormir: aceptaré seis horas.
Comida: no voy a comer lo que ponga en una lista. O la lista de los alimentos se elimina, o rompo el contrato.
Ropa: de acuerdo, siempre y cuando solo tenga que llevar tu ropa cuando esté contigo.
Ejercicio: habíamos quedado en tres horas, pero sigue poniendo cuatro.
Límites tolerables:
¿Tenemos que pasar por todo esto? No quiero fisting de ningún tipo. ¿Qué es la suspensión? Pinzas genitales… debes de estar de broma.
¿Podrías decirme cuáles son tus planes para el miércoles? Yo trabajo hasta las cinco de la tarde.
Buenas noches.
Ana
De: Christian Grey
Fecha: 24 de mayo de 2011 00:07
Para: Anastasia Steele
Asunto: Objeciones
Señorita Steele:
Es una lista muy larga. ¿Por qué está todavía despierta?
Christian Grey
Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.
De: Anastasia Steele
Fecha: 24 de mayo de 2011 00:10
Para: Christian Grey
Asunto: Quemándome las cejas
Señor:
Si no recuerdo mal, estaba con esta lista cuando un obseso del control me interrumpió y me llevó a la cama.
Buenas noches.
Ana
De: Christian Grey
Fecha: 24 de mayo de 2011 00:12
Para: Anastasia Steele
Asunto: Deja de quemarte las cejas
ANASTASIA, VETE A LA CAMA.
Christian Grey
Obseso del control y presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.
Vaya… en mayúsculas, como si me gritara. Apago el ordenador. ¿Cómo puede intimidarme estando a ocho kilómetros? Todavía triste, me meto en la cama e inmediatamente caigo en un sueño profundo, aunque intranquilo.
13
Al día siguiente, al volver a casa del trabajo, llamo a mi madre. Como en Clayton’s el día ha sido relativamente tranquilo, he tenido mucho tiempo para pensar. Estoy inquieta, nerviosa, porque mañana tengo que enfrentarme con el obseso del control, y en el fondo estoy preocupada porque quizá he sido demasiado negativa en mi respuesta al contrato. Quizá él decida cancelarlo.
Mi madre está muy triste, siente mucho no poder venir a la entrega de títulos. Bob se ha torcido un ligamento y cojea. La verdad es que es muy torpe, como yo. Se recuperará sin problemas, pero tiene que hacer reposo, y mi madre tiene que atenderlo todo el tiempo.
– Ana, cariño, lo siento muchísimo -se lamenta mi madre al teléfono.
– No pasa nada, mamá. Ray estará aquí.
– Ana, pareces distraída… ¿Estás bien, mi niña?
– Sí, mamá.
Ay, si tú supieras… He conocido a un tipo escandalosamente rico que quiere mantener conmigo una especie de extraña y perversa relación sexual en la que yo no tengo ni voz ni voto.
– ¿Has conocido a algún chico?
– No, mamá.
Ahora mismo no me apetece hablar del tema.
– Bueno, cariño, el jueves pensaré en ti. Te quiero. Lo sabes, ¿verdad?
Cierro los ojos. Sus cariñosas palabras me reconfortan.