– ¿Una mujer virtuosa?
– No, querida. A fin de cuentas, no era eso lo que buscaba, aunque desde luego encontré una esposa virtuosa.
Augusta lo miró con curiosidad.
– Entonces, ¿qué era lo que buscabas?
– Al principio no lo sabía, pero lo que en realidad quería era una amante esposa.
– ¡Oh, sí, Harry! -Le sonrió con los ojos desbordantes de amor-. Claro que tienes una amante esposa.