El ascenso era por fuerza de fusión: el timón de velocidad luz sólo comenzaría a operar en el borde más exterior del espacio terrestre. Despegaron muy suavemente y salieron de la atmósfera en pocos segundos. Las pantallas visuales se abrieron automáticamente y Falk-Ramarren vio a la Tierra cayendo en el vacío, en una curva azul obscuro, con brillantes bordes. Luego la nave emergió a la interminable luz del Sol.
¿Se iba de casa o iba a casa?
Sobre la pantalla, el amanecer que se abría sobre el Océano Oriental brilló con un dorado intenso, durante un momento, contra el polvo de las estrellas, como una piedra preciosa en un gran bastidor. Luego bastidor y diseño explotaron, la barrera estaba superada y la pequeña nave se liberó de la temporalidad y los condujo a través de las sombras.