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Andrei buscó a tientas una silla y se sentó. Las piernas no lo sostenían. Miró nuevamente en torno suyo.

— Oye, tú… — Fritz se había bajado las mangas y se estaba poniendo los gemelos —. Veo que tienes un chichón en la frente. Ve al médico y que te dé un certificado. Ya le rompí la nariz a Rumer y lo mandé a la consulta. Por si acaso. El imputado Katzman, durante el interrogatorio, agredió al juez de instrucción Voronin y al investigador Rumer, causándoles lesiones. Así que se vieron obligados a defenderse… etcétera. ¿Entiendes?

— Entiendo — masculló Andrei, palpándose maquinalmente el chichón. Volvió a examinar el recinto con la vista —. Y él… ¿él, dónde está? — preguntó, con dificultad.

— Sí, Rumer es un gorila, de nuevo exageró la nota — se lamentó Fritz mientras se abotonaba la chaqueta —. Le partió la mano, por aquí… Hubo que mandarlo al hospital.

TERCERA PARTE

Redactor jefe

UNO

Desde mucho tiempo atrás, en la ciudad se editaban cuatro diarios, pero el primero que leía Andrei era el quinto, que comenzara a publicarse poco tiempo atrás, un par de semanas antes de la llegada de las «tinieblas egipcias». Aquel diario era pequeño, sólo tenía dos páginas (más que un diario era una octavilla), y la publicaba el Partido del Renacimiento Radical, que se había escindido del ala izquierda del partido de los radicales. La hoja titulada Bajo el signo del Renacimiento Radical era venenosa, agresiva y malévola, pero la gente que la editaba contaba siempre con una información de primera y, como regla, siempre sabían bien qué ocurría en la Ciudad en general, y en el gobierno en particular.

Andrei echó una mirada a los titulares: FRIEDRICH GEIGER ADVIERTE: ¡HABÉIS SUMIDO LA CIUDAD EN LAS TINIEBLAS, PERO NO DORMIMOS!; EL RENACIMIENTO RADICAL ES LA ÚNICA MEDIDA EFICAZ CONTRA LA CORRUPCIÓN; DE TODOS MODOS, ALCALDE, ¿ADÓNDE HA IDO A PARAR EL GRANO DE LOS GRANEROS URBANOS?; ¡HOMBRO CON HOMBRO, ADELANTE! ENCUENTRO DE FRIEDRICH GEIGER CON LOS LÍDERES DEL PARTIDO CAMPESINO; OPINAN LOS OBREROS DE LA SIDERÚRGICA: ¡LOS ACAPARADORES DE GRANO, AL PATÍBULO!; ¡SIGUE ADELANTE, FRITZ! ¡ESTAMOS CONTIGO! ASAMBLEA DE LAS AMAS DE CASA DEL PRR; ¿OTRA VEZ LOS BABUINOS? Una caricatura: el alcalde, con su enorme trasero, se yergue sobre un montón de grano, seguramente el mismo que desapareció de los almacenes de la ciudad, entrega armas a sujetos lúgubres, con aspecto de criminales. Pie de grabado: ¡CHAVALES, EXPLICADLES ADONDE HA IDO A PARAR EL GRANO! Andrei dejó caer la octavilla sobre la mesa y se rascó la barbilla. ¿De dónde sacaba Fritz todo el dinero para pagar las multas? ¡Dios mío, qué harto estaba de todo! Se levantó, caminó hasta la ventana y miró hacia fuera. Entre la espesa niebla húmeda, apenas iluminada por las farolas callejeras, pasaban ruidosos los carretones, se oían abundantes tacos, toses de fumadores, de vez en cuando se escuchaban relinchos de caballos. Los granjeros acudían por segundo día a la ciudad, sumida en las tinieblas.

Llamaron a la puerta y entró la secretaria con un paquete de galeradas.

— A Ubukata. Déselas a Ubukata — Andrei intentó librarse.

— El señor Ubukata está con el censor — objetó la secretaria con timidez.

— Pero no va a pasar toda la noche allí — dijo Andrei, irritado —. Cuando regrese, se las da.

— Pero el maquetista…

— Eso es todo — dijo Andrei con grosería —. Lárguese.

La secretaria se retiró. Andrei bostezó, el dolor en la nuca lo hizo encogerse, volvió junto a la mesa y encendió un cigarrillo. Se le partía la cabeza y tenía un pésimo sabor en la boca. Y, en general, todo era asqueroso, oscuro y pegajoso. Tinieblas egipcias… De algún lugar lejano llegaba el sonido de disparos, débiles chasquidos, como si estuvieran partiendo ramas secas. Andrei volvió a arrugar el rostro y cogió en sus manos El Experimento, diario del gobierno, de dieciséis páginas.

EL ALCALDE ADVIERTE A LOS DEL PRR:

¡EL GOBIERNO NO DUERME, EL GOBIERNO LO VE TODO!

EL EXPERIMENTO ES UN EXPERIMENTO.

LA OPINIÓN DE NUESTRO COMENTARISTA CIENTÍFICO SOBRE LOS FENÓMENOS SOLARES,

CALLES OSCURAS Y PERSONAJES SOMBRÍOS.

COMENTARIO DEL ASESOR POLÍTICO DE LA MUNICIPALIDAD

SOBRE EL ÚLTIMO DISCURSO DE FRIEDRICH GEIGER.

UNA SENTENCIA JUSTA,

ALOIS TENDER CONDENADO AL FUSILAMIENTO POR PORTAR ARMAS.

«ALGO SE LES HA ROTO, NO IMPORTA, LO ARREGLARÁN»,

DICE EL ELECTRICISTA THEODOR U. PLTERS

¡PROTEGED A LOS BABUINOS, SON VUESTROS BUENOS AMIGOS!

RESOLUCIÓN DE LA ÚLTIMA ASAMBLEA

DE LA SOCIEDAD PROTECTORA DE LOS ANIMALES.

LOS GRANJEROS SON EL FIRME PILAR DE NUESTRA SOCIEDAD.

ENCUENTRO DEL ALCALDE CON LOS LÍDERES DEL PARTIDO CAMPESINO.

EL MAGO DEL LABORATORIO SOBRE EL PRECIPICIO.

NOTICIAS SOBRE LOS ÚLTIMOS TRABAJOS PARA

EL CULTIVO DE PLANTAS EN LA OSCURIDAD

¿DE NUEVO LAS «ESTRELLAS FUGACES»?

CONTAMOS CON CARROS BLINDADOS.

ENTREVISTA CON EL COMISIONADO DE POLICÍA.

LA CLORELLA NO ES UN PALIATIVO, SINO UNA PANACEA.

¡AARON WEBSTER SE RÍE. AARON WEBSTER CANTA!

DECIMOQUINTO CONCIERTO BENÉFICO DEL FAMOSO COMEDIANTE.

Andrei agarró el montón de papeles, hizo una pelota con ellos y los tiró a un rincón. Todo aquello le parecía irreal. Lo real eran las tinieblas, que por duodécimo día cubrían la Ciudad, la realidad eran las colas ante las panaderías, la realidad era el golpeteo siniestro de las ruedas descentradas bajo la ventana, las brasas de los cigarrillos que surgían de repente en la oscuridad, el sordo tintineo metálico bajo la lona de los carretones campesinos. La realidad eran los disparos, aunque hasta ese momento nadie podía decir con seguridad quién disparaba contra quién. Y la peor de todas las realidades era aquel sordo zumbido de resaca dentro de la pobre cabeza, y la enorme lengua, hinchada y reseca, que no cabía en la boca y daba ganas de escupirla.

«Oporto y queso, qué locura, ¡y nada más! A ella qué le importa, sigue durmiendo bajo la manta, pero tú, como si revientas… Ojalá todo esto acabe de derrumbarse, de irse al diablo… Estoy harto de llenar el cielo de hollín, que se vayan a la mierda con su experimento, sus preceptores, sus militantes del PRR, sus alcaldes y granjeros, sus apestosas reservas de grano… Qué experimentadores tan grandiosos, no pueden ni siquiera suministrar luz solar. Y hoy todavía tengo que pasar por la cárcel, que llevarle un paquete de comida a Izya… ¿Cuánto tiempo le queda por cumplir? Cuatro meses. No, seis… ¡Hijo de perra, Fritz, si utilizara su energía con fines pacíficos! No se rinde nunca. Puede con todo. Lo echaron de la fiscalía, y fundó un partido. Ahora anda haciendo planes, lucha contra la corrupción, viva el renacimiento, se pelea con el alcalde… Qué bueno sería ir ahora mismo al ayuntamiento y agarrar al señor alcalde por sus blancas crines y reventarle la jeta contra la mesa. Canalla, ¿dónde está el grano? ¿Por qué el sol no alumbra? Y darle una, dos, muchas patadas en el culo…»

La puerta se abrió violentamente y chocó contra la pared. Entró Kensi, pequeño y veloz, y además airado, como se pudo ver enseguida: los ojos eran apenas una rendija, los dientecitos a la vista, el cabello negro erizado. Andrei gimió lentamente. Tendría que ir con él a pelearse con alguien, pensó angustiado.

Kensi se le acercó y tiró sobre la mesa un paquete de galeradas tachadas con lápiz rojo.

— ¡No voy a imprimir eso! — declaró —. ¡Es un sabotaje!