"No me siento como yo misma. "
"Tienes que decirme lo que ha sucedido que te tiene tan trastornada. "
Elizabeth soltó un corto y superficial suspiro. "Ese libro ha arruinado mi vida. "
Susan parpadeó. "Nunca has sido dada al melodrama. "
"Quizás he cambiado. "
"Quizás," dijo Susan, un tanto irritada, evidentemente, ante las evasivas de su hermana, "te gustaría explicarme cómo este libro ha arruinado tu vida. "
Elizabeth miró hacia otro lado así que Susan no pudo ver como se estremecía su rostro. "Yo no habría coqueteado con él. Nunca me habría acercado a él si no se me hubiese metido en la cabeza… "
"¡Dios mio! " la interrumpió Susan. "¿Qué te ha hecho? ¿Te ha deshonrado de algún modo?"
"¡No! " gritó Elizabeth. "Nunca lo haría. "
"¿Entonces qué pasó? "
"Oh, Susan," contestó Elizabeth, con silenciosas lagrimas rodando por su rostro. "Podría enamorarme de él. Podría amarlo de verdad. "
"¿Entonces qué está mal? " preguntó Susan en un suave susurro.
"¡Susan, no tiene ni un penique! ¡Es un simple administrador! "
"¿Es que no podrías ser feliz con una vida sencilla? "
"Por supuesto que podría," estalló Elizabeth. "Pero ¿y la educación de Lucas? ¿Y tu debut? ¿Y las acuarelas de Jane? ¿No has escuchado ni una palabra de lo que he estado diciendo durante toda la semana? ¿Creíste que buscaba a marido porque me divertía con ello? Necesitamos dinero, Susan. Dinero. "
Susan no pudo mirar a su hermana a los ojos. "Lo siento, si sientes que tienes que sacrificarte. "
"Lo gracioso es que no pensé que esto fuera tal sacrificio. Muchas mujeres se casan con hombres a los que no aman. Pero ahora… " Hizo una pausa y se secó los ojos. "Ahora es difícil. Eso es todo. Difícil. "
Susan tragó y suavemente dijo, "Tal vez deberías devolver el libro. "
Elizabeth asintió. "Lo haré mañana. "
"Podemos… podemos decidir como proceder más tarde. Estoy segura de que puedes encontrar un marido sin necesidad de practicar con – "
Elizabeth alzó una mano. "No quiero hablar de ello ahora. "
Susan asintió y sonrió débilmente mientras acunaba el libro. "Iré a quitarle el polvo. Puedes devolverlo mañana. "
Elizabeth no se movió mientras veia a su hermana abandonar la habitación. Después avanzó lentamente hasta su cama y comenzó a llorar. Pero esta vez mantuvo la almohada sobre su cabeza, amortiguando el sonido de sus sollozos.
Lo último que quería era más compasión
Capitulo 8
Elizabeth llegó Danbury House antes que de costumbre a la mañana siguiente, esperando poder colarse en la biblioteca y devolver el libro antes de que Lady Danbury terminara de desayunar. Lo único que quería era alejar el maldito libro de su vista y de sus manos para siempre.
Había visualizado la escena en su mente cien veces. Deslizaría Cómo casarse con un Marqués en su correspondiente estante y cerraría la puerta de la biblioteca firmemente tras ella. Y eso, rezó, sería todo.
"No me has causado más que aflicción," susurró a su cartera.
Santo cielo, se estaba convirtiendo en una verdadera idiota. Le estaba hablando a un libro. ¡Un libro! Eso no tenía ningún poder, no iba a cambiar su vida, y ciertamente no iba a contestarle aún cuando ella fuera lo bastante estúpida para lanzar palabras en su dirección.
Era solamente un libro. Un objeto inanimado. El único poder que poseía era el que ella decidiera concederle. Sólo sería importante en su vida si ella así lo decidía.
Por supuesto, eso no explicaba por qué siempre medio esperaba que brillara en la oscuridad cuando ella miraba detenidamente su cartera. Caminó de puntillas por el pasillo, por primera vez en su vida malditamente agradecida por la firme adhesión de Lady Danbury a la rutina.
La condesa estaría aproximadamente a medio desayuno ahora mismo, lo que significaba que Elizabeth tendría más o menos veinte minutos antes de que su patrona apareciera en la salita.
Dos minutos para deslizar de nuevo el libro en la biblioteca, y dieciocho para calmarse.
Elizabeth tenía la mano dentro de su cartera y comenzó a agarrar el libro mientras giraba la esquina. La puerta de la biblioteca estaba entornada. Perfecto. Menos ruido que hacer, menos probabilidades de que alguien se topara con ella. No es que hubiera mucha actividad en esta parte de la casa antes de que Lady D terminara su desayuno, pero de todos modos, uno nunca era demasiado cuidadoso.
Se deslizó de costado por la abertura de la puerta, la mirada clavada en el anaquel donde ella había encontrado el libro a principio de la semana. Todo lo que tenía que hacer era cruzar el cuarto, poner el libro en su sitio, y salir. Sin desvíos y sin paradas innecesarias.
Sacó el libro, con los ojos enfocados en el anaquel. Dos pasos más, y-
"Buenos días, Elizabeth. "
Gritó.
James retrocedió ligeramente de la sorpresa. "Mis más profundas disculpas por asustarla. "
"¿Qué hace aquí? " exigió ella.
"Está temblando," dijo él con una voz preocupada. "Realmente la asusté, ¿verdad? "
"No," dijo ella, con voz demasiado alta. "Es solamente que no esperaba encontrar a nadie. La biblioteca suele estar por lo general vacía a estas horas de la mañana. "
Él se encogió de hombros. "Me gusta leer. Lady Danbury me dijo que podía hacer uso libremente de su colección. Y, ¿qué lleva en la mano? "
Elizabeth siguió su mirada hasta su mano y jadeó. Dios santo, aún tenía el libro en la mano. "No es nada," soltó, tratando de volver a meterlo en su cartera. "Nada". Pero sus nervios volvieron torpes sus dedos, y el libro cayó al suelo.
"Es el libro que trataba de ocultarme el otro día," dijo él con un destello triunfante en lo ojos.
"¡No lo es! " prácticamente gritó ella, tirándose al suelo para cubrirlo. "Es solamente una novela tonta que tomé prestada, y – "
"¿Es buena? " dijo él arrastrando las palabras. "Me gustaría leerla. "
"La odiaría," dijo ella rápidamente. "Es un romance. "
"Me gusta el romance. "
"Por supuesto, a todo el mundo le gusta el romance," dijo ella, absurdamente "pero, ¿realmente quiere leer sobre ello? Creo que no. Es muy melodramático. Se aburriría enormemente. "
“¿Usted cree? " murmuró él, esbozando una media sonrisa con la comisura de su boca.
Ella asintió frenéticamente. "Como se suele decir, es un libro para mujeres. "
"Eso es bastante discriminatorio, ¿no cree? "
"Trato solamente de ahorrarle tiempo. "
Él se puso en cuclillas. "Eso es muy considerado por su parte. "
Ella cambió de posición de modo que pudiera sentarse directamente sobre el libro. "Está bien ser considerado. "
Él se acercó, sus ojos brillaban. "Esta es una de las cosas que más me gustan de usted, Elizabeth. "
"¿Cuál? " graznó ella.
"Su consideración. "
"Lo dudo," replicó ella, mordiendo prácticamente las palabras. “Solamente ayer pensaba que yo chantajeaba a Lady Danbury. ¿Cómo de considerado es eso? "
"Trata de cambiar de tema," la reprendió él, "pero solamente para que conste, ya había decidido que usted no era el chantajista. Es cierto que era la principal sospechosa, después de todo, tiene bastante libre acceso a las pertenencias de Lady Danbury, pero uno no necesita pasar demasiado tiempo en su compañía para hacer una exacta evaluación de su carácter.”
"Qué considerado por su parte," dijo ella, acerbamente.
"Bájese del libro, Elizabeth," le ordenó él.
"No. "
"Bájese del libro. "
Ella gimió audiblemente. Era imposible que su vida hubiera llegado a este punto. "Mortificación" no comenzaba, ni siquiera, a describir el estado de su mente. Y "remolacha" no podía comenzar a describir el estado de sus mejillas.
"Sólo lo está empeorando. " Estiró una mano, y de alguna manera consiguió agarrar una esquina del libro.
Ella inmediatamente hizo más fuerza hacia abajo. "No voy a moverme. "