Elizabeth, tú entraste en mi vida cuando el último de mis hijos se casó y me abandonó. Desde el primer día, me has enseñado lo que significa ser valiente, leal y fiel a las creencias de uno. Durante estos últimos años ha sido un placer para mi verte florecer y crecer. Cuando viniste por primera vez a Danbury House, eras tan joven, e inexperta y fácil de aturdir. Pero en algún momento a lo largo del camino, has desarrollado un equilibrio interior y un ingenio que cualquier joven mujer envidiaría. No me adulas, y nunca permites que te intimide; es probablemente el mayor elogio que la mujer de un hijo mío puede recibir. Daría todo lo que poseo por llamarte hija mía, pero sospecho, que ya lo sabes.
Asi que ¿era tan extraño que soñara con que vosotros- mis dos personas favoritas os conocierais? Sabía que no podía hacerlo de forma convencional. James, con seguridad, se opondría a cualquier tentativa por mi parte de hacer de casamentera. Es un hombre, después de todo, y por lo tanto tontamente orgulloso. Y sabía que jamás convencería a Elizabeth para viajar a Londres y tener una temporada a mis expensas. Ella nunca participaría en nada que la alejara tanto tiempo de su familia.
Y así nació mi pequeño engaño. Comenzó con una nota a James. Tú siempre querías rescatarme tal y como yo te rescaté a ti una vez, mi niño. Fue bastante fácil idear un complot de chantaje. (Debo desviarme un momento para asegurarte que el complot fue una completa mentira, y todos mis hijos son legítimos y fueron, por supuesto, engendrados por el anterior Lord Danbury. No soy la clase de mujer que se desvía de sus votos matrimoniales.)
Estaba bastante segura de que si podía conseguir que os conocierais, os enamoraríais (raramente me equivoco en esta clase de cosas), pero solamente para plantar la idea en la cabeza de Elizabeth, localicé mi vieja copia de Como casarse con un Marqués. Un tonto libro que nunca debió ser escrito, pero no sabía de qué otra forma hacerla comenzar a pensar en el matrimonio. (En caso de que te lo estés preguntando, Lizzie, te perdono por robar el libro de mi biblioteca. Estabas destinada a hacerlo, por supuesto, así que puedes guardarlo como un recuerdo de tu noviazgo.) [6]
Esta es mi confesión. No os pido perdón, por supuesto, no tengo nada por lo que pedirlo. Supongo que podríais sentiros ofendidos con mis métodos, y normalmente no soñaría con orquestar una situación tan comprometedora, pero estaba claro que ambos sois demasiado obstinados para reconocer la verdad de otra forma. El amor es un regalo precioso, y haríais bien en no desaprovecharlo por un poco de tonto orgullo.
Espero realmente que disfrutéis del pabellón de caza; veréis que he tenido en cuenta cada una de vuestras necesidades. Por favor sentiros libres de pasar la noche; en contra de la creencia popular, no domino el clima, pero rezo al Señor para que se desate una violente tormenta con lluvia torrencial- de la clase de tormentas a la que nunca os aventuraríais a salir.
Podéis agradecérmelo en vuestra boda. Ya os he conseguido una licencia especial a vuestro nombre.
Afectuosamente,
Agatha, Lady Danbury.
Elizabeth se quedó boquiabierta. "No puedo creerlo," jadeó. "Ella lo tramó todo. " James puso los ojos en blanco. "Yo sí puedo creerlo. "
"No puedo creer que pusiera el maldito libro en la biblioteca sabiendo que yo lo cogería."
James asintió. "También puedo creer eso. "
Elizabeth giró la cabeza hacia él, con labios todavía entreabiertos del asombro. "Y hasta tiene una licencia especial. "
"Eso," confesó él, "si que no puedo creerlo. Pero sólo porque yo también obtuve una, y estoy un poco sorprendido de que el arzobispo hiciera un duplicado. "
La carta de Lady Danbury resbaló de la mano de Elizabeth y revoloteó cayendo sobre las sábanas. "¿Hiciste eso? " susurró.
James tomó una de sus manos y se la llevó a los labios. "Cuando estaba en Londres, buscando al falso chantajista de Agatha. "
"Quieres casarte conmigo," jadeó ella. Sus palabras eran una declaración, no una pregunta, pero sonaron como si no pudiera creerlas realmente.
James le lanzó una sonrisa divertida. "Sólo te lo he pedido una docena de veces en los últimos días. "
Elizabeth sacudió su cabeza, como si despertara de un sueño. "Si me lo pides otra vez," dijo pícaramente, " podría darte una respuesta diferente. "
"¿De verdad? "
Ella asintió. "Definitivamente. "
Él recorrió con un dedo el costado de su cuello, su sangre acelerándose cuando vio el modo que su roce la hizo temblar. "¿Y qué te ha hecho cambiar de opinión? " murmuró.
"Algunos podrían pensar," jadeó ella, cuando su dedo siguió bajando, "que tiene algo que ver con que me hayas comprometido, pero si realmente quieres la verdad… "
Él se inclinó, sonriendo lobunamente. "Oh, definitivamente quiero la verdad. "
Elizabeth permitió que él acortara la distancia entre ellos a un mero centímetro antes de decir, "Ha sido por el libro. "
Él se congeló. "¿El libro? "
" Cómo casarse con un Marqués. " Ella arqueó una de sus cejas. "Pienso escribir una edición corregida. "
Él palideció. "Bromeas. "
Ella sonrió y se onduló bajo él. "¿Lo hago? "
"Por favor dime que estas bromeando. "
Ella se recostó un poco más en la cama.
"Te obligaré a confesar que bromeas," gruñó James.
Elizabeth lo alcanzó y lo rodeó con los brazos, sin notar siquiera el trueno que hizo que las paredes temblaran. "Si hazlo, por favor.”
Y James la obedeció.
Epílogo
Nota de la Autora: es convenido universalmente por todos los expertos en Protocolo del siglo diecinueve que los copiosos garabatos encontrados en los márgenes de este volumen único son trabajo del Marqués de Riverdale.
Extractos de
COMO CASARSE CON UN MARQUÉS
por LA MARQUESA DE RIVERDALE
SEGUNDA EDICIÓN
Publicado en 1818. Copias Impresas: Una.
Edicto Número Uno
NUNCA PONGA TODAS SUS ESPERANZAS EN UN CABALLERO HASTA NO ESTAR COMPLETAMENTE SEGURA DE SU IDENTIDAD. COMO CUALQUIER SEÑORITA JUICIOSA DEBE SABER, LOS HOMBRES SON SIEMPRE MENTIROSOS.
Dios Santo, Lizzie, ¿no me has perdonado aún por eso?
Edicto Número Cinco
LOS CONVENCIONALISMOS DICTAN QUE USTED NO DEBE PASAR MÁS DE DIEZ MINUTOS CONVERSANDO CON UN CABALLERO EN PARTICULAR. ESTA AUTORA DISCREPA. SI USTED SIENTE QUE ESTE HOMBRE PODRÍA SER UN CANDIDATO PARA EL MATRIMONIO, LE CONVIENE CONOCER SU MENTE ANTES DE QUE USTED SE COMPROMETA EN UN VOTO TAN SACROSANTO. EN OTRAS PALABRAS, MEDIA HORA DE CONVERSACIÓN PUEDE SALVARLA DEL ERROR DE SU VIDA.
Ningun argumento en contra.
Edicto Número Ocho
NO IMPORTA LO MUCHO QUE AME A SUS PARIENTES, LOS NOVIAZGOS SE LLEVAN MEJOR SIN LA PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA.
Oh, pero no olvides el pabellón de caza…
Edicto Número Trece
TODA MUJER DEBE SABER DEFENDERSE DE ATENCIONES NO DESEADAS. ESTA AUTORA RECOMIENDA EL BOXEO. ALGUNOS PODRÍAN CONSIDERAR TAL CONDUCTA ATLÉTICA IMPROPIA DE UNA DELICADA DAMA, PERO USTED DEBE ESTAR PREPARADA PARA DEFENDER SU REPUTACIÓN. SU MARQUÉS PUEDE QUE NO SIEMPRE ESTE A MANO. PUEDE HABER MOMENTOS EN QUE TENGA QUE PROTEGERSE A SI MISMA.