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La idea cristiana del altruismo es una tontería absoluta. En Oriente nunca se ha pensado de la misma manera. La historia de Oriente y su búsqueda de la verdad es muy larga y se sustenta en una cuestión muy simple: antes de cuidar a los demás tienes que cuidarte a ti mismo.

Quien hace la pregunta siente cierta culpabilidad porque dice: «Parece que tuviera que atravesar una capa de incomodidad, culpabilidad y confusión. ¿Podrías hablar sobre esto?».

Es un fenómeno muy sencillo: el cristianismo ha engañado a millones de personas con un camino equivocado. El fundamen-talista cristiano es la persona más fanática e intolerante que puedas encontrar. Hoy en día, en Oriente se han olvidado de sus momentos gloriosos, la época de Buda y Mahavira. Ahora, incluso los que no son cristianos están influidos por la ideología cristiana. La Constitución india dice que la caridad consiste en ayudar a los pobres, propagando la educación y construyendo hospitales. En las enseñanzas de Gautama Buda no se puede encontrar ninguna de estas cosas. No es que esté en contra de ayudar a los pobres, pero sabe que si eres un meditador vas a ayudarles sin necesidad de jactarte de ello. Sucede de una forma simple y natural.

Enseñar la meditación no es un acto de caridad pero abrir un hospital sí lo es. Abrir una escuela y enseñar geografía e historia es un acto de caridad. Y ¿qué vas a enseñar en la clase de geografía? Dónde está Tombuctú, dónde está Constantinopla. En historia ¿qué vas a enseñar? Hablarás de Gengis Khan, Tamerlán, Nadir Shah, Alejandro Magno o Iván el Terrible. ¿Eso es caridad? Pero enseñar a la gente a ser silenciosa y pacífica, amorosa y alegre, y estar satisfecha y plena no es caridad. Hasta la gente que no es católica se ha contagiado con esta enfermedad.

Mahatma Gandhi estuvo a punto de convertirse al cristianismo al menos tres veces en su vida. En realidad, era cristiano en un noventa por ciento. El doctor Ambedkar, que redactó la Cons titución india, durante años pensó que él y sus seguidores, los in-, tocables, debían convertirse al cristianismo. Finalmente decidió que se harían budistas. Pero en la Constitución india puede verse el impacto del cristianismo. En ella ni siquiera se menciona la palabra «meditación», que ha sido la aportación de Oriente al mundo y su contribución más importante. Sin embargo, la Cons titución refleja mejor lo que todavía enseñan los misioneros cristianos. No es un reflejo de Gautama Buda, ni un reflejo de Kabir o de Nanak.

No entiendo cómo puede existir la caridad sin meditación.

Tu culpabilidad es un condicionamiento equivocado. Olvídate de ello sin pensarlo dos veces. Siendo completamente egoísta, te volverás altruista. Primero tendrás que enriquecerte interiormente, hacerte tan rico y desbordar tanta riqueza que tendrás que compartir, del mismo modo que una nube cargada de lluvia tiene que compartir su lluvia con la tierra sedienta. Pero antes la nube tiene que estar cargada de lluvia. Es absurdo decir a las nubes vacías: «Deberíais ser altruistas».

La gente viene a verme con muy buenas intenciones y me dicen: «Este sitio que tienes a tu alrededor es muy raro. Deberías abrir un hospital para los pobres, recoger a los huérfanos, distribuir ropa entre los mendigos y ayudar a quienes lo necesitan». Mi propuesta es completamente distinta. Puedo distribuir métodos anticonceptivos entre los pobres para que que no haya huérfanos. Puedo dar la pildora a los pobres para no haya un aumento de la población, porque no le veo el sentido, ¿primero crear huérfanos, luego orfanatos, y después servirles y malgastar tu vida?

Cuando empecé a hablar en los años sesenta, la India tenía una población de cuatrocientos millones de personas. Desde entonces, he estado diciendo que el control de la natalidad es absolutamente necesario. Pero los católicos están en contra del control de la natalidad y en treinta y cinco años, la India ha doblado esa población con creces. Ha pasado de los cuatrocientos millones, a novecientos millones. Se podría haber evitado a quinientos millones de personas y no habría sido necesaria una madre Teresa, ni habría necesidad de que viniese el Papa a la India a predicar el altruismo.

Pero la gente es muy rara, primero les dejan enfermar y luego les dan la medicina. Y han encontrado fórmulas muy graciosas. En todos los Lions Club y Rotary Club tienen unas cajas especiales para los miembros: si estás enfermo, compras una medicina, te curas y como todavía queda la mitad del bote, haces una donación para el Lions Club. Así recaudan las medicinas, y como son personas altruistas, después las distribuyen. Su lema es el servicio. Pero es un servicio muy astuto. Esas medicinas iban a ir a parar a la basura de todas formas, ¿para qué quieres el resto de las medicinas si ya te has curado? Es una gran idea acumular todas esas medicinas, distribuirlas entre los pobres, y sentir que estás haciendo un gran servicio público.

Desde mi punto de vista, lo primero y más importante que necesita el hombre es una conciencia meditativa. Cuando tienes esa conciencia meditativa todo lo demás que hagas será de ayuda para todo el mundo y no podrá perjudicar a nadie; sólo podrás hacer actos compasivos y amorosos.

Por eso repito: primero sé egoísta. Conócete, sé tú mismo y después tu propia vida no podrá ser más que un compartir, un compartir altruista que no busca una recompensa en este mundo o en el más allá.

4. El Poder Curativo del amor

Todo el mundo ha sido educado para convertirse en un idealista. No hay nadie que sea realista. El idealismo es la enfermedad común a toda la humanidad.

La educación es tal, que todo el mundo piensa que tiene que hacer algo, ser alguien, en algún momento del futuro. Te dan una imagen y tienes que ser como ella. Eso te produce tensión, porque no eres esa imagen sino otra cosa; sin embargo, tienes que ser eso.

El ideal se convierte en una permanente pesadilla porque te sigue castigando. Como tienes un idea! de perfección, todo lo que haces es imperfecto. Nada de lo que haces te satisface porque tienes unas expectativas que no se pueden satisfacer.

Eres humano, tienes un tiempo, un espacio y ciertas limitaciones. Acepta esas limitaciones. Los perfeccionistas están siempre a un paso de la locura. Son obsesivos; hagan lo que hagan no es lo suficientemente bueno. Y no existe la manera de hacer algo perfecto, la perfección no es humanamente posible. De hecho, la imperfección es la única forma que existe.

¿Que enseño yo aquí? Yo no enseño perfección, enseño totalidad. Es algo Completamente distinto. Sé total. No te preocupes por la perfección. Cuando digo sé total, quiero decir sé real, quédate aquí; hagas lo que hagas, hazlo con totalidad. Serás imperfecto, pero tu imperfección estará llena de belleza y llena de tu totalidad.

No intentes ser perfecto, de lo contrario, será una fuente de ansiedad. Ya hay bastantes problemas, no te crees más. He oído esta historia:

Había una vez un individuo desarrapado y preocupado que estaba sentado en un tren con un niño de tres años. Cada poco tiempo le pegaba al niño.

– Como vuelva a pegar al niño -dijo una mujer que estaba sentada enfrente-, ¡va a tener usted un problema!

– ¿Un problema? -dijo el tipo-. ¿Me habla usted de problemas? Señora, mi colega me ha robado todo el dinero, y ha huido con mi mujer y mi coche. Mi hija está en el coche cama, embarazada de seis meses y no tiene marido. He perdido mi equipaje, me he equivocado de tren y este pequeño mocoso se acaba de comer los billetes y me ha vomitado encima. Y, ¿usted me habla de problemas?

¿Qué más problemas puede haber? ¿No te parece que son suficientes?

La vida misma es muy complicada, por favor, sé un poco más amable contigo mismo. No persigas ideales. En la vida ya hay bastantes problemas, pero se pueden resolver. Si te has equivocado de tren, te puedes cambiar; si has perdido los billetes, puedes comprarlos de nuevo; si tu mujer ha huido, puedes encontrar otra. Todos los problemas que se presentan en la vida tienen solución, pero los problemas que te plantea el idealismo no se pueden resolver nunca; es imposible.