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Puede que a Dally le diera el tiempo justo para mascullar: «Vaya por Dios, vaya, ¿qué le ha pasado a mi cerebro?», antes de que, debi____________________ba de amanecer. Los magos que la habían rescatado no estaban a la vista, ni tampoco su Gabinete del Misterio, que buscó con la mirada pero había desaparecido.mo de la casa donde vivía, y allí estaba sentada Katie, en la pequeña veranda, con su vestido escarlata, fumando un Sweet Caporal. Acabadría que haber visto desde el primer momento, pero que sólo ahora pudo alcanzar y abrir. Salió al Lower West Side, de hecho, delante misdo el cual cobró conciencia de la existencia de una puerta que tenvocaba con respecto a esta gente de Vibe, tendría que llevarlo), más que desmayarse, experimentara un extraño eclipse del tiempo, acabado a una especie de sedante que llevaba el ponche (si Katie no se equi

– ¿Estás bien? -preguntó Katie bostezando y desperezándose-. No te preguntaré si te lo has pasado bien, pero yo sí sé que me lo he pa_sado estupendamente.

– Esto es muy raro, hace sólo un minuto yo…

– No hace falta que lo expliques, seguro que era un apuesto y jo_ven ejemplar.

– ¿Quién?

– Ya te dije que ese vestido era mágico. ¿Cómo que «quién»? Con_migo no tienes que hacerte la tonta.

– Katie -se sentó al lado de su amiga, en medio de un gran frufrú de tafetán-, no me acuerdo ni de una bendita cosa.

– Ni siquiera del nombre del número de magia, seguro.

Lo dijo con tal tono de pena que Dally, desconcertada, alargó la mano para darle una palmada en el hombro antes de recordar a su alta libertadora con capa de lentejuelas.

– Ahora te irás -dijo Katie resoplando desesperadamente-, puede que para siempre.

– Ni por casualidad.

– Oh, Dahlia. Lo has sabido desde el principio.

– Es raro. Sí, lo sabía. Pero no sabía que lo sabía. No hasta que ella… -sacudió la cabeza un tanto asombrada-, hasta que ella ¿vino a bus_carme?

La Residencia Zombini, que Dally reconoció gracias a su ahora ajado ejemplar del Dishforth's Illustrated Weekly, era un amplio «piso francés», una vivienda familiar alquilada en un edificio recientemen_te construido en la parte alta de Broadway, que Luca había elegido por su parecido con el Palacio Pitti de Florencia y al que se refería como su grattacielo o rascacielos, pues tenía nada menos que doce plantas de al____________________llas que nunca se vaciaban y velas que se encendían solas, pianolas, proyectores zootrópicos, cuchillos, espadas, revólveres y cañones, un palomar atestado de palomas blancas en el tejado…cados de seda multicolor animados con escenas orientales, espejos, cristales, bombas neumáticas y válvulas, electroimanes, bocinas, boteliario para trucos, maniquíes de Davenport con ojos ribeteados de oscuro en rostros siniestros, trozos de terciopelo negro perfecto y brozas-, cajas de desaparición, mesas suspendidas en el aire y otro mobinas, llenas de autómatas humanos y animales -montados y por pietos techos. Las habitaciones parecían extenderse a lo largo de manza

– Lo que podría llamarse la casa de un mago -dijo Bria, que se la había estado enseñando. Recién salida de una función matinal, con su vestido rojo con lentejuelas de lanzadora de cuchillos, podría haber pa__cho requiriera cada situación. Esbozaba sonrisas asimétricas hacia Dally, y ésta creía que significaban algo, pero no sabía el qué.sado por una monjita dispuesta a ciertas travesuras, tantas como de he

En general, sus recién conocidos hermanastros y hermanastras le parecieron una pandilla de niños bien educados y considerados, salvo cuando se ponían tan pesados que se hacía imposible convivir con ellos. Los mayores subían al escenario con sus padres, iban a la escuela, te__sarse la mañana del domingo agrediendo la alfombra con la cabeza de los demás como de sentarse pacíficamente, uno en el regazo del otro, leyendonían trabajos a tiempo parcial en el centro y eran tan capaces de pa Little Nemo en el Journal. Entre sus costumbres más desagra____________________brantes, tambores, cañones y cubos ilustrados, alegres escupideras de mayólica y botellas vacías de laxante Fletcher's Castoria.gre caos de muñecas y casas de muñecas, con juguetes rodantes y vidables se contaba el beber agua del hielo fundido del congelador. Los más pequeños, Dominic, Lucia y Concetta, el bebé, vivían en un ale

Dally no llevaba ni diez minutos en la casa cuando Nunzi y Cici la abordaron.

– ¿Quieres cambio para una moneda de veinticinco centavos? -dijo Cici.

– Claro.

– Dos de diez y una de cinco, ¿te parece?

Vio que Nunzi ponía los ojos en blanco, y cuando se miró la mano comprobó, como era de esperar, que Cici, el especialista en monedas de la familia, había cambiado las monedas de diez por piezas de tres centavos, reuniendo lo que ya era una pequeña fortuna.

– No está mal -dijo Dally-, pero échale un vistazo a la de veinti_cinco.

– Espera, ¿dónde está? Si acabo de…

– Je. je, je -se rió Dally, que hizo rodar la moneda de lado a lado so_bre sus dedos, le dio un par o tres de pases y finalmente la sacó de la nariz de Cici.

– Eh, ¿y qué te parece el Truco de la Soga India? -preguntó Nunzi, sacando del bolsillo un trozo de cuerda y unas tijeras gigantescas, mientras tarareaba, con Cici a coro, la conocida canción de La Forza del Destino; luego rizaron la cuerda de un modo enrevesado, la corta_ron en varios fragmentos, agitaron un trozo de seda por delante y la cuerda volvió a quedar en una sola pieza, intacta y como nueva.

– Punto para vosotros, muy bien -dijo Dally al reconocer ese tru__do uno subía por un trozo largo de cuerda erecta hasta desaparecer en el aire.co básico-, pero, esperad, creía que el Truco de la Soga India era cuan

– No -dijo Cici-, ése es el «Truco Indio de la Soga», éste es el de la Soga India; mira, compramos la cuerda en el Bowery, a un indio, así que es una soga india, ¿no lo entiendes?

– Ya lo ha entendido, cretino -replicó su hermano dándole una pal_mada en la cabeza.

Concetta se acercó a gatas, vio a Cici y levantó la mirada hacia él, con sus ojos inmensos y expectantes.

– ¡Ah, la peque Concertina! -exclamó Cici, recogiendo del sue_lo a su hermana y fingiendo que jugaba con ella como si fuera un acordeón, mientras cantaba una canción de su amplio repertorio de Luigi Denza, y el bebé chillaba a la par sin hacer muchos esfuerzos por escaparse.

Dally se había imaginado en el pasado que si reencontraba a Erlys algún día se olvidaría de respirar o algo por el estilo. Pero, tras ser aco_gida en el caos familiar sin formalidades ni aspavientos, o casi, como una amable desconocida, sólo buscaba oportunidades para observar a ambas -a Erlys cuando parecía que no miraba y luego a sí misma en uno de los espejos que se apoyaban o colgaban por todas partes en aquellas habitaciones-, buscando parecidos.

Incluso sin los zapatos de atrezo puestos, Erlys era más alta que Luca Zombini, y llevaba el pelo rubio recogido en un moño a lo Psi____________________llo puede proporcionar una clave de alguna otra faceta oculta o menos accesible, descubrió, para su alivio, que Erlys se pasaba días enteros de vigilia sin preocuparse por sus ondas descarriadas, aunque era famosa por apartarse soplando, siempre que lo necesitaba, los mechones más persistentes que se interponían en su línea de visión.tinuos desvelos por mantener la Pulcritud, trata la rebeldía de su cabeque, del cual se escapaban, en el transcurso del día, las trenzas menos dóciles. Dally, sabedora de que el modo en que una mujer, en sus con