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– No, no, luz hay. Puede que no sea la que nosotros conocemos, pero…

Los dos jóvenes entornaron los ojos hacia donde había estado la transparencia de cuarzo, intentando enterarse de qué pasaba. Una es__pezó a cobrar intensidad.pecie de vibración, no tanto de la cámara física en sí cuanto de algún punto insospechado del interior de sus propios sistemas nerviosos, em

Parecían encontrarse en medio de una gran tormenta cuya tenue iluminación les permitió distinguir al poco, en movimiento continuo a lo largo del campo de visión, inclinadas con el mismo ángulo que la lluvia, si es que de lluvia se trataba -cierto material en descenso, gris y tensado por el viento-, indudables entidades humanas, masas de al____________________tino, la desconsolada cohorte se veía arrastrada pavorosamente sobre el filo del mundo visible…ran a través de las ondas expansivas de la Creación. ¿Lo que oían eran gritos de dolor? A veces parecían cánticos, a veces les llegaban un par de palabras en un idioma casi reconocible. Y así, galopando en una corriente incesante, sin parar, sin ningún control sobre su propio desban en tres dimensiones, puede que más, como estrellas que reventata, como una caballería espectral, rostros inquietantemente imprecisos, ojos que eran poco más que huecos borrosos, la caída de las ropas cambiando sin parar debido a un flujo invisible que tal vez no era sólo viento. Grupos brillantes de puntos metálicos aparecían y se deslizasaje, acompañadas de una manada igualmente inconmensurable de caballos. La multitud se extendía más allá de donde les alcanzaba la vismas a caballo, en la grupa, o a pie, avanzando por millones sobre el pai

La cámara se estremeció, como bajo un huracán. El ozono se fil____________________bre sus cabezas, a veces tan cerca que alteraban los nervios de los chicos, pero no, no eran de bestias. Y por todos lados emergía un olor a excrementos y tejido muerto.cido al del océano -pero no lo era-, seguido de gritos como de bestias a campo abierto, estridencias brutales y ronroneantes que resonaban sodas direcciones. Entonces se hizo audible un bramido continuo, paredos. Al poco, hasta los confines cilíndricos en los que habían entrado parecieron desmoronarse, dejándolos en un espacio sin límites en tomiento de autómatas, y los chicos se sentían cada vez más desorientatró al interior como un almizcle que acompañase un baile de aparea

Los dos se miraban fijamente a través de la oscuridad, como si es_tuvieran a punto de preguntarse cuándo se consideraría propio pedir socorro a gritos.

– Si ésta es la idea que tiene nuestro anfitrión del futuro… -em__ba, de una larga pértiga con un inmensopezó a decir Chick, pero se vio abruptamente interrumpido por la emergencia, desde el ominoso entorno de sombra que los circunda gancho de metal en la punta, como los que suelen utilizarse para retirar a intérpretes cuestionables de los escenarios de variedades, y que, tras asirse con firmeza alrede_dor del cuello de Chick, al instante lo lanzó a regiones indescifrables.

Antes de que Darby tuviera tiempo para gritar siquiera, el Gan____________________virtiera.boratorio del Doctor Zoot. La endemoniada «máquina del tiempo», todavía intacta, se estremecía en su lugar de siempre, como si se dicho reapareció para realizar una extracción similar de él mismo, y en un abrir y cerrar de ojos ambos chicos se vieron de regreso en el la

– Tengo un amigo que trabaja en los teatros del Bowery -explicó el Doctor-. Este gancho puede venir muy bien a veces, sobre todo cuando no hay mucha visibilidad.

– ¿Qué es lo que hemos visto? -preguntó Chick con toda la tran_quilidad que pudo.

– Cada persona ve algo distinto, pero no os molestéis en contár_melo, he oído demasiado, si queréis que os diga la verdad, más de lo recomendable para un hombre, y sería raro que os hiciera algún bien abordar el asunto.

– ¿Y está seguro de que su…, su máquina… funciona según las es_pecificaciones de su diseño y demás?

– Bueno…

– ¡Lo sabía! -gritó Darby-. Miserable psicópata, casi nos ha mata_do, ¡por el amor de Dios!

– Mirad, chicos, os dejaré hacer el viaje gratis, ¿vale? La verdad es que el maldito artilugio ni siquiera lo inventé yo. Lo compré a muy buen precio hace un par de años en el Medio Oeste, en una de esas…, supongo que podría llamárseles convenciones… El propietario, según recuerdo, parecía ansioso por deshacerse de ella.

– ¿Y la compró usada? -chilló Darby.

– De segunda mano, pero por poco, así lo expresaron ellos.

– No creo -dijo Chick esforzándose por recuperar su habitual sua_vidad de tono- que consiguiera los planos de ingeniería, los manuales de funcionamiento y reparación o algo por el estilo, ¿me equivoco?

– No, pero pensé que, como ya sabía desmontar el último Oldsmobile y recomponerlo con los ojos vendados, este artefacto no podía ser mucho más difícil.

– Y sus abogados estarán de acuerdo, por descontado -le espetó Darby.

– Oh, vamos, amigos…

– ¿Dónde y a quién exactamente, Doctor Zoot -le presionó Chick-, compró la unidad?

– No sé si conoceréis la Universidad de Candlebrow, institución de estudios avanzados sita en el remoto corazón de la República; una vez al año, todos los veranos, convocan una gran reunión sobre el via____________________que si le vais a buscar…, bueno, supongo que no hará falta mencionar mi nombre, ¿no?bre desde entonces. Mirad, aquí consta, en la escritura de venta, aunje en el tiempo, a la que acuden más pirados, desquiciados bicéfalos y cerebros de chorlito de los que puedan asustarse con cualquier arma conocida. Yo pasé casualmente por allí, para, bueno, ya sabéis, un poco de trapicheo con tónicos nerviosos y demás, y me topé con ese tipo en una cantina a orillas del río llamada Ball in Hand, y me dijo que atendía por Alonzo Meatman, aunque podría haber cambiado de nom

– ¿Por qué no? -preguntó Darby todavía un poco nervioso-. ¿Insi_núa que es peligroso? Nos está mandando a otra trampa letal, ¿verdad?

– No tanto por él -respondió el Doctor Zoot sin parar de mover_se e incapaz de mirarlos a los ojos-, cuanto por sus… socios, bueno, más vale que mantengáis el ojo avizor.

– Una banda criminal. Formidable. Gracias.

– Digamos que me alegré de volver al camino en cuanto pude, y sólo me sentí tranquilo cuando el río se interpuso entre nosotros.

– Vaya, así que no les gusta cruzar cursos de agua -se burló Darby.

– Ya lo verás, joven amigo. Y puede que entonces lo lamentes.

En la Universidad de Candlebrow, la tripulación del Inconvenience encontraría la combinación justa de nostalgia y amnesia para obte_ner una falsificación razonable de la Intemporalidad. Y, como quizá era inevitable, también ahí realizarían el fatal descubrimiento que los llevaría, tan inexorablemente como la rueda del Zodiaco, a su Imum Coeli…

Durante los últimos años, la Universidad se había ampliado mu____________________dios recordaban en sus leyendas como gigantes y semidioses.vía las dos torres, de piedra rústica y aire gótico, que la flanqueaban, pero ahora había quedado pintorescamente empequeñecida por las imponentes y cúbicas residencias que había dentro, lo cual le daba, aunque se hubiera erigido apenas hacía una generación, un aspecto de marcada antigüedad, que evocaba una edad remota anterior a los primeros exploradores europeos, anterior a los Indios de las Praderas que habían encontrado aquí, anterior incluso a aquellos que los indelos europeos edificadas con frecuencia por inmigrantes de ciudades universitarias o catedralicias del viejo continente. La Puerta Oeste, que pretendía enmarcar las puestas de sol equinocciales, conservaba todatrucciones modernas de estructura continua entre los edificios que recordaban -eso si no los sustituían-, réplicas de masonería de mover, se topaban con ornamentos de hierro al estilo de Chicago y conscho más allá de los recuerdos de los alumnos más antiguos, que, al vol