– En este momento puede que todos seamos amigos y hermanos -supuso Randolph-, pero históricamente el arsenal de toda nave im__gue su hora, ocupando un espacio que, sobre todo en una aeronave, podría ser destinado a funciones más útiles.plica un riesgo indeterminado de problemas potenciales: una atracción para posibles amotinados, sin ir más lejos. Ahí está, esperando que lle
Resultaba más difícil tratar abiertamente el otro riesgo, y todos -con la posible excepción de Pugnax, cuyos pensamientos no era fá____________________paz de seguir adelante, un desdichado Chico del Azar había decidido poner fin a su vida, y la elección abrumadoramente mayoritaria entre los diversos métodos posibles había sido la «zambullida a medianoche», sencillamente saltar por la borda durante un vuelo nocían casos, comentados en voz baja durante los servicios, pero que eran más verosímiles que los rumores ociosos o los cuentos del cielo, en los que el cumplimiento prolongado de un deber había impuesto exigencias tan tremendas sobre la moral que, de vez en cuando, incacil adivinar- se encontraron hablando con eufemismos. Pues se conocturno; aun así, para aquellos que preferían depender menos de la altitud, cualquier arma de fuego a bordo supondría un atractivo irresistible.
Últimamente el ánimo jovial, tomado al principio casi como una condición natural de la vida en el Inconvenience, se iba revelando poco a poco como un bien precario. A los chicos les daba la impresión de que estaban retenidos bajo el influjo de un hechizo secreto. El otoño penetraba profundamente entre las desoladas manzanas de la ciudad, algo inquietante se percibía en el runrún de la vida aquí, invisible a veces y furtivo como los tacones desgastados de unas botas perdién____________________to, blanco y moscatel.cidas por aquí como «Mickeys» y que ofrecían tres tipos de vino: tingados de grasa y ternilla, malos olores, mujeres de ceño fruncido que abofeteaban la carne y el pan para hacer los sándwiches, un cucharón tembloroso que golpeaba la salsa de carne, tan harinosa que parecía yeso, con las miradas bajas todo el día, y detrás de ellas, ante el espejo, se elevaba una pirámide de botellas en miniatura, muy baratas, conodose tras las esquinas de los majestuosos pórticos que frecuentaban los chicos, en grandes salas desvencijadas, entre los olores de grasa animal rancia y de amoniaco por el suelo, con mesas de vapor acristaladas que ofrecían tres tipos de sándwich -cordero, jamón o ternera-, todos car
Cuando no iban tambaleándose por ahí casi tan torpemente como un borracho, los chicos se reunían a cenar esos espantosos sándwiches húmedos y secos, bebían el vino barato y comentaban con humor con_trariado lo rápidamente que parecía engordar cada uno ante la vista de los demás.
– ¡Un momento, colegas! -protestó Randolph-, tenemos que pro_curar salir de esto.
Empezaron a imaginarse, cada uno por su cuenta pero también co____________________tado que, según habían aprendido, a menudo anunciaba algún cambio.vador no era Lew Basnight. El había seguido su camino, como tantos otros en sus vidas, y ellos continuaban sumidos en un ensueño fragmenmiración unánime que despertara en la tripulación, resultó que ese salpo, tan poco digno de confianza, y les restituiría su valentía perdida, la que habían demostrado durante tantos años; sin embargo, por más advolvería a cada cual su inocencia, que los ayudaría a renunciar a su cuerlectivamente, un salvador que entraba en los espacios de la tripulación, se movía entre ellos, sopesaba, elegía; una criatura imaginaria que de
Y, como era de esperar, una mañana los chicos encontraron, meti__mano, órdenes que habían sido entregadas discretamente por la noche.dos sin miramientos entre dos ramales de las amarras, como siempre sin guardar la menor relación con nada que hubieran imaginado de ante
– Hacia el este es casi lo único que dice -comentó Randolph con contenida consternación-, este cuarta al sudeste.
Lindsay sacó las cartas. Las especulaciones empezaron a ocupar la jornada. En el pasado bastaba con conocer los vientos y saber cómo soplaban en cada estación del año para hacerse una idea aproximada de hacia dónde se dirigían. Pero en la actualidad, como el Inconvenience empezaba a disfrutar de sus propias fuentes de energía, había otras corrientes mundiales que tener en cuenta: líneas electromagnéticas de fuerza, avisos de tormentas de Éter, movimientos de población y ca_pital. Nada que ver con la profesión aerostática que los chicos habían aprendido.
Más adelante, después de la jornada de clausura, mientras el otoño se intensificaba sobre la corrupta pradera, mientras el denostado Hal____________________rante el ados y a los hambrientos que siempre habían estado allí, incluso duras abandonadas de la Exposición acabarían alojando a los desemplecón, millas más arriba, ensayaba invisiblemente su repertorio ártico de descenso rápido, asalto implacable y éxtasis de almas, las estructumomento cumbre de la temporada de prodigios que acababa de finalizar. El Campamento de Minas de Plata de Colorado, como las otras exposiciones, fue ocupado por vagabundos, ilegales, madres con bebés de pecho, camorristas contratados para controlar la Exposición que ahora, cuando su valor de mercado había desaparecido, regresa____________________vaban recuerdos depañía de los de su propia especie, algunos de los cuales todavía conserban a los consuelos de la bebida, perros y gatos que preferían la com Pugnax y sus conversaciones y de las excursiones que habían hecho. Todos se acercaban cada vez más a las hogueras en_cendidas con los escombros de la Exposición, que antes habían sido la sustancia misma de la maravilla, a medida que las temperaturas bajaban.
Poco después de que Erlys se fugara con Zombini el Misterioso, Merle Rideout soñó que estaba en un gran museo, un compuesto de todos los museos posibles, entre estatuas, cuadros, loza, amuletos tradi____________________ficos, apareciótera era por sí sola una especie de museo a pequeña escala, un museo de su vida, llena de viejos tickets picados, recetas, notas para sí mismo, nombres y direcciones de personas medio olvidadas, u olvidadas por completo, de su pasado. En medio de todos aquellos desechos biográtar, desconfiado, amargado y desabrido, que podría o no ser un guardia del museo, le agarró, reteniéndolo con la sospecha de que había robado algún pequeño objeto artístico, y le exigió que se vaciara los bolsillos, así como la abultada y envejecida cartera de cuero que llevaba. A su alrededor se congregó una multitud, entre ella el grupo conocido-desconocido con el que había ido, y todos miraban en silencio. La carcionales, maquinaria arcaica, aves y animales disecados, instrumentos musicales obsoletos y pasillos enteros llenos de objetos que no podría ver. Estaba allí con un pequeño grupo de gente a la que no conocía, aunque, en el sueño, le parecía que sí. De repente, ante una vitrina de armas japonesas, un empleado con ropa de calle hecha jirones, sin afei un retrato en miniatura de ella. Se despertó y comprendió al instante que el único propósito del sueño era recordarle, con un diabólico circunloquio, a Erlys Mills.
Su nombre nunca desapareció del todo de las charlas cotidianas. Casi desde el mismo momento en que aprendió a hablar, Dally había sido muy buena planteando todo tipo de interesantes preguntas.
– Y, entonces, ¿qué fue lo primero que te atrajo de ella?
– No se escapó corriendo cuando le dije lo que sentía.
– Amor a primera vista, ¿algo así?
– Me imaginé que no tenía sentido ocultarlo. Minuto y medio más tarde se lo habría imaginado de todos modos.
– Y…
– Para empezar, ¿qué pintaba yo en Cleveland?
Y así, fragmentariamente, era como Dally oía hablar de su madre. Un día Merle había leído un artículo en el Hartford Courant sobre una pareja de profesores del Case Institute de Cleveland que planeaban un experimento para ver cuál era el efecto, si es que tenía alguno, del movimiento de la Tierra sobre la velocidad de la luz a través del Éter luminífero. El ya había oído hablar vagamente sobre el Éter, aunque, con su propensión a centrarse en el aspecto práctico de las cosas, no le veía mucho uso. Existe, no existe, qué tiene que ver eso con el pre_cio de los nabos. Y, para empezar, cualquier cosa que sucediera a la velocidad de la luz implicaría demasiadas incógnitas, sería algo más próximo a la religión que a la ciencia. Habló un día del tema con su amigo de Yale el Profesor Vandeijuice, que acababa de salvar otro de los contratiempos de laboratorio que lo habían hecho famoso y, como siempre, olía a sal de amoniaco y llevaba el pelo chamuscado.