Agosto le pilló casualmente en Columbus, donde los periódicos venían llenos de noticias sobre la inminente ejecución de Blinky Mor____________________cución.ra de los vendedores; plantaba la cámara preparada y tomaba placa tras placa de esos recuerdos de Blinky, exhibidos en docenas idénticas, hasta que alguien le preguntó por qué no intentaba fotografiar la ejerante un tiempo, Merle paseó fascinado entre las casetas y la cháchatísticas a todo color de los sangrientos asesinatos en Ravenna, pasadas rápidamente con el pulgar daban la impresión de movimiento. Dudos, los folioscopios Blinky, cuyas páginas, que mostraban escenas arban un provechoso negocio con barajas de póquer y juegos de mesa de Blinky, leontinas y cortapuros, relicarios y amuletos, loza y papel pintado conmemorativo, juguetes de Blinky, entre ellos muñecos de Blinky ahorcados en sus patíbulos en miniatura, y el favorito de tocía, era la hora de cierre por allí. Día y noche, miles de peticionarios se arremolinaban a las puertas del Capitolio buscando que les dejaran acceder al ahorcamiento. Improvisados puestos de recuerdos realizababan, por lo general a eso de las ocho de la noche, que, según parete que miraba el Scioto fluir lentamente. Las cantinas estaban llenas de bebedores silenciosos, que bebían muy despacio hasta que se derrumcanizados eran lo más apetitoso que se encontraba. También se hizo evidente desde el primer momento -horrorosamente evidente- que nadie en la ciudad sabía preparar café, como si hubiera una especie de estulto consenso, o incluso una ordenanza municipal, para que nadie se despertara nunca. Las barandillas del puente estaban atestadas de genperados por evitarlo. Un sonambulismo sofocante se había apoderado de la ciudad. Resultaba imposible conseguir una comida decente, ni siquiera un bocado, en ningún sitio; tortitas quemadas y bistecs vulgan en la penitenciaría del estado y sobre los diversos esfuerzos deses
– Pues, ¿sabe? -dijo como si recobrara la conciencia-, no lo sé.
Conocía a gente en el Plain Dealer a la que suponía que podía ha__das las placas que había tomado y las dejó en un solar vacío a la luz del sol, para que recuperaran la oscuridad y la inocencia.ber enviado un telegrama, cobrarles algún favor tal vez… Alarmado ante lo que parecía una escalada peligrosamente morbosa, expuso to
Como si la luz del Cielo hubiera actuado de forma similar sobre su cerebro, Merle comprendió que nunca, si podía evitarlo, debía vol_ver a poner un pie en ese lugar.
– Si Estados Unidos fuera una persona -le gustaría decir más ade_lante- y se sentara, Columbus, Ohio, quedaría sumida inmediatamen_te en la oscuridad.
Merle no llegó a utilizar la carta de presentación del Profesor Vandeijuice para Michelson. Cuando volvió a encarrilarse -así lo ha__moso que ya no daba ni la hora a técnicos itinerantes.bría denominado él-, el experimento de la desviación del Éter ya había pasado por escrito a las publicaciones científicas y Michelson se había ido a enseñar a la Clark University y se había hecho tan fa
Y así, inesperadamente, como si una etapa de locura juvenil hu____________________bía comparecer en un tribunal de Pittsburgh por algo les que los hubieran llevado allí, entre ellos Roswell Bounce, que debían enterrado un gran tesoro; los eteristas y demás obsesionados por la luz se habían dispersado para recuperar los desequilibrios mentabiera llegado a su fin, pareció el momento de seguir adelante: Madge y Mia habían encontrado sendos novios ricos; la policía se interesaba por el anarquismo en el sindicato de los trabajadores de tranvías; los blinkytas habían dejado la ciudad, muchos de ellos hacia el cercano condado de Lorain, donde se rumoreaba que Blinky y su banda haque tenía que ver con la disputa de una patente. Y fue precisamente en ese dichoso momento de calma en la confusión cotidiana cuando Merle conoció a Erlys Mills Snidell, y se encontró de golpe a muchos kilómetros de distancia en una carretera desconocida, como si en la oscuridad hubie_ra dado con una bifurcación que no aparecía en el mapa.
– Puede que el Éter fuera todavía una cuestión abierta -le contó a Dally años más tarde-, pero nunca hubo la menor duda con res_pecto a la tal Erlys.
– Entonces…
– Entonces, ¿por qué se fue? A ver, mi berenjenita, ¿cómo quieres que lo sepa? Volví a casa un día y ella se había marchado, eso fue todo. Tú en la cama dichosamente sumida en el primer sueño sin cólicos de tu joven vida…
– Espera, espera. ¿Ella me producía el cólico?
– No he dicho eso. ¿He dicho yo eso? No se trató más que de una coincidencia, estoy seguro. Tu madre aguantó todo lo que pudo, Dally, y también fue muy valiente, teniendo en cuenta la vida que intentá____________________zada»… Ella podía sobrellevar que los hombres me persiguieran, pero lo de aquellas mujeres indignadas, vaya, no lo llevó nada bien; y es que cuando las mujeres desconfían de las mujeres, las cosas se ponen feas de verdad. Oh, pero discúlpame, tú estás a punto de convertirte en una, así que lo siento…torchas agitando pancartas que decían cosas como «Bestia desvergonbamos llevar: ayudantes del juzgado con citaciones mucho antes del desayuno, abogados de patentes, vigilantes con armas de fuego y, lo peor de todo, aquellas señoras de la ciudad, una verdadera plaga de langostas, que nunca se cansaban, montaban manifestaciones con an
– Espera, espera, retrocede un poco, cuéntame otra vez cómo en_caja ese pájaro de Zombini en esta historia.
– Oh, él. Ojalá pudiera decir que fue el malvado intruso que en__pondiente y todo lo demás, pero supongo que ya eres lo bastante mayor para que te cuente la verdad, eso, claro, si yo la supiera, dado que tendría que hablar por tu madre, hasta de sus sentimientos más profundos, algo que no sólo sería injusto para ella sino imposible para mí…tró a saco y se escapó con ella, con la alienación de afecto corres
– Muy bien, papá. No te agobies. Puedo esperar a preguntarle a ella en persona algún día.
– Quiero decir que…
– No pasa nada, de verdad. Otro día será.
Sin embargo, fragmento a fragmento, ella reconstruyó parte de la historia. Por aquellos años, Luca Zombini llevaba una modesta carre____________________ta de Merle aparcada en los lindes del pueblo. Erlys levantó la vista del calcetín que estaba zurciendo y lo vio apoyado en el umbral, con el sombrero en la mano.to a tomarse cualquier cosa como un golpe de suerte, divisó la carretrar una sustituía en el horizonte de aquel remoto pueblo perdido. Entonces, para colmo de desgracias, uno de los artilugios magnéticos que Luca utilizaba en escena se rompió. Sin saber qué hacer, dispuestos regionales de variedades del Medio Oeste. Un día, en East Fullmoon, Iowa, su ayudante, Roxana, se fugó con un saxo tenor de la orquesta de la ópera local y le dejó con pocas esperanzas de enconra profesional en los escenarios como mago, actuando en los circui
– No lo creo, pero ¿por casualidad no le sobrará un rollo de cable eléctrico?
Merle había estado en la ópera y le reconoció.
– Eche un vistazo y coja lo que necesite, ¿para qué lo quiere?
– Para el Efecto Misterioso Hong Kong. Le enseño el truco si quiere.
– Prefiero que me asombre. Nos disponíamos a comer, si quiere acompañarnos…
– Huele a minestrone.
– Me parece que así lo llamaban en Cleveland, cuando me ense_ñaron a prepararlo. Consiste, básicamente, en freírlo todo primero.
– En Murray Hill, ¿verdad? Tengo primos allí.
Ambos hombres eran conscientes del silencio que se había aba____________________radamente hacia ella, hirviendo a fuego lento como una olla de sopa en la punta de la mesa:rado en la presencia de Erlys hasta que surgió la cuestión del puesto vacante de ayudante de mago, momento en el que se volvió inesperioso fuera la causa, sobre todo teniendo en cuenta que no mostraba ninguna de las señales de peligro clásicas de los italianos: rizos, ojos oscuros brillantes, gentileza pringosa…, ni uno solo de esos rasgos; era un hombre de aspecto corriente que, se diría, ni siquiera había repatido audiblemente sobre Erlys, aunque cada uno lo interpretaba a su manera. A Merle ni se le pasó por la cabeza que Zombini el Miste