– ¡Con una mecha larga! -gritó alguien servicialmente.
– ¡Es más fácil con un temporizador!
– Consideradlo -dijo cuando los comentarios se hubieron apaga____________________mo aliento de cada día, durmiendo y despierto, a destruir a aquellos que masacran a los inocentes con la misma facilidad con que firman un cheque, entonces, ¿hasta qué punto puedes considerarte inocente? Y es a partir de esos términos absolutos como debe negociarse el día a día.cido no te convierte automáticamente en inocente. Pero cuando llegas a un momento en tu vida en que entiendes quién te está jodiendo, perdóname, Señor, quién se aprovecha y quién no, entonces tienes que decidir cuánto estás dispuesto a aceptar. Si no consagras hasta el últido- como el Pecado Original, sólo que con excepciones. Haber na
El sermón habría supuesto algo así como un renacimiento para Webb, de no ser porque él nunca había sido muy religioso, ni tampo____________________ban por encaminarse hacia México. Pero, bueno, tanto da.tró al fondo de una carreta que se dirigía al oeste, aproximadamente en la misma época en que otros Traverse, rebeldes irreductibles, optamilia, de manera que poco después de acabado el conflicto se enconco ningún miembro de su familia, un viejo clan originario del sur de Pensilvania, cerca de la línea Mason-Dixon. La Guerra de Secesión, que consumió buena parte de la infancia de Webb, también dividió la fa
En la otra orilla del Ohio, en una ciudad montañosa cuyo nom____________________dad, pero eso no era más que un sueño, aunque él no sabía, ni sabría nunca, lo que ella sentía.bían tendido entre sí hasta que ya nada tuvo sentido. Debería haberse quedado, saltado a hurtadillas de las carretas, corrido de vuelta hacia ella. Ella podría haber encontrado un modo de seguirle, también es verto a las rodadas de las carretas, al otro lado de una cerca las colinas se perdían en la lejanía, el cielo estaba anubarrado, puede que fuera un paseo entre dos chaparrones, y el joven Webb se disponía a descargar su corazón, que, como el cielo, estaba a punto de revelar algo que le desbordaba. Casi se lo dijo. Ambos parecían verlo venir, y más tarde, cuando se dirigía hacia el oeste, llevó consigo aquel silencio que habre no tardó en olvidar, había una chica de cabello moreno de la edad de Webb, cuyo nombre, Teresa, nunca olvidaría. Un día paseaban jun
La deriva hacia el oeste se prolongó otros nueve o puede que diez años más, sobre la pradera ondulada, a través de las espiguillas colgan____________________nado desde entonces, en cuyas profundidades se había aventurado a la búsqueda de oro y plata, en cuyas cimas siempre había luchado, sin descanso, por respirar.do más tarde la gran cumbre mellada, para llegar al final a estas impías montañas en las que Webb se hizo hombre y que no había abandocosas a través de prados de orejas de muía y botones de plata, salvanderas, zigzagueando cuesta arriba por la vertiente oriental de las Rotes, entre urogallos de las artemisas que levantaban el vuelo, por los pavorosos silencios cuando los cielos se ennegrecían en medio de la vasta llanura, huyendo a la carrera de ciclones e incendios en las pra
A esas alturas sus padres habían muerto, y le habían dejado poco más que el viejo Colt Confederado de doce cilindros de su tío Fletcher, cuyo metal se cuidaba de mantener bruñido, y por el que había tenido que soportar comentarios como «Es más grande que tú, Webbie», aunque él no dejaba de practicar siempre que podía, hasta que un día descubrió que acertaba a más de la mitad de todas las hileras de latas de alubias.
En Leadville, el año en que llegó el alumbrado de gas, vio a Mayva Dash bailando sobre la barra del Saloon de Pap Wyman con botas altas y cuentas azabache, mientras transportistas, peones y temporeros de las minas de barbas grasientas gritaban cada vez que levantaba una pierna o hacía una pirueta, llegando incluso a quitarse el puro de la boca antes de chillar.
– Sí, hijos, puede que os parezca raro, pero vuestra madre era una corista cuando nos conocimos.
– Les estás dando una idea equivocada -fingió quejarse ella-. Siem_pre he trabajado por mi cuenta.
– Tú le pagabas a aquel camarero.
– Todos le pagábamos.
– Tal como él lo veía, eso significaba trabajar para él.
– ¿Te lo dijo él?
– No, Adolph no, sino el otro, ¿Ernst?
– ¿Aquel del bigote esmirriado, que hablaba como un extranjero?
– Ese.
– Estaba solo, nada más. Se creía que todas íbamos a ser sus con_cubinas, lo que por lo visto era un acuerdo habitual, según él, allá de donde procedía.
La ciudad, fundada hacía poco, ya se estaba ennegreciendo con la es____________________do. Cuando Webb lo llevó de vuelta a casa, Mayva arqueó una ceja:tarse de un tipo enclenque, Webb podía ser una fuerza formidable en esos bretes, pero cuando se metió, el trabajo más duro estaba ya hecho: Veikko sangraba pero se mantenía firme sobre sus pies, mientras los mercenarios yacían cuan largos eran sobre la acera o se alejaban cojeanjuela conocida como St. Louis Avenue, y allí estaba Veikko Rautavaara, sosteniendo firmemente una jarra de vodka con una mano mientras se peleaba con varios guardias del campamento con la otra. Para trado su turno de trabajo, Webb oyó un estruendo tremendo en la callemente un lugar donde uno esperaría que floreciera el amor, pero, casi sin darse cuenta, estaban casados y vivían en la Quinta Este, en el barrio finlandés, entre pilas de desperdicios. Una noche, cuando había acabacoria; en todos los callejones y hasta el campo de los alrededores se la veía acumulándose en grandes montañas envenenadas. No era precisa
– Me alegra comprobar que la vida de casado no te ha ablandado, cariño.
Ella siguió trabajando en la cantina de Pap Wyman hasta que no le cupo duda de que Reef estaba de camino. Los niños fueron todos bebés de la fiebre de la plata, por entonces en su momento álgido, pero ya camino del desastre de la Abrogación.
– Me han dado un full de mano -le gustaba decir a Webb-, de jo_tas y reinas, a no ser que cuentes a tu madre como as de picas.
– La carta de la muerte -murmuraba ella-, muchas gracias.
– Pero, amada mía -replicaba Webb, todo ingenuidad-, ¡lo he di_cho como un cumplido!
Pasaron tal vez uno o dos años que no fueron demasiado ago_biantes. Webb se los llevó a todos a Denver y le compró a Mayva una elegante pipa de escaramujo que reemplazó la ajada mazorca de maíz que solía fumar. Comían helados en un café bar. Fueron a Colorado Springs, se hospedaron en el Antlers Hotel y subieron al ferrocarril de cremallera hasta Pike's Peak.
Aunque es posible que a lo largo de un par de años, mientras tra____________________tidas de póquer interminables, prácticas neraba un barrio de mala fama, poblado de sueños plateados, con parbrado eléctrico nocturno, con su extremada e implacable blancura, gedades del ferrocarril, como Durango, Grand Junction, Montrose y demás, resultaban bastante más convencionales en comparación, y de ellas Webb recordaba sobre todo la luz del sol. Telluride era más bien como una excursión a un perverso centro de diversión, donde el alumtiguo filón en 1892, quedó casi devastada por la Abrogación, y otro tanto le pasó a Creede, que se vio golpeada a traición después de una semana entera de jarana con ocasión del funeral de Bob Ford. Las ciuyéndose la beneficiaría elegida por Dios cuando se redescubrió el anbajaba esporádicamente en el ferrocarril, Webb viera algún rayo de luz del sol, siempre acababa regresando abajo, a algún agujero de alguna montaña, a limpiar escoria, o entibar, o lo que le saliera. Leadville, creeróticas en solares de chabolas, fumaderos de opio chinos que la mayoría de los chinos de la ciudad tenían la sensatez de no frecuentar, extranjeros desquiciados que chi_llaban y se lanzaban cuesta abajo en la oscuridad con la idea fija de demoler algo.