A la noche siguiente alguien le robó la cartera. Gorilas calleje_ros visiblemente perturbados se abalanzaban sobre él desde ángulos insospechados. Politissas que antes le guiñaban el ojo encontraban excusas para mirar a otro sitio. Un día, Yusuf, el gerente, le llamó aparte.
– El hombre cuya vida creíste salvar anoche -dijo haciendo un gesto elocuente- era un enemigo del CUP, y ahora lo eres tú también. -Entregó a Kit un fajo de libras turcas y un billete de tren con desti_no a Buda-Pest-. Es todo lo que puedo hacer. ¿Te importaría dejarme la receta del cóctel que inventaste?
– «Amor en las Sombras de Pera» -dijo Kit-, No es más que Cre_ma de Menta y cerveza.
Y así, sin darse cuenta, se encontró en Szeged jugando a hacerse el héroe. Con la salvedad de Dally, claro.
Sin saber quién los perseguía ni, en el caso de Kit, por qué, siguie_ron adelante hasta que salieron de la ciudad, después continuaron a lo largo de un pequeño canal de riego bordeado de sauces y finalmente entraron en un campo de paprika.
– Y, dime, ¿adonde te dirigías? -preguntó ella por fin-, ¿a París?, ¿a Inglaterra?
– A Itaha -dijo Kit-, a Venecia.
En ese momento Dally recordó la promesa que, más o menos, ella le había inducido a hacer a él en algún instante del año anterior, pero no tuvo el valor para comentarlo, visto que no podía decirse que ella le hubiera esperado. ¿En qué había estado pensando para haberse marchado de Venecia?, ¿acaso se había vuelto loca? Kit la estaba mi_rando como diciéndole…, pero entonces, inesperadamente, lo que dijo fue:
– No te acuerdas, lo sé.
Ella fingió que miraba los campos de paprika, que maduraban ha____________________tentó recordar la última vez que había sentido tanta flojedad en las piernas.tos, con el de sus labios (se le ocurrió en ese momento a Kit), e incia un rojo que no podía compararse con el de su cabello… o, ya pues
– Claro que me acuerdo.
Ya estaban demasiado cerca de no darse la vuelta y fundirse en un abrazo tan fluido como la solución de un enigma. Allí, en el silencio anterior a las clamorosas semanas en que la cosecha se adueñaría de los campos, con las plantas de paprika agitándose audiblemente bajo las ca__nido separados.lurosas brisas de las planicies, fueron los únicos en sorprenderse de cómo se les habían adelantado sus propios cuerpos, de lo impacientes que éstos estaban con sus respectivas mentes, que los habían mante
– No sé si es una buena idea, me refiero a que tu vestido, con todo este polvo…
– Oh, es una tierra espléndida -le informó ella entre besos-, tie_ne buen tacto, huele bien…, mira todos estos pimientos de por aquí, les encanta…, se quitará, no sé por qué te preocupa…, oh, Kit…
Kit, con los pantalones bajados y los zapatos todavía puestos, ya había entrado y reentrado, y demás, y el ciclo, ahora tan exclusi____________________se a separarse de la cópula, yacían en un cálido refugio incompleto del sol del mediodía, entre la luz y la sombra, rodeados de las hileras de plantas bajas y el olor de la tierra.bían conocer, hasta que al poco, en un momento de calma, negándovamente de ambos, húmedo, intenso e impetuoso, se alejó como un remolino del tiempo que otros amantes con menos apremios de
Cuando ella recordó cómo se hablaba, dijo:
– ¿Dónde has estado, en Siberia o por ahí?
– En realidad…
– Ya me lo contarás más tarde.
Sólo pudieron llegar a un bosquecillo de acacias cercano antes de tener que besarse y al poco follar otra vez.
– Debe de ser por toda esta paprika -conjeturó Kit.
Entonces volvieron a Szeged y se alojaron en una habitación de tres kroner y medio del Grand-Hôtel Tisza.
– Para los jóvenes újházaspár ingleses -anunció en voz alta Miklós, el recepcionista, pasando por alto todas las manchas agrícolas y dándoles un par de entradas-, ¡cortesía del hotel! ¡Un magnífico espectáculo esta noche en el Varosi Színház! El incomparable Béla Blaskó, nues____________________brían visto a Béla haciendo de Romeo… -Sacó un periódico local y lo abrió por la página de la crítica teatral-. Fíjense, dijeron «amante feroz…, apasionado…», pero no hace falta que se lo diga a ustedes dos, ¿verdad que no?cién llegada de Viena. Si hubieran estado aquí la semana pasada, hatro famoso actor de Lugos, que canta y baila en una nueva opereta re
– Bueno -objetó Kit.
– Anda, vayamos -replicó Dally maliciosamente-, será divertido.
Resultó que era un espectáculo bastante bueno, aunque ellos no llegaron a entenderlo del todo. Se preocuparon de cenar antes, bas_tante temprano, en el paseo junto al río que llevaba al Színház, en el Café-Restaurant Otthon. En lugar de menú, un camarero telépata llamado Pityu les sirvió vino, pan y cuencos llenos de una milagrosa combinación de pescado, paprika y pimientos verdes.
– Esto no es una sopa normal -dijo ella-, ¿qué es?
– Hálaszlé -dijo Pityu-, sólo se hace aquí, en Szeged; tres tipos de pescado, todos del río.
– Y sabías…
– Yo lo sé todo -se rió el camarero-, o puede que nada, mi inglés se vuelve a veces un poco raro. Pero vuestros amigos Imi y Ernó han vuelto a Buda-Pest, así que al menos no tendréis que preocuparos de ellos.
– Entonces también debes de saber que yo no soy una chica Zaha_rov -dijo Dally ejercitando las pestañas.
– Mi madre, que sigue viviendo en Temesvár, diría que tu destino es mucho más exigente.
La opereta, todo un éxito en Viena por entonces, se titulaba El Burgher King, y en ella, el rey de un país de ficción de Europa Central, que se sentía alejado de su pueblo, decide mezclarse con sus súbditos disfrazado como un miembro más de las clases medias urbanas.
– ¿Y por qué no de campesino, Su Alteza?, ¿o de gitano o de obrero?
– Uno requiere cierto grado de comodidades, Schleppingsdorff. Si uno se pasa el día entero trabajando y durmiendo, no le quedará tiempo para la observación, y menos aún para la reflexión… ¿no crees?
Entre las alegres canciones de borrachera y las baladas sentimen__pidamente en himno para las admiradoras de escaparates vienesas:tales de amor, destacaba el vigoroso vals que se había convertido rá
Machen mr ein-en Schaufen-sterbum-mel, U-berweifen sie irgendwas Fum-mel, auf Strafien und Gassen, lass uns nur lauf-en AI-les anstarren, aber nichts kauf-en…
En uno de esos alegres paseos por los escaparates, el monarca ca____________________les son presa del pánico, forman un trío y cantanra de ella, pero, como era de esperar, está casada. Los consejeros reamuflado conoce a Heidi, una horripilante burguesita, y se enamo molto agitato. Uno de ellos, Schleppingsdorff, decide disfrazarse también y finge que se enamora de la doncella, la mejor amiga de la H.B., Mitzi. Desgracia____________________mado Ditters, corre de aquí para allá, intentado averiguar qué se trae su mujer entre manos, y no tarda en enloquecer por el esfuerzo. Todo es muy divertido.tento de conquistar a Heidi. Entretanto el bajo cómico, el marido, lladamente, es de Heidi de quien Schleppingsdorff se queda prendado al instante, mientras Mitzi, ya obsesionada con el Burgher King, cumple con la formalidad de devolver las atenciones de Schleppingsdorff, para de ese modo estar cerca del B.K. y abalanzarse a la primera señal de peligro, que ella intenta forzar animando a Schleppingsdorff en su in
El primer acto se cerraba con el joven Béla Blaskó, que interpre__ciendo girar un bastón delante de un grupo de bailarines y cantantes que interpretaban el enérgico:taba al Burguer King, luciendo un sombrero de seda ladeado y ha
No hace falta estar tan alicaído,
pasa la noche en la ciudad,