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– Tabaco -añadió Ewball.

Al cabo de un rato empezaron a discutir sobre los anarquistas y la reputación que tenían de comportarse de una manera tosca, por ejemplo tirando bombas a gente a la que no habían sido presentados.

– Hay muchos tipos que se merecen saltar por los aires, sin duda -opinó Ewball-, pero hay que ir a por ellos de una manera profesio__go a por ellos. Eso sería sencillamente comportarse con honestidad.nal, todo lo demás sería comportarse como ellos, masacrar inocentes, cuando lo que nos hace falta es masacrar a los culpables. Quién dio las órdenes, quién las llevó a cabo, nombres y paraderos exactos, y lue

– ¿Y no llaman nihilismo a eso? -objetó Stray.

– Bonito, ¿verdad? Sobre todo cuando los verdaderos nihilistas es__tos, tan sólo una Camisa Ensangrentada más que agitar ante nosotros, para mantenernos haciendo lo que quieren, pero nuestros muertos no dejan de pertenecemos, nos persiguen todos los días, ¿no lo veis?, y tenemos que serles leales, no nos perdonarían que nos apartáramos del camino.tán trabajando para los propietarios, porque son ellos los que no creen ni en una mierda, para ellos nuestros muertos no son más que muer

Frank no había visto nunca así a Ewball, aquello era algo más que lloriqueos de borracho; puede que Ewb llevara dedicado a esto más años de lo que él creía que llegaría a vivir, y con el tiempo había reu__dos de Frank con Sloat Fresno en el Bolsón de Mapimí hacía cinco, no, seis años. ¿Cuánto había avanzado Frank desde entonces? Deuce Kindred todavía seguía por ahí, tal vez aún con Lake, tal vez, a estas alturas, ya no.nido, supuso Frank, un número considerable de muertos que ahora consideraba suyos. No era lo mismo que el interludio de dos segun

A la noche siguiente, Frank se despertó en medio de una larga di____________________vorita, Wren Provenance.mente familiar que durante un instante no pudo ubicar, hasta que, por el pasillo, entre los heridos, con la carita cálidamente iluminada por el cigarrillo que llevaba en la boca, vio venir a su antropóloga del este fasertación que Ewball le estaba dando a Stray sobre la teoría y la praxis anarcosindicalista, y en el crepúsculo sintió una melancolía extraña

– Sabía que debería haber sido más moderado con el láudano esta noche -la saludó.

Wren vestía botas de soldado, pantalones de campesino, una ca____________________dos y pequeños senos, aunque Ewball y Frank, procurando mostrarse caballerosos, intentaban no mirar, o al menos no durante demasiado rato seguido.lar que velase a la mirada del espectador desprevenido sus inmaculamisa de hombre que le venía varias tallas grande y a la que le faltaban unos cuantos botones, y nada de ropa interior o alguna prenda simi

Ella había estado en Casas Grandes, el yacimiento arqueológico que había junto a la carretera donde se había librado la reciente ba__do refugiados huidos del país mítico de Aztlán, más al norte.talla del mismo nombre, bajo los auspicios semioficiales de Harvard, estudiando las ruinas misteriosas que, según se creía, habían construi

– Creía que te encaminabas a los Mares del Sur -dijo Frank.

– Supongo que no era lo bastante romántico.

Cuando Madero y su pequeño ejército llegaron aquí, sus colegas masculinos, uno tras otro, algunos disculpándose por encima del hom_bro, ya habían huido para que no los mataran.

Stray la había estado estudiando con cierto interés.

– ¿Y tú por qué no te marchaste? -preguntó.

– Oh, seguramente estaba demasiado ocupada. Mucho ruido, des____________________porta es el trabajo.dición más del terreno a la que adaptarse para trabajar, y lo que imtellos de luz, pero la verdad es que no era peor que el clima, una con

– Ya, pero ¿qué vida social llevas? Y no quiero parecer indiscreta.

– La que se presente -Wren se encogió de hombros-, o la que no se presente. Ahora mismo, en realidad, dormir ha emergido como la cuestión más importante.

– Se sabe que llega así, que «emerge». Bonita pulsera india.

– Jaspe y turquesa. Uno de los clásicos diseños zuñís.

– Umm. ¿Cuánto pagaste?

– Fue un regalo.

– Un viajante.

– ¿Por qué lo dices?

– En todas las estaciones de tren al oeste de Denver, los indios los venden.

– Menuda serpiente mentirosa y taimada. Me hizo creer que era muy…, no sé, especial.

– Todos son así, querida. Incluso el bueno de Frank.

– Maldito seas tú también, entonces, Frank.

Las damas se lo estaban pasando en grande. Al cabo de un rato Frank se encontró fumando un cigarrillo tras otro, los Buen Tonos que llevaba Stray, intentando no encogerse visiblemente. Las costillas le palpitaban y pensó que más le valía no reírse demasiado, aunque tal como iban las cosas, no parecía que eso fuera un problema.

Llegó un campesino con un mensaje para Stray. Esta se levantó, cogió su maletín de campo y se lo colgó de una correa al hombro.

– El negocio nunca para. Ewball, más vale que no vayas muy lejos, los chicos de Don Porfirio a lo mejor te quieren pillar de nuevo.

Cuando creyó que ella ya no podía oírle, Ewball dijo:

– Creo que le gusto.

– Bueno, eres guapo, pero no podrías hacerle sombra a Rodrigo -le pareció a Frank.

– A ti no te importa, ¿verdad, compadre?, quiero decir que vien_do lo que hay entre tú y la buena de Wren…

– Puede que lo estés viendo del revés -dijo Wren con una sonrisa inmóvil y ojos brillantes-. Pero gracias de todos modos, Ewball, siem_pre es un halago para el amor propio de una doncella descubrir que ha mantenido alejadas a dos personas que debían estar juntas, para quienes, de hecho, según todo principio antropológico válido, es una violación antinatural de la realidad científica no estar juntas. Dime, Frank, ¿eres estúpido o estás ciego?

– ¿Esas son las opciones? Umm… Déjame pensar.

Ewball agitó una botella de cerveza hacia Wren.

– La respuesta es «estúpido». Siempre lo ha sido. ¿Quieres otra cer_veza, eh, 'tetas de muñeca'?

– Pues sí, sería todo un detalle por tu parte, eh, 'pinga de títere'.

– Oh, oh -dijeron Ewball y Frank al unísono.

– Dime, ¿recuerdas esos pequeños cactus?

El Espinera llevaba un rato sentado a oscuras, sonriendo a Frank, con ojos que reflejaban más luz de la que había.

– Pido disculpas por haber esperado hasta que preguntaras. Pero el hikuli no es para todos.

¿Había traído él alguno consigo? ¿El Conejo de Pascua trae hue__liar Ciudad, un arco externo de almacenes bajos hasta las montañas, que descendía a una cuadrícula de amplios bulevares, canales y plazas, a una de las cuales llega ahora paseando, entre las gentes en peregrinación que entran y salen de la ciudad, un aprendiz de médico que parece el propio Frank pero tal como era antes, antes de que los Días Rotos se abatieran sobre la tierra y la gente, llevando una pequeña bolsa de cuero que contiene los Manuscritos vos de colores? Al poco, Frank se encontró en una extraña pero famisagrados que le confiaron el día que dejó a los cerdos hozando en la tierra, su madre susurraba, mien____________________chados por loscuro, que huelen a heno con aroma de almizcle y a los que se sigue la pista desde el lujoso corral de los Sagrados Jabalí es; la recua de muías en su viaje colina arriba lleva también tallos de maguey, recién cosebiertos con techos bajos de toscas viguetas, sombreados en marrón osgas mesas comunales en los sótanos de los Templos de la Ciudad, cujar lentamente por la cordillera bajo el sol amarillo, que recalienta y suelta el olor intenso del cilantro aplastado en balas y de las ristras de chile, todo ello destinado a cazuelas de barro que se colocarían en larcucha a alguien tocar un instrumento de junco cuya simplicidad de madera conmueve su corazón, y luego encuentra una recua de muías que se dirige a la Ciudad, la hilera de animales empieza a subir y bañana menguaban en la distancia, entre las laderas verdes, y pronto estras le daba la bolsa, antes de que él se diera la vuelta y se marchara por el sendero, se volvió una vez para mirar, tal vez dos, cuando sus hermanas ya enfrascadas en los quehaceres de primera hora de la ma flachiqueros, y pieles lustrosas de castores de los pantanos que resplandecen oscuras bajo las sujeciones de lona, mercancías para trocar por terciopelo, brocados de oro y plata y plumas gigantes de lo____________________lan un tiempo denas de ellas bellezas tan celebradas que provocan discusiones durante los descansos para tomar coca en las recuas de muías, pues el café no es el único estimulante que se encuentra en estas caravanas, donde todo el mundo se mueve y habla muy rápido y, como la misteriosa Capital a la que se dirigen, evita dormir o incluso echar una cabezadita; anhellantes y franjas de color rojo y crecientes verdes, el pelo echado atrás desde frentes infantiles suavemente convexas, chicas sagradas, algunas, que se han pasado horas maquillándose los ojos a imitación de los colores de los loros, pintándose las órbitas con dibujos amarillos brisitantes de los barrios exteriores, o a aquellos que, como este «Frank», venidos de las tierras bajas o de más allá, acuden en tropel a la ciudad sólo para contemplar a la jerarquía de paseo y a sus asistentes femenilo interno del sacerdocio conocido como los Hallucinati, a quienes les gusta salir a pasear en grupo por las noches para impresionar a los vijos de aquí con gran riesgo personal, en una precariedad de piedra y espacio azotado por el viento, de debajo de las alas del ave, mientras sobrevuelan desplegando garras del tamaño de lanzas ceremoniales, de hecho las mismas plumas que se recogen para mayor gloria del círcuros, muy amarillas, rojas y verdes, loros enormes, la envergadura de cuyas alas oscurece el sol, cada pluma de un solo color, arrancadas le 'paseo' después de que los factores hayan recogido sus cargas, para salir a la hora que quieran y descubrir que es imposi____________________gos y frutas estrelladas, aguamiel fermentado en cuencos de terracota, quinas de todas las calles, las doncellas ceremoniales se reúnen entre los servicios, docenas en cada mesa, los gongs y las campanas de los templos suman sus timbres y ritmos al bullicio urbano. «Frank» vaga por todo eso, encantado con todo, los tenderetes que venden manguos se le permite mirar al cielo. Los cafés están abiertos en las esble saber siquiera si es de día o de noche, pues la propia Ciudad está por entero puertas adentro y a nadie salvo a los Astrólogos más anti'ristras' de chiles de color púrpura oscuro colgados a secar, semillas aromáticas de un verde perla que se trituran en morteros de piedra pesada, cabezas de cadáveres y esqueletos de azúcar sin refinar que los niños van corriendo a comprar con monedas de obsidiana graba__viesa como si fueran ámbar, tenderetes de los que cuelgan por todas partes panfletos de colores vivos, ilustrados, sin ningún orden aparente, con caricaturas de narraciones eróticas y de asesinatos, heliógrafos teñidos a mano en luminiscentes violetas, azafranes y negros como el carbón, con vetas de óxido y verde húmedo… El empieza a leer, o no exactamente a leer, una de esas historias… Es el cuento del Viaje das con retratos de Hallucinati notables, y que se llevan corriendo, mascando los dulces huesos astillados que la luz tenue de aquí atrades____________________quistaría a la serpiente, y los intrusos, satisfechos tras haber asaltado y ocupado Aztlán, abandonarían la persecución y seguirían con su propia metamorfosis en extraterrestres alados o semidioses malignos o gringos, mientras el pueblo fugitivo se vería liberado de la oscura necesidad de comprar su seguridad arrancando corazones de vírgenes sacrificiales en la cumbre de pirámides y todo los demás.mente, que han encontrado su mejor destino, en el que el águila conperan una señal que les confirme que se han escapado verdaderade Aztlán, y al momento ya no está leyendo sino participando en una confabulación con uno de los sumos sacerdotes, descubriendo que esta ciudad todavía no ha cobrado vida del todo, ahora mismo no es más que un momento de descanso de adobe monocromo, pues la ciudad chillona y brillante que esperaban encontrar un día, Frank se da cuenta, está siendo soñada colectivamente por la comunidad en su huida, a sus espaldas dejan un terror que no procede de la tierra que creían conocer y respetar, y por delante de ellos, en algún punto, es