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Mejor pregúntale a Jenny, ella es más militar de lo que yo he sido ja_más, e incluso es mejor tiradora ahora que de jovencita.

– Y a veces -la esperanza en la voz de Reef quedó clara para to_dos- también… ¿voláis algo?

– No muy a menudo. Hemos optado por un papel más revolu_cionario, ayudando a lo que ya está en marcha.

– ¿Que es qué?

– La sustitución de gobiernos por otras formas de organización más prácticas -respondió Ratty-, algunas que ya existen, otras que empiezan a emerger, cuando es posible trabajando a través de las fron_teras nacionales.

– Como la IWW -recordaba vagamente Reef de alguna discusión en el camino.

– Y el CRETINO, supongo -dijo Yashmeen.

– Las opiniones varían en cuanto al CRETINO -dijo Jennifer Invert McHugh, que se había acercado-. Muchas de estas fraternida_des místicas acaban como criaturas de los gobiernos que las acogen.

– Mientras no paran de predicar la no vinculación -coincidió Yashmeen.

– Entonces es que has estado…

– En una, pero sin llegar a creérmelo, espero.

– Sorprende la cantidad de ex CRETINOS con los que uno se topa.

– Una elevada tasa de traición personal -imaginó Yashmeen.

– Ay, Dios.

– Uno se recupera. Pero gracias por preocuparte.

– Un legado, me parece, de esas antiguas estructuras exclusivamen____________________lencio e invisibles para preservar su ficción anarquista. Sólo con el transcurso de los años, tras la muerte del líder, surgía la verdad.tunidad. En algunas comunidades, de las que hay ejemplos bastante célebres, lo que parecía ser un consenso perfecto y sin jerarquía, un milagro de telepatía social, era en realidad el resultado de una única autoridad masculina entre bastidores que daba las órdenes, y de unos miembros que deseaban cumplirlas, todos aceptando trabajar en site masculinas. Malogró las esperanzas del Anarquismo durante años, os lo aseguro, mientras no admitió a mujeres nunca tuvo la menor opor

– ¿Y por tanto?

– Pues que no existió. No podía, no con esa clase de basura pa_triarcal.

– Pero con mujeres en la ecuación…-la provocó Yashmeen.

– Depende. Si una mujer sólo está ahí bajo el hechizo romántico de algún barbudo inútil, entonces habrá croquetas de puré en la coci_na y bombas en el sótano.

– Pero…

– Pero si ella es capaz de pensar críticamente -dijo Sophrosyne-, de mantener a los hombres ocupados donde son más útiles, aunque los hombres no sepan la mitad de las veces dónde lo son. En ese caso sí hay una oportunidad.

– Siempre que los hombres sean capaces de deshacerse de la ilu_sión del «nosotros sí sabemos qué es lo mejor» -dijo Ratty-, y la dejen sencillamente para el basurero.

– La basurera -dijeron Jenny, Sophrosyne y Yashmeen casi a la vez.

Al día siguiente, Reef, Cyprian y Ratty estaban en el campo de golf anarquista, durante un torneo de Golf Anarquista, un deporte que en ese momento hacía furor en el mundo civilizado, en el cual no había una secuencia determinada, más aún, ni siquiera un núme__nos hoyos estaban a sólo distancia dero fijo de hoyos, y las distancias también eran flexibles, así que algu putter, mientras que otros esta____________________ros de aproximación que llegaban como tiros desde los lugares más inesperados.ban las pelotas en cualquier momento y en cualquier dirección que les apeteciera. La gente se veía constantemente acribillada por dispatar: «¿Te molesta si no jugamos hasta el final?», y luego iban y golpeaban a incontables cientos de metros y requerían de mapa y brújula para encontrarlos. Se sabía que muchos jugadores acudían allí por la noche y excavaban hoyos nuevos. Los participantes solían pregun

– Es divertido -dijo Reef mientras una vieja pelota grumosa de gutapercha le pasaba zumbando a unos centímetros de la oreja.

– Se da el caso -había intentado explicarle Ratty- de que recien_temente hemos conseguido un mapa que nos está dando muchos quebraderos de cabeza.

– «Conseguido» -dijo Cyprian pensativo.

– De cierta gente de Tánger, que seguramente pensarían que ya te he contado demasiado…

– Si no estuvieran… -sugirió Cyprian.

Ratty encontró su pelota, caída entre los matojos.

– Oh, todavía viven. En alguna parte. O eso esperamos. -Apuntó y volvió a apuntar a la pelota desde varias direcciones-. Se parece un poco al billar, ¿verdad? Me parece que tiraré a aquella de allá. -Seña_ló a una bandera lejana-. No os molesta el paseo, ¿verdad?

– Bueno, ¿y de qué es el mapa? -preguntó Reef mirando con los ojos entrecerrados la tarjeta de anotación de puntos, que se había ofre__tación hacía ya tres hoyos, o puede que seis.cido ingenuamente a llevar, pero que había perdido toda lógica de no

– ¿Aparentemente? Del «Congo Belga» -respondió Ratty obser_vando cómo su pelota se cortaba y se desviaba hacia un green distinto del que había elegido-, Pero está codificado, en realidad se trata de la Península de los Balcanes, mira, al menos hasta ahí hemos sabido des_cifrar; ya habíamos visto informes sobre mapas de formas bidimensionales, que son invariables, y tan silenciosamente familiares como un rostro humano. También son frecuentes en los sueños, como ya os habréis dado cuenta.

– Así…, dada una forma más ancha en el norte, que se va estre_chando hacia el sur…

– Correcto.

– Podría ser Bosnia -dijo Cyprian.

– El sur de Texas -dijo Reef.

– Entonces, más allá de la simple geografía, está la casi intolerable tiranía sobre la gente a la que verdaderamente pertenece la tierra, una tierra que, generación tras generación, ha estado absorbiendo su traba_jo, recogiendo los cadáveres que ese trabajo causa, junto con beneficios obscenos, que quedan para otros hombres, por lo general más blancos.

– Austríacos -dijo Cyprian.

– Lo más probable. Las líneas de ferrocarril también tienen que ver, es como leer tibetano antiguo o algo así…

Avanzada esa noche, los buhos, llamados allí «gatos ululantes», can__cía más ruidosa. Las ventanas se oscurecían una por una en Yz-les-Bains. En los alojamientos de Coombs De Bottle, el humo del tabaco volvía el aire opaco.taban por todo el pequeño valle. Hacia medianoche la cascada se ha

Coombs sabía, casi desde que aceptara el empleo en el Ministe__nidad de dinamiteros para instruirles en Seguridad en la Fabricación de Artefactos, y cierto conflicto de intereses se hizo obvio para todos en el laboratorio del Ministerio de la Guerra, salvo para el propio Coombs.rio de la Guerra, que sus días allí estaban contados y eran pocos. En cuanto conoció las estadísticas sobre los anarquistas víctimas de sus propias bombas, empezó a plantearse entrar en contacto con la comu

– Pero éstos son anarquistas británicos -intentó argumentar-, no es lo mismo que si fueran italianos o españoles, ¿verdad que no?

– Una inteligente apelación al racismo británico -dijo Coombs ahora-, pero no funcionó, así de resueltos estaban a ponerme de pa_titas en la calle.

Si eso era un mapa, no se parecía a ninguno que Cyprian hubie____________________tos geográficos ni carreteras reconocibles.bía que era fundamental entender, pero no podía. Tampoco había hira visto en su vida. En lugar de topónimos, lo que había eran cientos de lo que parecían mensajes breves. Todo estaba reproducido en un único color, el violeta, pero con distintos sombreados en las diferentes partes. Pequeños dibujos, casi como los de las tiras humorísticas de los diarios, que representaban situaciones intrincadas que Cyprian sa

Coombs De Bottle levantó la lámpara y sostuvo el mapa con un ángulo diferente respecto a la luz.

– Verás una línea horizontal en negrita, a lo largo de la cual está previsto que ocurran ciertos desagradables acontecimientos atribui_dos a «Alemania», a menos que alguien lo impida. Y aquí, mira estos pequeños segmentos oscurecidos…