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– Eso es cruel, Reverendo.

– Es posible, pero tenemos lo que merecemos.

En Colorado, aquellos días la atmósfera estaba tan viciada que los propietarios estaban predispuestos a creerse cualquier cosa de cual____________________vertido en un ejercicio rutinario y casi invisible.nicas burocráticas, no se trató de un paso muy radical, ni siquiera la primera vez que se dio, y antes de que nadie se percatara, se había conpezaron a redactar informes sobre personas sospechosas. La práctica rápidamente se convirtió en costumbre. Tal como funcionaban las técquiera. Contrataban lo que denominaban «detectives», quienes em

Y de ese modo, Webb pasó rápidamente a los expedientes, aunque ¿qué era lo que a primera vista lo volvía tan peligroso? No parecía más que un soldado raso en la Federación Occidental de Mineros, pero puede que aquellos bastardos anarquistas ocultaran sus antecedentes. Podría estar conspirando en secreto. Juramentos a medianoche, tinta in____________________to, y de algún modo con él siempre llegaban los problemas. Bueno, no siempre, la verdad. Pero ¿cuántas veces hacían falta para que algo dejara de ser una coincidencia y se considerara una pauta?cho, demasiado para un hombre con familia, se diría, y siempre tenía dinero, no grandes sumas, pero más de lo que se esperaría encontrar en los bolsillos de alguien que cobra un salario de minero… Un buen trabajador, no de los que son despedidos una y otra vez, no, siempre era él el que abandonaba el empleo, iba de campamento en campamenvisible. No sería ni el primero ni el único. Y parecía desplazarse mu

Así que empezaron a incordiarlo. Poca cosa. Avisos del jefe de turno. Convocatorias a entrevistas en el despacho. Humillaciones por cargar poco peso o incumplir los horarios. Expulsiones de las cantinas y cuentas bruscamente cerradas en las tiendas. Tareas en vertientes rocosas y túneles menos cómodas e incluso peligrosas. Los niños cre____________________curaba que pareciera lo más divertido posible.yor frecuencia a medida que pasaban los años, a menudo estando ellos presentes, sobre todo Frank. Le recogían el sombrero, le ayudaban a recuperar la verticalidad. Dado que sabía que tenía público, Webb procieron viendo cómo echaban a Webb de los sitios, cada vez con ma

– ¿Por qué lo hacen, papá?

– Oh, tal vez tenga alguna intención educativa. ¿Has llevado la cuenta, como te pedí, de quién lo hace?

– Almacenes, cantinas y casas de comida básicamente.

– ¿Y de los nombres y las caras? -Y ellos le decían lo que recor_daban-. ¿Y os habéis fijado en que algunos dan excusas inventadas y otros sencillamente dicen sal de una puta vez de aquí?

– Sí, pero…

– Pues bien, eso merece que le prestéis una atención detenida, ni____________________rarán. No hay nada vegetal ni humano que no tenga su ses de plantas venenosas, unas matarán el ganado, otras os matarán a vosotros, pero si las usáis como es debido, algunas, lo creáis o no, os cuños. Son variedades de hipócrita. Es como aprender las diferentes clautilidad, acor_daos de lo que os digo. Salvo, quizás, los propietarios de las minas y los cerdos de sus soplones.

Siempre que disponía de un minuto, procuraba transmitirles lo que creía que deberían saber, aunque nunca había tiempo.

– Mirad. Esto es lo más precioso que poseo. -Sacó de la cartera el carné del sindicato y se lo enseñó, uno por uno-. Estas palabras de aquí -añadió señalando el lema escrito en el dorso del carné- resu____________________nes extranjeras sólo con lo que los Republicanos tienen que decir.se. Y así sucesivamente. Se podría escribir un libro entero de expresioción de hambrientos, sin techo y muertos está a punto de multiplicarcillas y directas. Nada de dobles sentidos como las de los plutócratas, porque con ellos siempre tenéis que entender lo contrario de lo que dicen. Que dicen «libertad», pues entonces es el momento de que os andéis con más cuidado: cuando empiezan a deciros lo libres que sois, es que pasa algo; sin que os deis cuenta las puertas se han cerrado de golpe, y ahí está el Capitán mirándoos raro. ¿«Reforma»?: más cerdos metiendo el hocico en el pesebre. «Compasión» significa que la pobladependencia y cosas así, pero si no aprendéis otra cosa, aprendeos al menos esto de memoria, lo que aquí reza: «El trabajo produce toda la riqueza. Por tanto, la riqueza pertenece al productor». Palabras senmen a lo que se reduce todo; no las escucharéis en la escuela, donde a lo mejor os hablan del Discurso de Gettysburg, la Declaración de In

Frank siempre había tomado a Webb por lo que parecía ser: un minero decente y aplicado, exprimido hasta la última gota, que nunca recibía más que una mínima fracción de lo que en realidad valía su tra____________________lar un poco más su propio futuro, o al menos de no tener que trabajar tan incansablemente. En esa idea no le parecía que hubiera nada malo, y Webb no tenía corazón para discutir con él.jor, tal vez licenciarse algún día como ingeniero, ser capaz de controbajo. Desde muy pronto, Frank había resuelto por sí solo hacerlo me

Reef, por su parte, había captado desde muy pronto que detrás de aquella afable pose de hombre de familia recto y trabajador se ocul____________________las maneras.gún el Reverendo Gatlin, tienen la misma voz. O incluso que poseía algún poder sobrenatural, como por ejemplo multiplicarse para estar en varios sitios a la vez… Pero a Reef no se le ocurría cómo hablar de nada de eso con Webb. Le habría suplicado que le dejase trabajar con él como aprendiz y cómplice, aceptando cualquier trabajo pesado, pero Webb solía hacer oídos sordos a las súplicas, a veces, de hecho, con macer la obra del hombre, por no decir la de Dios, dos fuerzas que, senaban invisible e iba por los caminos, lúgubre y concentrado, para hatantánea, sí al menos una vida secreta en la que, al caer la noche, se ponía, digamos, un sombrero y un guardapolvo mágicos que lo tormente ruidosas, explosiones en llamas. Acabó convenciéndose de que Webb poseía, si no exactamente la facultad de aplicar una justicia insrios de los propietarios para hacerlos saltar en brillantes, y preferibleñalar o mirar con la suficiente ferocidad a cualquiera de los mercenataba la rabia, que no le resultaba ajena a él mismo, y empezó a desear desesperadamente, a medida que los insultos se multiplicaban, poseer la capacidad de destruir con la sola fuerza de su deseo, que le bastara se

– No supliques nunca, ¿me entiendes? No supliquéis ninguno de vosotros, joder, jamás, ni a mí ni a nadie, por nada. -Una palabrota in_troducida oportunamente en la lección formaba parte de la teoría de la educación de Webb.

Pero lo que dificultaba todavía más la intención de Reef de llegar a convertirse en el compadre de medianoche de su papá era su pro_pia reticencia a dejarse llevar por una de esas rabietas imponentes que eran privilegio exclusivo de los padres, y que él a veces era capaz de reconocer como una mediocre interpretación puesta en escena por comodidad, pero, conocedor de las verdaderas profundidades de la ira de Webb, todavía no se veía con ánimo para enfrentarse a ellas. De ma_nera que optó por aprovechar las confidencias que accidentalmente se le escapaban de vez en cuando.

– Hay una lista negra -les comunicó Webb un día-, en Washing_ton D.C., con todos los que ellos creen que no hacen nada bueno; la lleva el Servicio Secreto de Estados Unidos.

– Creía que esos chicos se dedicaban a impedir que dispararan al Presidente -dijo Reef.

– Según la ley, a eso se dedican, y a perseguir falsificadores. Pero no hay ninguna ley que diga que no puedan prestar sus agentes a cual_quiera que necesite, pongamos, un tipo secreto de individuo. Así que esos agentes federales están de hecho por todas partes, y en ningún sitio hay tantos por metro cuadrado como en Colorado.

– Anda ya, papá, ¿dónde estamos, en Rusia?