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– Siempre se corre ese riesgo -convino el padre Ponko-, Cuando Dios oculta su rostro, se dice que «se lleva» la Shekhinah. Porque es ella la que refleja su luz, es la Luna de su Sol. Nadie puede resistir la luz pura, ni, menos aún, verla. Sin que ella la refleje, Dios es invisible. Ella resulta esencial para que él pueda hacer algo en el mundo.

Desde la capilla llegaron voces que cantaban lo que el hegumeno había identificado como un canone de Cosme de Jerusalén, que da____________________bía pretendido ser no era más que un pobre esbozo teatral.tigo era hasta cierto punto inherente a aquel lugar, una condición de residencia. Ella reconocía ahí que lo que el CRETINO siempre hataba del siglo VIII. Yashmeen se quedó muy quieta en el patio, como esperando a que pasara un ligero vértigo, si bien ya sabía que ese vér

– Hábleme del reflejo -se oyó murmurar a sí misma.

El tiempo presente le parecía cada día menos accesible, mientras las postulantes rodeaban a Cyprian y él se alejaba cada vez más de ella, como arrastrado por una ola que pasara a través de algún medio in____________________dos de volver a lo que ella recordaba de los reinos de lo todavía-no-creado.na del convento como si supiera exactamente qué estaba pasando, que se había quedado dormida incontables veces con uno de sus deditos alrededor de un dedo de Cyprian, ahora tenía que buscar otros movisible e imponderable… Y Ljubica, que contemplaba la vida cotidia

El hegumeno parecía conocerla de una anterior metempsicosis.

– El planeta con luna -dijo el hegumeno-, el electrón planetario. Si la autosemejanza resulta ser una propiedad integrada en el univer__tida con frecuencia diaria en lugar de generacional. Y vamos adelante y atrás, como sospechaban los pitagóricos, entrando y saliendo de la muerte como de los sueños, pero mucho más despacio…so, tal vez el sueño sea, después de todo, una forma de muerte, repe

Sin recursos para expresar sus sentimientos hacia Cyprian, Reef se dedicó a hacer planes prácticos.

– Estamos pensando en dirigirnos al oeste, a través de las mon_tañas, hasta la costa adriática. ¿Hay aguas termales u hoteles de lujo que nos puedas recomendar?

– Depende de cuán al norte tengáis pensado ir. Yo nunca voy al sur de Montenegro. Oh, pero a lo mejor queréis esto.

Era el Webley-Fosbery del 38 que le había acompañado desde Bosnia.

Reef fingió que lo examinaba con atención.

– Es un bonito hierro. ¿Estás seguro de que no te gustaría que_dártelo?

– ¿Para qué? Las Novias de la Noche no llevan revólveres regla_mentarios en su equipamiento.

– Pues a mí se me ocurren un par de utilidades…

– Pero Reef. -Le puso una mano en el hombro-. Eso es lo que no debes hacer.

Los dos hombres se miraron a los ojos, más tiempo del que nin_guno de los dos recordaba haberlo hecho nunca.

Cyprian los acompañó hasta el río. Sobre ellos, las nubes habían empezado a envolver el convento y la iglesia, como para negarles la posibilidad de pensárselo dos veces. La mañana parecía oscurecerse hacia un equivalente balcánico de la Transfiguración.

Ella le pasó a Ljubica a Cyprian, que la sostuvo con toda la cere_monia y la besó ruidosamente en la barriga, como siempre, y, como siempre, la niña chilló.

– No me recuerdes -le aconsejó-. Yo me encargaré de todo el re__timiento le llevara a cometer un error-. Id con cuidado. Procurad manteneros fuera de Albania.cuerdo. -De vuelta en los brazos de Yash, ella le sonrió con calma, y él supo que sólo le quedaban unos minutos antes de que el arrepen

Como asaltada por un temor antiguo, Yashmeen gritó:

– ¡Por favor, no mires atrás!

– No tenía intención.

– Lo digo en serio. No debes mirar. Te lo suplico, Cyprian.

– O él te llevará abajo, quieres decir. Hasta América.

– Siempre con tus chistecitos -dijo Reef con una risa forzada.

ninguno de ellos miró atrás, ni siquiera Ljubica.

Cyprian fue llevado tras una inmensa puerta sin eco.

Durante días, Reef y Yashmeen se sumieron en la pena por sepa__te puertas adentro, junto a una ventana, a veces con la niña en brazos.rado, sin poder siquiera hablar de ello. Reef abandonó su búsqueda incansable de posibles garitos, y cuando llegaba la noche y la luz gris caía como ceniza fina, se sentaba con el corazón roto, preferiblemen

– No lo vi venir -dijo Reef por fin-, pero supongo que tú sí.

– No fue por nosotros -dijo ella-. Por nada que hiciéramos. Nada que pudiéramos haber hecho.

– No me vengas con que todo se reduce a «debe de amar a Dios más que a nosotros».

– No, porque no creo que sea así. -Ella ya había empezado a llorar.

– A ver, Dios no suele acercarse a la carrera para morderle el culo a la gente, pero, si lo hiciera, mira…

– Reef. Cyprian nos amaba. Todavía nos ama.

Por alguna razón, ninguno de los dos vio ya motivo alguno para ir a la costa del Mar Negro. Se dieron la vuelta y se encaminaron al oeste. Una noche, Reef se encontró a Yashmeen sentada junto a una pila de ropa de Cyprian que iba a tirar, examinando pieza por pieza, con pena.

– ¡Podría simular que soy él para ti! -gritó, aunque no tan alto como para despertar a Ljubica, con una esperanza en la voz tan in__me sus camisas, sus pantalones, tú los desgarrarías, me tomarías por el culo y me follarías la boca e imaginarías que él…tensa que él no habría sabido como responder a ella-. Podría poner

– Cariño…, por favor… No voy a hacerlo… -Si quieren que les diga la verdad, a él también estaban a punto de saltársele las lágrimas.

Reef había empezado a abrazarla con una ternura que ella sólo le había visto cuando acunaba a Ljubica. No soy su hija, se quejó, pero lo hizo para sus adentros, incluso mientras se acurrucaba aún más en su abrazo.

Siguieron camino hasta salir de la llanura de Tracia, se adentra____________________ces, Reef se preguntaba si alguien habría desencadenado por fin elría el alma. Desplazarse bajo ella sería luchar contra el tiempo, el fluir del día, el momento arbitrariamente asignado de la oscuridad. A vetarse durante mucho tiempo, como si fuera peligroso estar a campo abierto con una luz como ésa, como si cualquiera expuesto a ella corriera el riesgo de que se lo llevara si no directamente a la muerte sí a una transformación como mínimo grave. Una luz como ésa tenía que recibirse con juicio: demasiada, con demasiada constancia, agotazaron hacia Macedonia. Algunos días la luz era inmisericorde. Una luz tan saturada de color, cargada de tal tensión, que no podía aguanron en los montes Ródope y luego en la cordillera de Pirin, que cru Interdikt, y si éstos serían sus restos…

A mediados de octubre, tras declarar la guerra a Turquía, divisio_nes serbias, griegas y búlgaras invadieron Macedonia, y el día 22, los combates entre serbios y turcos eran intensos en los alrededores de Kumanovo, al norte. Mientras tanto, las fuerzas búlgaras presionaban hacia el sur, hacia la frontera turca y, más allá, Adrianópolis.

Y así, cada día presentaba a Reef, Yash y Ljubica una gama más reducida de posibilidades, pues se veían empujados por los movimien__nes que se realizaban en las esquinas de las calles y los pozos…tos de las fuerzas hacia el oeste y el sur. Corrían rumores por todas partes, una tormenta de rumores espantosos que salían de las reunio

– Para impedir esto nos habían mandado aquí -dijo Yashmeen-. Lo que debe de significar que hemos fracasado y la misión ha ter_minado.

– Ahora la misión es sencillamente salir de aquí -supuso Reef. Empezó a pasarse las mañanas en cualquier tnehana, encrucijada o lu_gar de reunión que tuviera a mano, intentando enterarse de todas las noticias que pudiera para decidir cuál era la dirección más segura que tomar-. El problema es que vienen desde todas las direcciones: los serbios desde el norte, los griegos desde el sur, los búlgaros desde el este. Los turcos huyen por todas partes, no debería de prolongarse mucho, pero es un caos.