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Hubo discusiones, ni que decir tiene, sobre la financiación. A esas alturas, los chicos eran bastante autónomos. La Oficina Nacional ha__lación delbía escatimado tanto en las asignaciones presupuestarias que la tripu Inconvenience, tras una reunión que duró cinco minutos, in____________________nización había derivado dad, desde hacía algún tiempo, a lo largo y ancho del mundo, la orgacluido el tiempo que llevó preparar el café, había votado finalmente por desafiliarse. Y no fueron los únicos en tomar esa decisión. En realien una laxa suma de agentes independientes que sólo compartían el nombre y la insignia de «Chicos del Azar». No hubo reacciones por parte de la jerarquía. Era como si la dirección Na_cional hubiera abandonado sus despachos, allá donde hubieran estado, si es que estuvieron en alguna parte, sin dejar una nueva dirección. Los chicos gozaban de plena libertad para definir sus propias misiones y negociar sus tarifas, cuyo monto ahora se quedaban en su totalidad, en lugar de entregar la mitad o incluso más a la Nacional.

Eso aumentó de forma reseñable la entrada de ingresos, lo cual, junto con los recientes avances en motores más livianos y de más ca_ballos de potencia, había permitido que el Inconvenience ampliara con__bién había crecido hasta ser casi tan enorme. Miles, en sus funciones de intendencia, había instalado refrigeradores de las mejores marcas y cocinas de hidrógeno de último modelo, y contratado a un equipo de cocineros de primera categoría, del que formaba parte un antiguo sous-chef del famoso Tour d'Argent de París.siderablemente su tamaño: ahora sólo el comedor ocupaba más espacio que la góndola entera de la versión anterior de la nave, y la cocina tam

La reunión de esa noche era para decidir si introducir el Inconve_nience en la gran corriente ascendente sobre el Sáhara sin que nadie les pagara por adelantado. Miles llamó al orden en la sesión golpeando un gong chino comprado años atrás a una secta de asesinos en activo en aquel país, durante la intervención secreta pero decisiva de los chicos en la Rebelión de los Bóxers (véase Los Chicos del Azar y la ira del colmi_llo amarillo), e hizo rodar un carrito con champán refrigerado, al tiempo que rellenaba los vasos de todos con un Balthazar de Verzenay de 1903.

– Nada de «a ver lo que sale», hermanos del cielo -se quejó Darby, cuya fijación por la legislación contractual había alcanzado a esas altu_ras quizá las lindes de la obsesión insana-. No estamos en esta historia gratis. Si no hay cliente, no hay viaje.

– ¿Es que ya no queréis vivir más aventuras, chicos? -metió baza Ksenija, la compañera de Pugnax, aunque lo ladró en macedonio. Poco antes, Pugnax se había encontrado con la ferozmente bella perra pasto_ra sarplaninec y la había convencido para que subiera a bordo del Incon_venience. A veces él creía que la había estado esperando toda la vida, que ella siempre había estado allí, moviéndose en una zona apenas visible, entre los paisajes que se extendían y pasaban bajo la nave, perdida en las profundidades, entre los campos de diminutas vallas o setos, los te_jados de paja o de teja, el humo de cientos de fuegos humanos, las montañas sombrías y escarpadas, interpretando por el día el antiguo minueto con los rebaños…

La votación fue unánime: se aventurarían en la corriente ascen_dente y amortizarían los costes de los gastos generales. Según parecía, Darby había votado en contra de sus propios principios legales.

Dado que nadie había medido todavía las fuerzas que probable____________________da en algún punto por delante.ción metálica, como si hubiera accedido a una inimaginable libertad, mientras la nave se veía asida y arrastrada hacia abajo por la Península Balcánica, cada vez más rápido hacia el sudoeste por el Mediterráneo y la costa de Libia, directamente hacia la inmensa masa vertical situares en el casco, que al instante se convirtieron en sacudidas de excitatos kilómetros del fenómeno del desierto, y apenas habían disuelto los chicos el Piquete de Despegue cuando empezaron a sentir los temblomente habría en juego, en circunstancias normales ningún navegante de los cielos en sus cabales se habría aventurado a menos de doscien

Los que no estaban de guardia se encontraban en las ventanas del Gran Salón y miraban fijamente la nube cilíndrica extrañamente roja que se elevaba, como un siniestro luminar, muy por encima del hori__mitosas, en pura ascensión aerodinámica, vacía, silenciosa zonte: arenas a estribor que ascendían eternamente, brillantes y calay por siem_pre precipitándose hacia arriba, el anti-paraíso…

Y mientras entraban en la masa de aire y se veían arrastrados, Chick Counterfly recordó sus primeros días a bordo del Inconvenience, y la os____________________tre… demasiado terrestre».tante para descender a la superficie de otro planeta. O, como había dicho el Comandante por entonces: «Otra "superficie", pero terrescia el norte, y su propia suposición de que uno podía ascender lo bascura admonición de Randolph de que ir hacia arriba era como ir ha

El corolario, según había concluido Chick hacía ya mucho, era que cada estrella y cada planeta que vemos en el Cielo no es más que el reflejo de nuestra única Tierra a lo largo de una trayectoria distinta del espacio-tiempo minkowskiano. Por tanto, viajar a otros mundos es viajar a versiones alternativas de la misma Tierra. Y si ir hacia arri__ción de una entropía creciente.ba es como ir hacia el norte, con la variable común de que hace frío, la dirección análoga en el Tiempo, si nos atenemos a la Segunda Ley de la Termodinámica, debería ser ir del pasado al futuro, en la direc

Ahora, en el sofocante calor de la tormenta de arena, Chick esta__fragio del primerba en el puente volante, con equipo de protección para el desierto, y tomó algunas lecturas del termómetro, midiendo la altitud mientras tanto con un simpiezómetro antiguo pero fiable, recuperado del nau Inconvenience tras la poco conocida Batalla de Desco_nocido, en California.

Con la visibilidad apenas mejorada, a Chick le consternó descu____________________dolph, de algún modo tambiénnor altitud! Aunque la nave todavía era empujada por una corriente de aire ascendente, como Chick informó con cierta urgencia a Randicando un aumento de la presión atmosférica y, por tanto… ¡una mebrir que la columna de mercurio del instrumento estaba más alta, in estaba descendiendo a una superficie que nadie veía. El Comandante de la aeronave mascó y se tragó medio fras_co de pastillas de bicarbonato de sodio y se paseó por el puente.

– ¿Alguna sugerencia?

– Todavía tenemos nuestro equipo Hipops de la misión en el Asia Interior -se le ocurrió a Chick-, Al menos, podría permitirnos ver algo.

Rápidamente, el Comandante y él se pusieron el conjunto extra_ñamente futurista formado por un casco, lentes, depósitos de aire y alimentadores de energía eléctrica, lo cual permitió a ambos aeronautas comprobar que la nave estaba ciertamente a punto de chocar contra una cordillera de montañas que parecían masas de obsidiana negra, que resplandecían con reflejos rojizos de luz y cuyas crestas afiladas como navajas se extendían a lo largo de kilómetros antes de desvanecerse en un crepúsculo vaporoso.

– ¡Alivien la nave! -gritó Randolph, y Miles y Darby se apresura_ron a obedecer mientras las ominosas luces rojas destellaban tras ellos, como lava fundida en una época de cataclismos geológicos.