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Sentada ahí, tras una taza de café, Dally podía darle vueltas libre_mente a su pasado, con la plena confianza de que una vez sumida en esa urdimbre de deseos sensatos y descabellados sólo se vería interrumpida en el momento justo, antes de que todo se volviera demasiado mustio.

Cuando llegaron a Turín, Kit había echado un solo vistazo y ya se sentía en casa.

– ¿No te parece increíble un sitio como éste? Ni una sola calle tor_cida hasta donde alcanza la mirada.

Bien podría haber sido Denver. Las montañas estaban cerca, y ha_bía energía hidroeléctrica por todas partes.

– Un círculo jodidamente bien cerrado -fue lo que murmuró para sí-, ¿no te parece?

Kit fue a la dirección que le había dado Viktor Mulciber en Cons____________________ble de la Guerra. Le dieron la bienvenida con una ducha ceremonial de cerveza y la solemne instrucción: «Cada sección de ala que vas a encontrarte parece un círculo tras una transformación de Zhukovski. Los diseños de la superficie sustentadora son un secreto vergonzoso. No se lo cuentes a nadie».ba y se consolaban pensando que las aeronaves de guerra italianas sólo se utilizarían contra Austria, que, en cualquier caso, era la responsacimientos en vectores a cuestiones como la resistencia al viento, la estabilidad lateral y la longitudinal, y demás… Se topó con un par de rostros conocidos del laboratorio del Doctor Prandtl en Gotinga, que habían huido de Alemania por pavor pacifista ante lo que se avecinatantinopla y le contrataron en el acto, y al poco aplicaba sus cono

Cerca estaba estacionada una pequeña squadriglia de monoplanos Bleriot, veteranos de la guerra italo-turca, en la que se habían dedica_do básicamente a vuelos de reconocimiento sobre la Cirenaica, y que mostraban orgullosamente algunos orificios de bala del fuego de rifles de las tribus. Kit pronto se hizo amigo de los miembros del equipo de tierra, que no le ponían objeciones a que de vez en cuando alzara el vuelo en uno de los aparatos.

Un día, Dally y él habían mantenido un intercambio de impresio__diera negarle a Dally su pasado. Un sacrificio bélico más, quería creer.nes adulto sobre el tiempo que ella pasaba con Clive Crouchmas. Kit había conocido al pájaro y no le caía bien, aunque dado que no existía una máquina del tiempo que funcionara, no veía el modo en que pu

– Sube conmigo, Dal -dijo con una voz que cambió de repente, aunque ella no habría sabido decir en qué tono.

– ¿Te has vuelto loco?

– Lo digo en serio. Es fácil, te meto a escondidas, y además ya va siendo hora de que aprendas a volar, hasta es posible que te guste. -En su rostro apareció una expresión de súplica que ella no supo recono_cer, un momento de desamparo que ella sólo comprendería cuando ya fuera demasiado tarde.

– Los austríacos abaten aviones, Kit.

– A nosotros, no. A ti y a mí, no.

Más tarde ella también recordaría haberse sentido a la vez apena____________________vo para una «invitación a cenar» con Crouchmas, en el Cambio, casi con toda seguridad, pensó.gerse de hombros, entró en la otra habitación y se emperejiló de nueleas, que al menos tenían algo de vida. Esta vez ella se limitó a encobería haberse dejado llevar por la compasión, aunque a largo plazo ésta los habría corroído, más que los ataques de rabia y las constantes peda e irritada por tanta ingenuidad y estupidez, y se preguntaría si de

Kit se fue a pasear cabreado por la ciudad y, como tenía por cos_tumbre, se refugió en un bar del malecón, en I Murazzi, cerca del puente del Po. Su amigo Renzo ya estaba allí, bebiendo un brebaje de vermú.

Sobre el suelo, Renzo siempre parecía un tipo un poco flemático, tai vez clínicamente deprimido, sin mucho que decir, que dormía mu__mente. En cuanto empezaban a rodar por la pista, era todo sonrisas y exaltación, y cuando las ruedas despegaban del suelo, su personalidad había experimentado una transformación casi polar. Había volado con una numerosa sucesión decho, pero en presencia de cualquier tipo de avión se animaba visible bombardieri, pocos de los cuales sobrevivían a la primera misión, muchos presas de crisis nerviosas mucho antes de que avistaran siquiera los objetivos.

– Voy a explicarte dónde radica el problema de tener que asomar__cisión, y además no va lose y buscar algo sobre lo que tirar una bomba: uno no consigue la pre bastante deprisa cuando alcanza el blanco, lo que uno quiere es la mayor energía cinética posible, vero?

Kit bizqueó.

– Me estás hablando de…

– Una picchiata!

– ¿Qué es eso?

– Un picado muy pronunciado, pero no como cuando bajas en un giro, aquí se trataría de controlar toda la caída: sueltas la bomba todo lo cerca del blanco que se pueda y luego subes abruptamente para ale_jarte de la explosión. ¿Se te ocurre cómo modificar mía bella Caproni para eso?

– ¿Un picado de morro?, eso es una locura, Renzo. Demasiada ten_sión en todos los puntos equivocados, las abrazaderas se romperían, las superficies no lo soportarían, las alas se caerían, el motor se pararía o explotaría…

– Si, certo, pero aparte de eso…

Kit ya estaba esbozando y garabateando. A esas alturas, Renzo se fiaba plenamente de él. Ya le había ayudado a sustituir los motores Isotta Franchini por Packards de cuatrocientos caballos de potencia, y también se le había ocurrido cómo montar dos ametralladoras Revelli más en la cola y bajo el vientre del aparato, que era un bombarde_ro triplano muy grande con cinco tripulantes, cariñosamente llamado Lucrezia, por la heredera homicida de los Borgia.

– Andiamo -dijo Renzo, que se levantó de golpe-. Te lo enseñaré.

– En ese Caproni, no -objetó Kit.

– Subiremos al SVA.

– Eso lleva una armadura triangulada…, no sé yo si…

– Macché…

Tenía razón, claro. Una vez que estuvieron en el aire, guiados por la única luz espeluznante de la punta de la Mole Antonelliana, Kit em_pezó a comprender qué estaba haciendo ahí arriba.

– No creo que podamos apuntar al Cambio, ¿verdad que no? -No era probable que siguieran allí, pero en cualquier caso parecía un blan_co razonable.

– Nada más fácil. -Renzo se ladeó hacia la Piazza Carignano-. ¡Agárrate, cowboy! -añadió apoyándose alegremente sobre el man__tómago.do mientras se lanzaban en un picado que revolvería cualquier es

Pronto iban tan rápido que algo le pasó al tiempo, y tal vez se des____________________no del Futuro, adoptando sus ecuaciones funcionales, desprovisto por una explosión de fuego de todo lo emocional o accidental…no que nunca podría contener a la joven esposa abducida de Kit, al que él nunca podría llegar para rescatarla, que era de hecho el Infierlizaron durante un breve intervalo en el Futuro, el Futuro conocido por los Futuristas Italianos, con acontecimientos sobreimpresionados y la geometría tensada irracionalmente en todas las direcciones, entre ellas un par de añadidas, mientras seguían hacia el Infierno, un Infier

Y entonces Renzo los había detenido, con una estremecedora embestida de la hélice a la cola contra la integridad del armazón, y pla_neaban sobre el río como si fuera un paseo dominical.

Kit entendió el atractivo. Cómo no. La velocidad pura. La incor_poración de la muerte a lo que de otro modo sólo sería una atracción de feria.

¡Bombardear en picado la ciudad sí que es diver!

Ver cómo se dispersan,

ver cómo corren, oírlos gritar cuando