disparamos la ametralladora, compañero,
y podemos alzarnos
cuando queramos,
y salir disparados
desde tan cerca del suelo
que casi te das en la nariz,
¡bombardeemos en picado el día entero!
– ¿Oíste anoche aquel avión? -le preguntó ella por la mañana.
– Menudo ruido, ¿verdad?, ¿cómo reaccionó tu novio? Bueno, quiero decir, cómo no reaccionó.
Ella le clavó una mirada fiera.
– Mierda, eres un cabrón.
Kit trabajó a ratos en el interesante problema de cómo sacar a un triplano gigantesco de un picado de morro, y salió con Renzo en dos o tres picchiate más, en especial en agosto de 1917, durante una huel__mas de Turín.ga de inspiración bolchevique de los trabajadores de las fábricas de ar
– Oigamos uno de esos gritos de cowboy -sugirió Renzo, y Kit accedió mientras descendían ruidosamente sobre una gran manifesta____________________zó una arriesgada mirada a Renzo, desquiciado incluso cuando estaba en reposo, y vio que ahí, acercándose a la velocidad del sonido, se metamorfoseaba en otra cosa…,un caso de posesión. En ese momento, Kit tuvo una iluminación fruto de la velocidad. Todo era político.ro, atrapados en el foco de un rayo más letal que la luz del sol. Kit lanción. Los huelguistas se dispersaron como hormigas en un hormigue
La huelga de Turín fue aplastada sin piedad, los huelguistas fue_ron asesinados, heridos, enviados al ejército, sus prórrogas anuladas. La piahiata de Renzo tal vez había sido la primera y más pura expresión en la Italia septentrional de Cierta Palabra que no existiría del todo hasta dentro de un par de años. Pero, de algún modo, como un mur_mullo precognitivo, una voz soñada, había entrado provisionalmente en el Tiempo.
– Ya viste cómo se dispersaban -dijo Renzo más tarde-. Pero no_sotros, no. Nosotros permanecimos enteros, únicos, irrompibles. Un vettore, si?
– No si no hubieras virado a tiempo. Si hubiéramos chocado…
– Oh. -Renzo rellenó el vaso-. Todo eso es para el otro mundo.
En octubre sucedió el desastre de Caporetto, del que Renzo res_ponsabilizó a los huelguistas.
– Incorporarlos a las brigadas fue el error más lamentable que pudo cometer el Ejército. Dejarles difundir sus mentiras envenenadas sobre la paz.
Había dejado de llevar ropa de civil. Ahora iba siempre de unifor_me. Las águilas parecían uno de los motivos prominentes.
Un día, unos niños los llamaron desde la calle. Dally se acercó a la ventana. Allí abajo había una hermosa mujer con un sombrero de an__dos de Venecia. Protegiéndose los ojos del sol, preguntó:tes de la Guerra que llevaba de la mano a una niña de unos cinco años, y con ellas parecía ir el capullo del hermano travieso de Kit, Reef, a quien ella había visto por última vez marchándose con malos mo
– ¿Eres Dahlia?
Estaban allí como refugiados. La mayor parte de los combates se libraban en el nordeste, de manera que habían venido al oeste, hasta Turín, donde Reef se había enterado que trabajaba su hermano por un aviador que conoció en un bar.
– ¿Domenico? Y qué coño ha andado haciendo, pensaba que a es_tas alturas estaría permanentemente boca abajo.
– Dijo que le habías ayudado una vez, algo así como que había in_tentado mear por una ventana sobre un oficial superior…
– No era la primera vez, es una especie de pasatiempo para él, no sé cómo se lo hará en tiempos de paz.
– Escucha, antes de que…
– No. -Kit se aferró a su hermano en un 'abrazo' pospuesto-. No. Quédate aquí el tiempo que necesites.
Reef había estado trabajando para el ejército italiano en un pai_saje alpino totalmente irreal, tendiendo cables aéreos conocidos como teleferiche.
– Es otra vez como el frente occidental, pero vuelto del revés: en Francia intentaron desbordarse por los flancos unos a otros hasta que no quedó sitio por el que pasar salvo el mar. Aquí los austríacos y no__seguir un terreno más alto que el otro, hasta que, cuando nos dimos cuenta, todos estaban en las cimas de estassotros hicimos lo mismo, pero en vertical, cada ejército intentó con blancas y escarpadas cumbres montañosas con los culos helados al viento, sin ningún sitio al que ir.
– Salvo al cielo -dijo Yashmeen.
Las esposas se llevaban estupendamente, se miraban sin ningún de_seo ni sospecha en particular pero aun así compulsivamente, como si hubiera algo que fuera a revelarse en cualquier instante.
– Los dos estudiasteis juntos en Alemania.
– El se dedicaba a vectores, yo a teoría de los números, apenas nos veíamos. -Las dos mujeres, que mantenían el contacto visual, empe__cidad que habría que vigilar.zaron a sonreír, en lo que Reef consideró el principio de una compli
– Pero tú eres la chica por la que él se batió en duelo.
– Casi se batió en duelo. Pero ¿qué te dijo él?
– Puede que exagerara un poco -dijo Kit.
– Y tú eres la chica que él rescató de aquel ejército de húngaros homicidas.
– No exactamente. Kit, estoy empezando a tener ciertas dudas.
– Sí, más vale que vigiles esa mierda -Reef asintió riéndose con un Di Nobili en la boca.
Para celebrarlo, fueron a cenar todos al Ristorante del Cambio, conocido en la ciudad como «la vieja dama». Desde que Kit y Ren____________________ra desde hacía años, pero a pesar de la escasez, Alberto era capaz de servirlespeñado en comer allí al menos una vez por semana. No había ternezo habían simulado bombardear en picado el local, Kit se había em agnolotti, risotto, guiso de setas y tagliarini, y era temporada de trufas, así que había algunas también, casi pidiendo perdón. Todo el mundo bebía mucho Nebbiolo. La ciudad estaba llena de una luz amarilla acida y de precisas sombras negras dentro de los soportales. Los proyectores acariciaban el cielo.
Un día, al bajar del Caproni de Renzo, con qué inesperado co____________________traba más huellas del paso de los años.vicio Aéreo del Ejército de Estados Unidos planeaba mandar unos quinientos jóvenes candidatos a piloto a Itaha para que se instruyeran en Capronis, y Colfax se encontraba ahí para inspeccionar el terreno por adelantado. Salvo por un leve tono grisáceo en las puntas, no mostarse en calidad de aviador como para compensar el aplazamiento de incorporación comprado por su padre cincuenta años antes. El Sernocido de los viejos tiempos iba a toparse Kit más que su antiguo compañero de clase en Yale Colfax Vibe, que aunque ahora mediaba la treintena y era oficialmente demasiado mayor, había podido alis
'Fax pronto montó una liga de béisbol en Turín. Kit y él se afi__berse uncionaron a pasarse por Carpano's un par de veces por semana para be punt e mes. 'Fax, de un modo muy extraño y personal, había acabado asimilando la muerte de Scarsdale a manos del factótum de confianza de su familia, Foley Walker, pero no hablaba de ello, y tam_poco se mostraba especialmente afectado delante de Kit.
Ante la intención austríaca de ocupar Venecia y el Véneto, los ita____________________turista, con su estética de sangre y explosión.lizar misiones de vuelo, unas veces como tripulante de Renzo, otras solo. Durante un tiempo se dejó seducir por el picado de morro fugonzado que abandonó su neutralidad de ingeniero y empezó a realianos resistían con tal ferocidad que finalmente Kit se sintió tan aver
– Pues para eso bien podrías haberte quedado en Colorado -dijo Dally-. Aquí o allí sigues con esa tradición familiar.
– ¿Cómo dices? -Sentía curiosidad por saber hasta dónde quería llegar.