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Darby se columpió como un monito al descender, agarrándose su_cesivamente con una sola mano a la cuerda del ancla, llegó al suelo y, con movimientos ligeros por debajo del Inconvenience, atrapó hábil__ra amarrado e inmóvil encima de él.mente cada una de las amarras que Miles Blundell le lanzaba desde arriba. Ayudándose de un mazo, clavó una por una las sólidas estacas de madera a través de las gazas de las cuerdas de cáñamo, y pronto había conseguido que el gigantesco vehículo, como hechizado por un diminuto domador de bestias para que se volviera dócil, queda

La escala de cuerda cayó estrepitosamente por la borda, y tras ella, al instante, en dubitativo descenso, Miles, cargado con una gigantesca saca de ropa sucia. En el cielo, hacia el oeste, ya sólo perduraba un res__ba la silueta de Miles, así como las de las cabezas de los otros chicos, asomadas por encima del borde curvo de la góndola.plandor crepuscular de un púrpura intenso, contra el cual se recorta

Una alegre y variopinta multitud de aeromaniacos de picnic se había pasado el día planeando, desde por la mañana temprano, antes de las primeras luces, hasta mucho después de la puesta del sol, dis____________________jeos de sus cumplidos aéreos.ludaban unos a otros por medio de megáfonos, y el atardecer se llenó, como los árboles de muchas calles en la ciudad cercana, con los gorradas de dicha en sus caras. De vez en cuando, los aeronautas se saneles de instrumentos y ladrando si se percataban de algo que se le había escapado al piloto, si bien a otros se los veía en las bordas y los puentes de vuelo, con la cabeza asomada a la corriente de aire, mito a ellos en las cabinas de sus pequeñas aeronaves, observando los pacensionista arrebatado por Jesús, acompañados a menudo por «perros del cielo», que habían aprendido a sentarse inmóviles, apretujados junloide, y en un vasto parpadeo celeste llegaban, cargando con todas las clases imaginables de aviador, desde el escéptico de laboratorio al asnescente, con las alas de sus aparatos ora inmóviles, ora batiendo, alas que recordaban las de gaviotas, albatros y murciélagos, alas de badana y de bambú, alas intrincadamente ornamentadas con plumas de celufrutando del atardecer estival del Medio Oeste, aunque la mayoría estuviera demasiado ocupada para captar la melancolía de su luz eva

Los chicos se apresuraron a montar la tienda del comedor, reco_ger leña y encender una pequeña hoguera en el fogón de la cocina, protegidos del viento por el Inconvenience y su aparato generador de hidrógeno. Miles se metió en la minúscula cocina, y al poco les había freído un «rancho» de siluro, pescado esa misma mañana y conservado todo el día en hielo, que había tardado en fundirse debido a la gelidez de la altitud. A su alrededor, otros grupos de hermanos del cielo se afa__tas y el pan cocido desprendían deliciosos olores que se esparcían por todos los rincones del enorme campamento.naban en sus propios pistos culinarios, y la carne asada, las cebollas fri

Tras la cena y la Revista Vespertina, los chicos dedicaron unos mo__ferentes se habría consagrado a la oración. Desde sus escapadas hawaianas de hacía unos añosmentos a cantar, de la misma manera que un grupo de creencias di (Los Chicos del Azar y la maldición del gran Kahuna), Miles se había convertido en un apasionado ukelelista, así que esa noche, tras cerrar la trascocina y devolver los suelos del co__trumentos de cuatro cuerdas que guardaba en su baúl del cielo y, tras rasguear una breve introducción, acompañó a los demás chicos en la canción.medor a su estado inmaculado habitual, sacó uno de los muchos ins

Hay hombres que viven en pueblos, y otros que viven en granjas, y nunca se alejan

de las sonrisas y los brazos acogedores, siempre saben quiénes son y cómo serán sus vidas;

pero también hay chicos como nosotros, que dicen

adiós antes que hola,

porque somos los

Ases de las Alturas,

los Vagabundos del Vacío…

Cuando otros se acobardan aterrorizados,

nosotros ni nos inmutamos.

Que los vientos rompan la Escala de Beaufort,

y las noches sean tan oscuras como quieran,

que el relámpago centellee

y que el trueno retumbe,

¡nosotros tenemos corazones jóvenes y alegres! Porque…

el Chico del Azar es un alma valerosa,

que nunca gimoteará ni gritará,

¡porque su sangre es tan roja y su espíritu tan puro

como inmaculadas son las rayas de su blazer!

Aquella noche, Chick y Darby, que constituían la guardia de puer____________________do a acudir en ayuda de su torpe compañero de tripulación.ñuelo de cuello con la simetría requerida y abrocharse correctamente los cuarenta y cuatro botones de su pechera postiza, uno por cada estado de la Unión, que Lindsay, tras aplicarse unas gotas de aceite de Macasar a los mechones y peinárselos cuidadosamente, se vio obligame, aunque a Miles le costó tanto atarse las polainas, anudarse el pacitado a su modo ante la perspectiva de visitar la Exposición, los dos chicos se despojaron rápidamente de sus ropas y se pusieron el uniforto de la tripulación, debían quedarse vigilando, mientras que Miles y Lindsay disfrutaban de «permiso en tierra» en Chicago. Cada uno ex

Cuando Miles quedó tan elegante como era posible para afron__cos, bien uniformados, se pusieron rápidamente firmes colocándose, a intervalos en el círculo de luz de la lumbre a la espera de la revista, ytar las miradas del populacho de «La Ciudad del Viento», los dos chi Pugnax se les unió, con la cola inmóvil, la mirada expectante. Ran_dolph salió de su tienda vestido de paisano, tan acicalado en todos los detalles como su sección de permiso, pues también él tenía cosas que hacer en tierra; su uniforme de vuelo de los Chicos del Azar había sido sustituido por un traje de cáñamo con elegantes cuadros y una corbata Ascot, coronado el conjunto con un elegante sombrero fedora.

– Vaya, Randolph -dijo Darby-, ¡cualquiera pensaría que tiene us_ted una cita con una chica!

Pero, como el tono guasón no dejaba de traslucir un matiz de ad____________________mitó a decir:ción con la réplica airada que de otro modo habría merecido, y se limiración masculina, Randolph optó por no responder a la insinua

– No tenía conocimiento de que los jovencitos de su edad supie_ran reconocer la menor diferencia entre los sexos. Con lo cual consiguió que Lindsay soltara una risita de aprobación antes de recuperar con presteza la seriedad moral.

– En los márgenes -recordó Randolph a los que partían de per____________________jo para los sensatos… o, en este caso, para… hrrumph, hummm, como sea…, buen permiso, chicos, y… y buena suerte.ración, de los poco lucrativos placeres que allí se ofrecen. Un consemiso- de cualquier reunión de la escala de esta Exposición suelen merodear elementos envilecidos y corruptos cuyo único propósito es aprovecharse de los incautos. No pienso dignificarlo mencionando el nombre del siniestro barrio donde es más probable toparse con ese tipo de peligros. La propia vulgaridad de su aspecto, en especial por la noche, habla por sí sola y disuade a todos, salvo a los más temerarios, de demorarse en la contemplación, y sobre todo en la explo

Dicho lo cual, Randolph saludó, se dio la vuelta y se desvaneció silenciosamente en la intensa y fragante oscuridad.

– Le toca a usted hacer guardia, Suckling -le advirtió Lindsay an____________________raturas nocturnas, que son más bajas.metro cada hora, así como una lectura de la tensión del gas dentro de la envoltura, corregida, casi no hace falta que lo diga, por las tempetes de marcharse-; ya conoce el castigo por dormirse, pero encárguese de que se le quede grabado a su compañero de servicio Counterfly, que tiene tendencia, sospecho, a la galbana. Comprobación del perí