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Los alpinistas que nos acompañaban describieron el rescate como un viaje no más arduo que un descenso por una grieta. La tripulación de la gran aeronave, tras habernos advertido cuanto creían necesa__to, a medida que las inodoras paredes de nieve se elevaban a nuestro alrededor, y seguimos bajando la pendiente nada escarpada de lo que tontamente continuábamos denominando elrio, se mantenía distante. Su responsabilidad no parecía ir más allá de la advertencia: sacudían las cabezas con tristeza, nos miraban desde lo alto, asomados a la barandilla de su góndola, pero ni interfirieron ni movieron un dedo para ayudarnos. Y nosotros, intrépidos inocentes, descendimos a aquellas sombras, abandonando bruscamente el vien «nunatak», en busca de nuestro destino. Los esquimales se habían mostrado impacientes, a ve____________________lizándose sobre el hielo y da que no supimos descifrar, se fueron marchando, mascullando, desdaban silencio y no reanudaban la conversación hasta que sabían que ya no podíamos oírles. Pronto, uno por uno, según una agenda privaces incluso demasiado, por acelerar nuestro trabajo. Pero cada vez que nos acercábamos a un grupo de ellos que estuviese conversando, guarperdiéndose para siempre en el resplandor amarillento.

Entramos en una fase de euforia acrítica, que iba en paralelo a la sumisión a un destino común de celebridad y fortuna. Intercambiá____________________lómetros de distancia. Pero otras no había explicación. Fuera lo que fuese, era invisible.carse con hechos reales: un oso polar o una morsa olisqueados a kidos, con miradas fijas y aterrorizadas, salían corriendo e intentaban ocultarse o morder a cuanto se les acercara. A veces eso podía explitras caras azotadas por las terribles llamaradas naranjas de la luz de la Aurora. De vez en cuando, los perros enloquecían, se quedaban rígigro de que todos tengamos contrato», «Los Vibe lo venderán, sea lo que sea, en cuanto lo vean». Trabajábamos en la oscuridad polar, nuesbamos sentimientos tópicos: «Incluso el tiempo colabora», «Me ale

Y de vez en cuando no ladraban cuando debían hacerlo. Un día se nos acercó caminando sobre la llanura blanca una figura vestida con pieles de oso que no era de la región y que, extraña e inquietante_mente, venía del norte. El señor Dodge Flannelette ya estaba echan_do mano impulsivamente a su rifle cuando el señor Hastings Throyle, creo que fue él, gritó algo en tungús y añadió:

– Pero si es el viejo Magyakan. Lo conocí en Siberia.

– No puede haber venido a pie desde allí -comentó escéptico el Doctor Vormance.

– De hecho, lo más probable es que viniera volando, y no sólo está aquí para visitarnos sino que también, y simultáneamente, no me cabe la menor duda, está en la cuenca del Yeniséi con su pueblo.

– Empieza a preocuparme usted, Throyle.

Throyle explicó el misterioso poder chamánico llamado bilocación, que permite a aquellos que tienen el don estar literalmente en dos o más lugares, a menudo muy separados, a la vez.

– Dice que nos trae un mensaje.

– Parece asustado por algo.

– Histeria ártica -dijo el Doctor Ghloix, el Oficial Psicomédico de la Expedición-, una especie de melancolía del Norte, con mucha fre_cuencia un presagio de suicidio.

Magyakan rechazó la comida pero aceptó una taza de té y un puro habano, se sentó, entornó los ojos y empezó a hablar; Throyle tradu_cía sus palabras.

– A lo mejor no quieren hacernos daño. A lo mejor hasta es posi____________________maremos por juguetes o algo para divertirnos…mente, silenciosos como perros, no las reconoceremos, tal vez las tomos agotados. Pero ellos sufren tanto como nosotros. Sus voces serán amables, sólo infligirán dolor si no les queda más remedio, y cuando saquen las armas, objetos que nunca hemos visto, las miraremos fijasierta, tierra que han elegido invadir, donde los humanos son la única fuente de alimento. Se nos permite vivir y trabajar hasta que caigación que vuestros perros de trineo, en esta terrible, y para ellos deble que nos amen a su manera. Pero no tiene más capacidad de elec

Se calló, se sentó, fumó y al instante se quedó dormido. Pasada la medianoche se despertó, se levantó y se alejó caminando hacia el va_cío ártico.

– ¿Fue una especie de profecía o algo así? -preguntó el Doctor Vormance.

– No en el sentido en que nosotros la entendemos -respondió Throyle-, Para nosotros se trata de la simple facultad de ver el futu__manes es distinto. Su noción del tiempo se extiende no en una única dimensión sino en muchas, que existen, todas, en un único instante atemporal.ro, basada en nuestra concepción lineal del tiempo, una línea recta y sencilla que, desde el pasado, a través del presente, se proyecta hacia el futuro. Tiempo cristiano, si así quiere llamarlo. Pero para los cha

Empezamos a vigilar a los perros más de cerca. A menudo los veíamos en compañía de otro perro grande, sin más rasgos llamativos, que había volado hasta aquí con la tripulación de la nave. Los perros de trineo se reunían a su alrededor formando un círculo ordenado, como si él, de algún modo, les hablara.

Lo que más les preocupaba era tener que tirar del improvisado trineo que utilizábamos para transportar el objeto sobre el hielo has__dos porta el barco. Bien podría haber sido un sindicato canino. Tal vez, guia Pugnax, que así se llamaba el perro de la nave, era eso mismo, un sindicato, ni más ni menos.

Llevar de vuelta al barco lo que rescatamos resultó ser sólo la pri____________________pendientemente del tamaño, se encallaba sin remedio-, pero una y otra vez, misteriosamente, se evitaba la caída y posible destrucción del objeto…, como si estuvierabajo maldito desde el principio. Los intentos fallidos se sucedían uno tras otro -si un agarradero no dejaba espacio, una guindaleza, indemera de nuestras ordalías. Estibar el objeto en la bodega fue un tra destinado a sobrevivir a nuestros más desa____________________portar dónde nos colocáramos o si nos movíamos.necido fija, clavada personalmente en cada uno de nosotros, sin imdríamos haber reconocido sin dudar como una forma de desprecio. Con sus «ojos», situados uno al lado del otro, cerca, como los de los humanos y otros depredadores binoculares; y su mirada había permate, cuando empezamos a comprender la gama de sus emociones, poma humana de introducir el objeto por ninguna de las compuertas del barco. Al final tuvimos que recurrir a nuestros sopletes. Durante todo ese tiempo, la cosa nos estuvo mirando con lo que más adelansultaban eran distintas, y no por poca diferencia. No parecía haber fortinados esfuerzos. En nuestra tentativa de que cupiera en el barco lo medimos en repetidas ocasiones, y cada vez las dimensiones que re

Del viaje de regreso al sur, deberíamos haber recordado más deta____________________pidiéndose con unas bengalas, gesto no exento del todo de ironía.cia gibosa de la aeronave que había acudido a advertirnos, persistente a popa, a la derecha, como una luna fuera de su sitio, hasta que al fin, como si asumiera nuestra carencia de sentido común, se marchó deslles: nuestras guardias de vigilia sucediéndose rápidamente; el susurro melódico de la ocarina de un tripulante en un pasillo enmarcado en madera con pernos de acero; el olor a café en el desayuno; la presen

¿Quién de nosotros deseaba volver, mirar el futuro a la cara, amo____________________ble, y pronto lo sería más.de eso esperaba paciente y deshelándose, estaba pasando y era terrique no pudiéramos predecir con detalle lo que iba a pasar, no había ni uno solo de nosotros, ni siquiera los más prosaicos, que no sintiera que algo, allí abajo, bajo nuestros pies, bajo la línea de flotación, dontinarse si era necesario para obligar al Capitán a virar y devolver la cosa al lugar donde la habíamos encontrado? A cada campanada del barco se iba perdiendo el último vestigio de nuestra pobre inocencia. Aun