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Kit no conoció a su benefactor hasta el fin de semana del parti__viembre, en un salón del hotel Taft. Los presentó oficialmente Foley Walker, que vestía un traje ligero confeccionado con una especie de manta de montar de tela escocesa de vibrantes colores naranja y añil, y estaba tocado con un sombrero de copado Yale-Harvard, un día encapotado y sin viento de finales de no a juego, mientras que el mag____________________bablemente también al oeste. Llevaba asimismo «anteojos» ahumados y un sombrero de paja cuya amplia ala inevitablemente hacía pensar en un disfraz, con hilachas ondeando de la cabeza a los pies.mentación de alguna región considerablemente al sur de aquí, y pronate iba vestido más bien como un empleado de una empresa de ali

– Servirá -saludó a Kit.

Olvídate de mí, pensó Kit.

Fue un tête-à-tête que distó mucho de ser íntimo. Licenciados de ambas universidades se arremolinaban por todas partes, dentro y fuera del vestíbulo; hacían descuidados gestos con jarras de cerveza espumeante y llevaban sombreros deportivos y abrigos largos vivida____________________ciendo:dades rivales. Cada cinco minutos entraba velozmente un botones dimente teñidos con variada intensidad con los colores de las universi

– ¡Señor Rinehart! ¡Llamada para el señor Rinehart! ¡Oh, señor Rinehart!

– Un hombre popular, el tal Rinehart -comentó Kit.

– Un cumplido de Harvard de hace ya unos cuantos años -expli____________________do. Harvard, en pocas palabras, si quiere que le diga.gún momento algo indeterminado pero milagroso acabará sucediencipio del molinillo de oraciones tibetano, repítalo lo bastante y en alnunciado repetidamente, como ahora, resulta cansino, es verdad, pero ¿y entonado por un coro de cien voces masculinas una noche estival, con el Patio de Harvard como cámara de eco? Bueno…, según el princó Scarsdale Vibe-, que no da signos de haber caído en desuso. Pro

– Allí enseñan Cuaterniones en lugar de Análisis Vectorial -co_mentó servicial Kit.

Antes del partido, las pasiones ya empezaban a desbordarse. Vene_rables profesores de Lingüística que nunca habían tenido en las manos una pelota habían recordado seriamente a sus alumnos que, a través del antiguo sánscrito krimi y del posterior árabe qírmiz, ambos nombres del insecto del que se derivó el color, «carmesí» está emparentado con «quermes». Los jóvenes, con bufandas de rayas tejidas por novias que habían incluido, como era debido, hileras de bolsillos del tamaño de una petaca, corrían arriba y abajo con un repiqueteo metálico, ade_lantándose a la diversión etílica que se impondría en las tribunas.

– Esperaba que mi hijo se dignara pasar por aquí un momento, pero me temo que no lo hará. Estará entretenido en alguna orgía, sin duda. Ciertamente, contemplar cómo tu alma máter se sume en esta ciéna_ga saturnal de iniquidad se cuenta entre las formas más fascinantes de la tristeza humana.

– Creo que está jugando un partido de estudiantes de primero in__versitaria.tramuros esta mañana -dijo Kit-. Debería entrar en la selección uni

– Sí, y es una pena que no haya fútbol profesional, porque tendría la carrera asegurada. Colfax es el último de una carnada que, por más que les quiera, prometen a mi pesar dar un nuevo sentido a la irres__dición capitalista: las aptitudes que más importan, como tener cabeza para los negocios, no pueden transmitirse.ponsabilidad para las generaciones venideras. Se trata de la vieja mal

– Oh, pero en el campo, señor, muestra toda la iniciativa que un magnate de la industria podría desear.

– Déjeme que se lo explique. Colfax trabajaba para mí en las ofi__tavos la hora, mucho más de lo que merecía. Yo le enviaba a pagar algunos sobornos: «Ven, llévale esto al Concejal tal. No mires dentro». El idiota, tan literal como obediente,cinas de Pearl Street durante las vacaciones de verano, cincuenta cen nunca miraba. A medida que pa____________________do a buscar un heredero más allá de los límites de la consanguinidad. ¿Me sigue?do de la Realidad. Seguiría languideciendo en la prisión de Tombs hasta el día de hoy si yo no hubiera renunciado al empeño y empezasaba el tiempo, con menos esperanzas y más inquieto, seguía enviándolo a la calle una y otra vez, y cada vez se lo ponía más fácil, hasta el punto de que dejaba asomar las puntas de los billetes verdes en el maletín y demás, pero la ingenuidad del cachorro lo resistió también. Finalmente, Dios me perdone, recurrí a la policía, con la esperanza de que un buen susto abriera los ojos de mi pequeño imbécil al Mun

– Con todos mis respetos, señor, creo que leí algo parecido en una novela barata una vez, vaya, qué estoy diciendo, más de una, y ya sabe cómo reblandece el cerebro esa literatura…

– No tanto, espero, como a la pandilla de zoquetes que he engen_drado. Lo que le estoy proponiendo es una oferta grandiosa.

– Que es lo que me temía, señor.

Kit se mantuvo firme sobre los pies y se sintió capaz de devolver con calma la mirada a los ojos fijos y cada vez más perplejos de Scars_dale.

– Aprovecharse de un cuantioso fondo de fideicomiso y heredar millones incontables cuando muera, ¿no le va nada, joven?

– Mis disculpas, pero sin tener ni idea de cómo ha ganado usted el dinero, no podría incrementarlo gran cosa, y lo más probable es que me pasara el resto de mi vida en los tribunales enzarzado con los bui_tres, que no es precisamente como tenía pensado ocupar mis años adultos.

– No me diga. Así que tiene un plan alternativo. Admirable, señor Traverse. Cuéntemelo, me interesa mucho.

Kit repasó en silencio la lista de temas que más valía no comen____________________tendía, para empezar, de esta decadente ciénaga de lujuria y holganza de la Costa Este.versal gratuita para todos, siguiendo por los encantos del Vectorismo, la bondad y el genio de Willard Gibbs… Así que no le quedó mucho de que hablar. Y además había otra cosa… El hombre lo había estado mirando de una manera extraña. No con una expresión paternal, ni siquiera de padrastro. No, se trataba -Kit casi se ruborizó al pensarlo- de deseo. Lo deseaba, por razones que escapaban a lo poco que entar con Scarsdale, empezando por Tesla y su proyecto de energía uni

A pesar de haber entrado determinado a no condenar el lugar de buenas a primeras, Kit había tardado poco en ver Yale tal como era. La parte de estudio libresco, dos o tres buenos compañeros todavía no muy tullidos por la cautela reflexiva y arisca que requeriría regir la na____________________cer, aunque las chicas no parecieran siempre tan convencidas.nado a mejorar la vida de cualquiera al que pudiera hacérselo conodaba a las dependientes desconocidas todavía los sábados por la noche en Chapel Street para darles clases sobre Vectorismo -Gibbsiano, Hamiltoniano y demás-, pues ese sistema tan milagroso le parecía destimento un joven motivado, de ojos brillantes y entusiasta, que aborción, eso era fenomenal, y casi compensaba el resto. Kit era en ese mo

– Las espantas, Kit. -'Fax estaba a punto de acudir a una «cita» e ins____________________portaría jugar al parchís contigo de vez en cuando, pero las intimidas con ese rollo de aritmética.tían-. Mi primo conoce a un montón de chicas a las que no les impeccionaba su atuendo en el espejo de las habitaciones que compar

– No es aritmética.

– Exactamente, ¿ves? A eso me refería. Las chicas no conocen la diferencia y, peor aún, les da igual.

– Para variar, 'Fax, me someto a tus conocimientos en todo lo que tenga que ver con el deporte.

No pretendía, ni siquiera podía, ser sarcástico al respecto. A los dieciocho años, Colfax Vibe se había convertido ya en un clásico «co____________________ches para encender la hoguera de la victoria.quilos ese sábado por la noche, sabedores de que se habían librado al menos durante una semana de las pandillas de chicos de Princeton que solían bajar aullando por Witherspoon Street a hacer pedazos sus porsayo ganador, superando y salvando a los mejores defensas rivales, por no mencionar ciertas molestias involuntarias de su propio equipo. Walter Camp lo calificaría como «la más espléndida exhibición de una carrera en zigzag de punta a punta en la historia del fútbol de Yale», y los negros que vivían en Princeton durmieron un poco más tranjado de su propio campo y la llevó corriendo hasta conseguir un encia, tirador de pistola y rifle, cazador, aeronauta…; la lista era tan larga que resultaba deprimente para cualquier observador con habilidades corrientes. Cuando por fin hizo su primera aparición en un campo de fútbol americano de la Ivy League, durante los últimos minutos del partido Yale-Princeton, 'Fax tomó la pelota desde el fondo más alerintio» de la época, reconocido como experto -de vez en cuando hasta campeón- esquiador, jugador de polo, corredor de larga distan