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Cuando se marchó de Chicago, nadie acudió a despedirle, ni si__que sólo fuera para cerciorarse de que se iba. Al pensar entonces cómo había llegado a ese punto de su existencia, Lew supuso que se parecía bastante a haber vivido a ciegas.quiera Nate Privett, del que se habría esperado que estuviera allí aun

No hacía tanto, no habría sabido cómo tomar partido. En el cur____________________ra a un huelguista desamparado.llo para tirarlo al siguiente sombrero de seda que viera lucir a alguien con tranquilidad por la calle, al siguiente policía montado que apaleaja esclavitud de los negros. A veces, más cruel. Lew empezó a dejarse llevar por seductores ensueños en los que recogía una bomba perdida, un pedazo de hielo o, mejor, un montón congelado de bosta de cabadores de la fe anarquista, aunque ésta prometiera al hombre la única redención posible de una cautividad a menudo tan cruel como la viellos que saldrían muy beneficiados si los «Anarquistas», por imprecisa que fuera su definición, eran responsabilizados de ello. Y tampoco, en el curso de sus largas pesquisas por los Mataderos y alrededores, le pasó por alto lo desesperadamente miserable que era la vida de los seguida absurda de vidas, la sangre y el dolor? Sólo muy poco a poco se le ocurrió a su hiperdesarrollada y penetrante inteligencia de detective que esas bombas las podía haber puesto cualquiera, incluidos aquetado y averiguar algo si uno se desmoronaba al contemplar la pérdinos, y no sentir demasiada comprensión ni por la víctima ni por el autor responsable. ¿Cómo se podía entrar en el escenario de un atenbido acomodarse en un distanciamiento práctico, por un tiempo al meso de sus tiempos persiguiendo anarquistas en Chicago, Lew había sa

Era más obvio en los Mataderos, pero también era patente en la fábrica Pullman, las acerías y McCormick Reaper, y no sólo en Chi____________________lablemente, rico a su costa.tuado al otro lado que se estaba haciendo muy, por no decir incalcublico. Siempre había una calle Cuarenta y siete, siempre una legión de invisibles a un lado del libro de contabilidad, frente a un puñado sicago, estaba convencido de que en cualquier lugar podía encontrar esas mismas estructuras de Infiernos industriales envueltas en el silencio pú

La altitud, la inmensidad del escenario daban una claridad dispa____________________do, volviendo a cambiar…, eso sin duda no ayudaba a decidir viaban diariamente a sus legiones de gnomos bajo tierra para ahuecar tanto como pudieran aquel reino devastado antes de que el sobrepeso lo desmoronara, con mucha frecuencia sobre sus cabezas, aunque qué le importaba eso a los Poderes, que siempre contaban con más enanos esperando, incluso impacientes, a que los enviaran abajo. Esquiroles y sindicalistas, sindicalistas y esquiroles, dando vueltas, cambiando de bannas como a los trabajadores, revelando los poderes Plutónicos que enratada a la visión cuando se enfocaba tanto a los dueños de las milo que él consideraba sin pudor como una lucha por ganarse su alma.

Sin embargo, siguió adelante en Denver, y llegó a conocer quién era quién, se convirtió en cliente habitual del restaurante de carnes Pinhorn’s Manhattan, dejó a deber cuentas en todos los bares de la ca____________________pre encima sus licencias de Illinois y Colorado, aunque muchos de aquellos palurdos casi ni sabían leer.miento de cabeza y un saludo llevándose la mano al ala del sombrero, pero cada vez la atmósfera era más tensa, y no tardaron en pararlo y plantearle lo que ellos debían de considerar preguntas inteligentes. Al cabo de poco tiempo empezó a poner especial cuidado en llevar siemtante modernas, rifles Krag-Jorgensen del ejército, fusiles de repetición, obuses de campo desmontados y empaquetados en recuas de muías. Al principio, podía pasar a su lado sin más complicación que un asentirado. Las cosas llegaron al extremo de que casi a diario se revivía aquí un pequeño Haymarket, dado que la dinamita en estas montañas de roca dura no era la exótica sustancia que había sido en Chicago. Al poco, empezó a cruzarse en el camino con pelotones armados hasta los dientes, unidades que se autodenominaban Alianza de Ciudadanos o Auxiliares de los Propietarios. Algunos llevaban armas de fuego basrecía que las relaciones entre los dueños y los mineros habían empeose encerrado en la ciudad durante más de una o dos semanas antes de encontrarse de vuelta en el Denver & Rio Grande, rumbo a la región minera. No podía mantenerse al margen, si bien cada vez que iba pago ni comparar las dos ciudades, pero aun así fue incapaz de quedarte del Ayuntamiento, pagó bastantes de sus pérdidas en Ed's Arcade para mantener buenas relaciones con los socios de Ed Chase, el jefe de los bajos fondos, se pasó días enteros sin pensar mucho en Chicarodeaban por Tortoni’s en Arapahoe y en la cantina Gahan’s, enfrenlle Diecisiete, entabló amistad con los periodistas de sucesos que me

A esas alturas había sido lentamente expulsado de la mitad del es____________________tíbulo en The Row, a la enseñanza o a alguna otra oficina o tienda de la ciudad donde al quitarse los zapatos una persona tuviera al menos una posibilidad razonable de encontrarlos de nuevo.radas, de vuelta a la sencillez reconfortante del matrimonio, a un proscina duraban una media de un mes antes de salir corriendo, exasperos, potenciales dinamiteros, pistoleros a sueldo y demás; las chicas que contrataba para que le ayudaran a pasar a máquina y a atender la ofiquistas profesionales y aficionados, organizadores sindicales, dinamitepacio de su oficina por una acumulación de expedientes sobre anar

Si a Lew ya le costaba Dios y ayuda encontrar fundas para los ca____________________tos de la red ferroviaria, a dondequiera que llegara.ferencia que ahora suponían los ferrocarriles: éstos cruzaban todas las fronteras redefiniendo la nación y dándole la forma y el tamaño exactivos estratégicos a largo plazo, otra vez la guerra civil pero con la diros en una emboscada…, sino que era una guerra en toda regla entre dos ejércitos a gran escala, cada uno con su cadena de mando y objezas inconexas, una explosión de dinamita aquí y otra allá, unos dispabos bandos estaban organizados, y que no se trataba sólo de escaramusos individuales, difícilmente iba a dar un paso atrás para buscar una visión de conjunto, pero lo que sí empezaba a discernir era que am

Ya lo había intuido en fecha tan temprana como la huelga de Pull____________________gada, entre trenes, con la oreja pegada a los raíles, intentando percibir estremecimientos, aceleraciones, como un angustiado futuro padre con la oreja pegada al abdomen de su amada esposa. Desde entonces, la geografía americana se había vuelto peculiar; y qué se suponía que hacía él aquí, en lles de la periferia, tumbado junto a las vías a altas horas de la madrusaba, respondiendo a una orden invisible. Llegó a encontrarse en las catinente. En los momentos más desquiciados, Lew creía que la tela de araña de acero era un organismo vivo que crecía a cada hora que paterconexiones veinte o treinta líneas ferroviarias hacia el resto del conlles de una ciudad que, al fin y al cabo, irradiaba mediante diversas inman en Chicago, cuando las tropas federales salieron a patrullar las caColorado, entre las fuerzas invisibles, sin saber la mi_tad del tiempo quién le contrataba o quién planeaba eliminarle…

Casi cada día laboral, en las cantinas, restaurantes y estancos del vecindario, se tropezaba e incluso entablaba conversación con gente, tanto del Sindicato como de las Asociaciones de Propietarios, que has____________________nos que jugaban a ambas cartas, leales tan sólo a la moneda de Estados Unidos?neaban más atentados? ¿Secuaces de los propietarios infiltrados en la Federación de Mineros del Oeste para traicionar a sus hermanos? ¿Eran algunos, que Dios le ayudase, ambas cosas: avariciosos mezquila con los dientes, porque empezaba a sentirse asqueado, pero no por tragarse la saliva rebosante de tabaco, sino por la posibilidad de que alguien estuviera tomándole por imbécil. ¿Quiénes eran estos pájaros? ¿Dinamiteros que fingían trabajar para los propietarios mientras plateros anarquistas, pero ahí estaban, al mismo tiempo, en la nómina de la patronal. «Qué raro», murmuró Lew, dando una vigorosa calada a un puro y haciendo trizas la punta que tenía en la boca, machacándodades en estados remotos por delitos contra los propietarios, y no siempre delitos menores…; eran forajidos sindicales, incluso dinamita entonces no habían sido más que nombres en los expedientes que le enviaban. Sin embargo, lo que más le extrañó fue que los nombres de los matones a sueldo de los propietarios también aparecían entre sus archivos sobre los mineros. Algunos eran buscados por las autori