– Hablando de voces -dijo Penny-, ¿sabéis algo de esos… «avistamientos» de los que informan a cada momento? No sólo los han vis_to tripulaciones en el aire, sino a veces también civiles en el suelo.
– ¿Te refieres a algo fuera de lo habitual -dijo Darby-, fatas morganas, auroras boreales y todo eso?
– Es algo distinto -dijo Zip con voz grave y ominosa-; hay luces, pero también sonido. Sobre todo en altitudes superiores, donde en ple____________________mente unas…das direcciones. Como un coro escolar, sólo que sin canción, simpleno día el cielo se pone azul oscuro. Voces que gritan a la vez. En to
– Advertencias -dijo Riley.
Darby se encogió de hombros.
– Ahora me entero. En el Inconvenience no somos más que los mindundis de la Organización, los últimos monos, nadie nos cuenta nunca nada, se limitan a darnos órdenes, nosotros las cumplimos, y se acabó.
– Pues, mira, íbamos muy por encima del monte Etna, en la prima_vera pasada -dijo Penny-,y te acuerdas, espero, de los Garfons del 71…
Para información de Chick, Darby explicó que esa unidad se ha_bía formado hacía más de veinte años, durante los Asedios de París, cuando los globos tripulados eran a menudo la única forma de entrar y salir de la ciudad. A medida que avanzaba la terrible experiencia, para algunos de aquellos aeronautas se hizo evidente, al observar la situación desde las alturas y hallarse en constante peligro de muer_te, hasta qué punto la supervivencia del Estado moderno dependía del mantenimiento de una situación de asedio permanente, mediante el cerco sistemático de las poblaciones, la inanición de cuerpos y espíri____________________dades como las perpetradas por los infamesnos se volvían contra otros y llegaban al extremo de cometer atrocitus, la implacable degradación de la cortesía, hasta que unos ciudada pétroleurs de París. Cuando terminaron los Asedios, los aeronautas optaron por seguir volando, liberados ya de las ilusiones políticas que reinaban como nunca en el suelo, y se juraron lealtad sólo los unos a los otros, comportándo_se como si se encontraran bajo un estado de sitio eterno y a escala mundial.
– Hoy en día -dijo Penny- vuelan dondequiera que se les nece____________________gía que percibíamos, que nos apuntaba directamente…bamos con ellos allá arriba, y ocurrió algo de lo más extraño. Nadie vio ningún proyectil, pero había… una especie de fuerza…, una enersite, muy por encima de los muros de las fortalezas y de las fronteras nacionales, salvando bloqueos, alimentando a los hambrientos, dando refugio a los enfermos y los perseguidos…, de manera que, claro, se ganan enemigos allí por donde pasan, les disparan desde tierra, a todas horas. Pero lo que te cuento fue distinto. Resulta que aquel día está
– Había alguien allí afuera -dijo Zip con solemnidad-. Un espacio vacío, pero habitado.
– ¿Te está poniendo nervioso la historia, Chick? -se burló Darby.
– Qué va. Me estaba preguntando si alguien quería el último bu_ñuelo de manzana que queda.
Mientras tanto, Miles y Lindsay habían ido a la Feria. El trans__dad, pero Lindsay contemplaba la escena con una mirada irritada.porte tirado por caballos al que se habían subido los llevó a las calles atestadas del sur de Chicago. Miles lo miraba todo con viva curiosi
– Parece taciturno, Lindsay.
– ¿Yo? No, en absoluto; aparte de la inevitable aprensión que me produce pensar en que Counterfly se ha quedado a cargo de la nave sin nadie que lo supervise, estoy tan animado como un jilguero.
– Pero Darby está con él.
– Por favor… La influencia que Suckling pueda ejercer sobre un tipo tan depravado sería, en el mejor de los casos, insignificante.
– Oh, vamos -comentó el bondadoso Miles-, Counterfly parece un buen chaval, y apuesto a que pronto le cogerá el tranquillo a la si_tuación.
– Como Oficial encargado de la disciplina -murmuró Lindsay, tal vez sólo para sí-, la opinión que me merece la naturaleza humana es necesariamente menos optimista.
Finalmente, el coche los dejó en la esquina de una calle; el con____________________ria, pero a su trépito de metal contra metal y el repiqueteo de los cascos. A cierta distancia, los chicos veían en el cielo el resplandor eléctrico de la Feductor les aseguró que desde allí hasta el recinto de la Feria no había más que un breve paseo o, como dijo entre risas, «dependiendo de lo tarde que sea, una ágil carrera», y después siguió su camino entre el esalrededor todo estaba en sombras. Al poco encontraron un agujero en la valla y una puerta de admisiones que tenía algo de improvisada, iluminada por un solitario cabo de vela, y cuyo encarga__nado por el escrupuloso Lindsay para que les entregara el pertinente recibo. El diminuto centinela extendió la palma de la mano como si esperara una propina, gesto que los chicos pasaron por alto.do, un ceñudo enano asiático, aunque más que dispuesto a recibir las monedas de cincuenta centavos que le ofrecían, tuvo que ser presio
– ¡Rácanos! -chilló a modo de introducción a la celebración del cuarto centenario del advenimiento de Colón a nuestras costas.
Desde algún lugar más adelante, demasiado a oscuras para distin____________________vuelta en olores de cerveza, ajo, humo de tabaco y perfume barato; y todavía de más lejos, desde el Espectáculo del Salvaje Oeste de Buffalo Bill, les llegó también el inconfundible aroma del ganado encerrado.dor de la cual una densa muchedumbre se movía por todas partes, enpada, que se fue haciendo más alta, hasta que vieron una pequeña pista de baile al aire libre, casi sin iluminar, donde bailaban parejas y alredeguirlo, llegaba la música de una pequeña orquesta, extrañamente sinco
Los observadores de la Feria habían comentado que, cuando uno recorría arriba y abajo la Avenida principal, más europeas, civilizadas y…, bueno, francamente, más blancas parecían las exposiciones cuanto más cerca se encontraban del centro de la «Ciudad Blanca», mientras que cuanto más lejos se aventuraba uno de aquella Metrópolis de ala____________________go de un tiempo pasado, antes de alcanzar la seguridad de las luces que divisaban a lo lejos.lizaban en un extraño Limbo que ellos debían atravesar, esperando que en cualquier momento se produjese un «altercado» con algún enemientendidos, ofensas asumidas, deudas contraídas, que aquí se materiaga serie de aventuras de los chicos en rincones exóticos del mundo hubiera ido acumulando, sin que ellos lo supieran, un depósito de malrectamente a Lindsay y Miles como si los conocieran, como si la larlas, sino buscada a propósito en aras de la misericordia, como un velo necesario que cubriese los rostros que por ahí pululaban mostrando unas necesidades se diría que demasiado apremiantes para la plena luz del día y para aquellos inocentes visitantes americanos con sus Kodaks y sombrillas que pudieran tropezarse con el lugar. Ahí, entre las sombras, los rostros que pasaban sonreían, hacían muecas o miraban diria oficial… Como si la penumbra que reinaba en esta periferia quizá todavía sin cartografiar no fuera debida a una simple carencia de farobastro, más evidentes se hacían los signos de las tinieblas culturales y el salvajismo. A los chicos les daba la impresión de que se movían por un mundo separado, sin luces, al otro lado de un oscuro umbral, con su propia vida económica, sus códigos y hábitos sociales, consciente de sí mismo como si tuviera poco, por no decir nada, que ver con la Fe
«Gorilas» armados, contratados entre las filas de la policía de Chi__brenaturales, indios brasileños dejaban que se los tragaran anacondas gigantescas, para después salir de ellas, sin haber sido digeridos y sin que, aparentemente, hubieran incomodado a la serpiente. Swamis hindúes levitaban, bóxers chinos fintaban, soltaban patadas y se abalanzaban unos sobre otros.cago, patrullaban incansablemente las sombras. Una compañía zulú de teatro reconstruía la masacre de las tropas británicas en Isandhlwana. Unos pigmeos cantaban salmos cristianos en dialecto pigmeo, grupos judíos de música klezmer llenaban la noche con solos de clarinete so