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Así que Reef pasó bajo enormes sombras aladas en movimiento, bajo la lúgubre columnata que, a juzgar por la cantidad, no había ser_vido precisamente como elemento disuasorio.

– No, más bien lo contrario -reconoció animadamente el Reve____________________gar único en el Territorio. Es una especie de reto profesional llegar a sus almas antes de que el Gobernador llegue a sus cuellos.da, por no mencionar, claro, a los clérigos, ni se lo imaginaría. Ya verá que aquí hay más iglesias que cantinas, lo que nos convierte en un lurendo Lube Carnal de la Segunda Iglesia Luterana (Sínodo de Misuri)-, atraemos a los malhechores de cientos de kilómetros a la redon

– ¿El… qué?

– Así le gusta que le traten, de gobernador. Se cree que éste es su pequeño Estado dentro del Estado. Y su industria principal, si así lo quiere llamar, es el procesado de almas.

– ¿Y qué me dice de sus ordenanzas municipales, de las peculiari_dades legales, de cualquier cosa que deba saber un recién llegado?

– Nada, caballero, ni ordenanzas, ni leyes de moralidad ni leyes de familia; lo que sea, todo cabe aquí, si no la partida no sería honrada. En Jeshimon no hay líneas vedadas, llévese lo que quiera a donde quie__tuario en ninguna de nuestras iglesias o, ya puestos, tampoco mucho consuelo pastoral. Lo mejor que podemos hacer es amasarle bien para los hornos del Próximo Mundo.ra, cometa pecados de su elección o incluso de su invención. Pero, en cuanto el Gobernador se entere, no espere encontrar refugio ni san

Aunque Jeshimon era conocido como el lugar al que traían a quie____________________sideraba, faltaba más, un pecado, y si te descubrían, bien, te esperaba el destino pertinente.tos arreglos. Dado que técnicamente se trataba de un soborno, se converendo de que, pagando un determinado precio, se podían hacer ciernes no querían que se les encontrara pronto, Reef se enteró por el Re

Por la noche, vista desde las colinas, Jeshimon recordaba a una de esas pinturas religiosas del infierno con las que se asusta a los niños en la catequesis. En densas columnas, desde diferentes puntos del paisa__cía que su luz adquiríaje, se veía elevarse y ascender en espiral algo pálido y vaporoso, como humo, como polvo, pero que no era ni una cosa ni la otra, y que se adensaba aquí y allá en el aire en masas tan estructuradas como una nube. Cuando la luna pasaba por detrás de una de esas manchas, se de colores perturbadores, colores que eran para los cielos de una negrura preternatural típicos de por aquí lo que los de una puesta de sol son para un cielo azul normal y corriente de un día cualquiera. Nada que ningún visitante quisiera contemplar durante mucho tiempo; de hecho, se sabía que ciertas noches su visión había llevado a los más sensatos de regreso al otro lado de la cordillera en bus_ca de otros alojamientos, sin importar lo tarde que fuera.

En la ciudad reinaba un ambiente de iniquidad sin límites, un calor agobiante noche y día, no pasaba una hora sin que alguien disparase a alguien, o sin un acto sexual en público, con frecuencia en un abre____________________breros, por alguna razón, parecían muy populares)- que pretendían realzar el atractivo sexual del animal…sorios del atuendo femenino -por no hablar del masculino (los somritos de toda la vida, como el aguamarina y el malva, o vestían accenes no acababan de compartir incondicionalmente ese gusto: tenían las lanas teñidas en una gama de colores de moda, incluidos los favolar interés por las ovejas, y la verdad es que algunas de las ninfas ovinas de estos establecimientos eran ciertamente atractivas, incluso para quieplia variedad de inclinaciones, entre ellas la arnofilia, es decir, el singumentina y ácido sulfúrico en el whisky, burdeles dedicados a una amvadero para caballos entre más de dos personas, y también menudeaban los latigazos lanzados a ciegas, y timos, robos a punta de pistola, botes de póquer arramblados sin enseñar la mano, meadas no sólo contra las paredes sino también sobre los transeúntes, arena en las azucareras, tre

– Si bien una parte del rebaño -según confesó el Reverendo-, dado el nivel de duplicidad que reina aquí, resultan ser carneros disfrazados de ovejas o, alguna vez, de cabras, pues incluso éstas son buscadas re____________________ce; la insolación del desierto y el cactus aloe; bueno, pues lo mismo pasa en Jeshimon con el pecado y la redención.nocerá el principio de la ciencia médica según el cual el remedio nace justo al lado de la cura. La fiebre de los pantanos y la corteza de saurendo-, y le enseñaré la ciudad. Ah, ahí está la Cantina del Indio sin Cabellera. ¿Nos irrigamos? -Fue la primera de las muchas pausas de lo que acabaría siendo un día entero de ejercicios de transgresión-. Coportamiento. Es hora de mi ronda, acompáñeme -le invitó el Revegularmente por una pequeña pero leal fracción de los peregrinos que a diario atraviesan el desierto hasta esta Lourdes de los licenciosos… Pero no nos demoremos más en tan patentemente abominable com

La música en las cantinas tendía hacia el canto a varias voces, y ha_bía más armonios que pianos de bar, y, entre los clientes, tantos cuellos vueltos como pañuelos para protegerse del polvo del camino.

– Nos gusta creer que Jeshimon está bajo el ala de Dios -dijo el Reverendo Lube Carnal.

– Pero, un momento, si Dios no tiene alas…

– El Dios en el que usted está pensando puede que no. Pero aquí, el que nos protege es una especie de Dios alado, ¿sabe usted?

Una banda de inexpresivos hombres montados en caballos árabes negros igualmente inexpresivos apareció en la calle. Eran Wes Grimsford, el alguacil de Jeshimon, y sus ayudantes.

– ¿No ve nada raro? -susurró el Reverendo. Reef no veía nada. Lo que le hizo merecedor de una mirada casi de piedad-. En esta ciudad hay que ser observador. Fíjese en la estrella que lleva Wes.-Reef echó un vistazo. Era una estrella de cinco puntas, niquelada, como las nor__ba, son los cuernos del Diablo, y representa a ese Viejo Caballero y sus obras.males, salvo que la llevaba boca abajo-. Con las dos puntas hacia arri

– Y mira que parecía devota la ciudad -dijo Reef.

– Espero que no se tope con el Gobernador. Nunca se quita el som_brero, imagine por qué, y se dice que tiene rabo.

Todos vivían atemorizados por el Gobernador, que recorría Jeshi____________________mencia» a algunos permitiéndoles esperar un par de días la ejecución, pues el número de buitres y el espacio en las torres era finito.calada aquellos a los que había que dar muerte sumaria, a menudo a manos del propio Gobernador, aunque siendo un reconocido pésimo tirador, prefería no estar rodeado de una multitud. Se concedía «clepre acompañado de su «secretario de clemencia», una comadreja rastrera cuyo nombre era Flagg y cuya tarea consistía en repasar cada día la población de malhechores identificados y señalar con su cabecita acizaba un Gobernador en su territorio tenía su atractivo. Viajaba siemcia ejecutiva. El poder absoluto sobre la vida y la muerte del que gozado poco más allá de la torpeza simiesca. La razón por la que se hacía llamar Gobernador y no Presidente o Rey era su potestad de clemenseguida ni, pese a los años de práctica, genuina, y de hecho había avante, lo que daba lugar a una especie de peligrosa mueca sonriente que a menudo perduraba durante horas y que, cuando se combinaba con su reluciente mirada fija, bastaba para acobardar al más temerario de los bandidos. Aunque estaba convencido de que el poder que Dios le había concedido requería pavonearse con garbo, su pose no era conto, algo prehumano en el rostro, la frente inclinada y el labio superior rasurado, que, por alguna razón o puede que por ninguna, se encogía hacia atrás formando una sonrisa simiesca que era reprimida al instanmon sin cesar y podía presentarse en cualquier punto de la ciudad sin previo aviso. Lo que más impresionaba a quien lo veía por primera vez no era su carisma natural, puesto que carecía de él, sino más bien la intensa sensación de que había algo que no encajaba en su aspec