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De camino, el Gran Cohén resumió la situación.

– Probablemente tiene que ver -dijo suspirando mientras extraía de un bolsillo interior una baraja de Tarot y pasaba las cartas- con… éste, éste, el número XV, El Diablo. -En concreto, prosiguió el Cohén, con las dos figuras encadenadas que había en la parte de abajo de la carta, imaginadas por su artista, la señorita Colman Smith, tal vez al modo de Dante, como un hombre y una mujer desnudos sin más, aun____________________plomáticos, otros en el comercio internacional o como aventureros irregulares destinados temporalmente a los ejércitos y armadas de sus respectivas naciones, pero todos leales cumpliendo un servicio que les iba a llevar por todo el mundo como presencias espirituales, sin que los reconocieran más que los otros adeptos.clavizados. Algunos de ellos encontraron empleo en Servicios Dipo», añadió Renfrew. Fuera como fuese, por encima de las paredes de sus claustros y directos al mapa del megacosmos, los dos profesores siguieron lanzando sus equipos de adeptos hechizados y discípulos esdo, eran descartadas como accidentes, «cierta predisposición al eco», como había dicho Werfner, «tal vez inherente a la naturaleza del Tiemfinido por el señor Kipling, en tiempos más tranquilos, como «El Gran Juego». Las manipulaciones de los profesores tenían al menos la elegancia de evitar ser especulares: si surgían simetrías de vez en cuanta la única y vasta masa continental euroasiática y el conflicto mundial en marcha, con todos sus elementos ingleses, rusos, turcos, alemanes, austríacos, chinos, japoneses -por no mencionar a los indígenas-, decanes, más allá de las cambiantes fronteras del Imperio Otomano, hasferían permanecer en el anonimato. Con el transcurso de los años, la rivalidad no había parado de crecer, extendiéndose más allá de los Balplacable y obsesivo, con una rapidez que sorprendió a ambos. Al poco, cada uno de ellos se vio considerado como un gran especialista, al que consultaban los Ministerios de Asuntos Exteriores y los Servicios de Espionaje de sus respectivos países, por no mencionar a otros que preblicaciones profesionales a un genuino aborrecimiento personal, imtión Oriental había pasado de una simple riña a distancia en las punentes en sus cargos académicos sino también personajes potencialmente influyentes en el mundo exterior. Años antes, en la estela del Congreso de Berlín de 1878, el interés que compartían por la Cuesrarse aunque quisieran. En la actualidad, esa desdichada posición en los Arcanos Mayores la ocupaban un par de profesores universitarios rivales, Renfrew en Cambridge y Werfner en Gotinga, no sólo emique tradicionalmente se les mostraba como un par de demonios, de sexo sin especificar, cuyos destinos estaban unidos y no podían sepa

– Tal vez podrá soportar a esos dos -dijo el Gran Cohén-, Yo ya no puedo, no por mucho tiempo más. Nadie del CRETINO ha po_dido trabajar en eso más que unos pocos días, porque no hay quien los aguante. Y, claro, de toda la Icosaedíada, ellos son los más capaces de hacer daño, los que tienen que ser constantemente vigilados.

– Gracias, Cohén.

Llegaron por fin a una manzana oscura y antigua de pisos, al sur del río, que se elevaba en una irregular disposición de vacíos y ven_tanas oscuras que, a la luz del día, esperaba Lew, no sería tan siniestra como ahora.

Los aposentos de Madame Natalia Eskimov tenían lámparas mame____________________tos en hebreo, el cual la había hecho víctima de numerosos comentarios del prepotente antisemitismo británico -«Eskimov… ¿qué nombre es ése?»-, aunque de hecho ella se había educado en la Iglesia Oriental y, para desilusión de los perros guardianes raciales de toda la isla, lo que en realidad resultaba ser, pasmosamente, era una clásica Rosa Inglesa.mov, el Árbol de la Vida de la Cábala, con los nombres del Sefirot escrido en exquisita simetría bajo la nuca descubierta de Madame Eskite le había costado una pasta, así como perlas ambarinas y un broche Lalique. Otras noches, dependiendo de la elegancia de la velada y de en qué medida la ropa siguiera la moda, también podía verse, tatuasos y expresivos que uno sólo esperaría ver en las ilustraciones de las revistas, más que en este mundo lastimoso. Voluminosas trenzas con mechones plateados que invitaban a la mano temeraria a quitarles los alfileres para ver hasta dónde llegaban. Esa noche llevaba un vestido de tafetán negro que parecía sencillo pero no austero, y que probablementraños rincones que parecían diseñados para alejar a cualquiera, salvo a los curiosos menos frívolos; a Lew todo eso le fascinó nada más entrar, porque además la dama en persona era un pimpollo. Unos ojos inmenticados incensarios de latón, muebles de madera de higuera tallada y exlucas, cortinajes con estampados indios, humo que ascendía desde sofis

En sus buenos tiempos supervisada de cerca por Sir Oliver Lodge y Sir William Crookes, había tomado transatlánticos a Boston para visi____________________cuo y expansivo señor W.T. Stead, en la que la médium señora Burchell explicaría con todo detalle el asesinato de Alejandro y de Draga Obrenovich, rey y reina de Serbia, tres meses antes de que sucediera.se que había asistido a las más celebradas sesiones de espiritismo de su época, cuya lista estaba a punto de incluir una organizada por el ubitar a la señorita Piper, viajado a Nápoles para encontrarse con Eusapia Palladino (a quien más tarde defendería contra acusaciones de fraude en los infames experimentos de Cambridge), ciertamente podía decir

En el CRETINO se la calificaba de «extática», una categoría que pa_recía merecer algo más de respeto que la de médium común.

– Nosotros no tenemos trances ordinarios -explicó Madame E.

– Más bien algo así como éxtasis -aventuró Lew.

Se vio recompensado con una mirada firme y especulativa.

– Me gustaría hacerle una demostración, tal vez en una noche me_nos agotadora que ésta.

Se refería a algo que había sucedido durante la sesión de espiritis__lutamente nada, aunque, como en todas las sesiones sancionadas por el CRETINO, se había grabado con un Auxetófono Parsons-Short.mo de esa noche, de la cual Madame Eskimov ya no recordaba abso

– Sacamos galvanotipos de las impresiones originales en cera in_mediatamente después de cada sesión. Forma parte de la rutina. Esta noche los he escuchado varias veces, y aunque hay detalles un tanto oscuros, lo he considerado una novedad lo bastante importante como para traerle aquí a usted.

Según parecía, un tal Clive Crouchmas, un funcionario semigubernamental que también era miembro del CRETINO, aunque de ni__peraba que las respuestas fueran en turco, Crouchmas se había llevado también un intérprete.vel principiante, había intentado ponerse en contacto sobre el terreno con uno de sus agentes que había muerto inesperadamente en Constantinopla, en medio de unas negociaciones especialmente arduas en torno a la denominada concesión ferroviaria «Bagdad». Como se es

– Está especializado en los territorios otomanos, que es donde Renfrew y Werfner han encontrado las mejores oportunidades para sus malas artes, y ha trabajado como asesor de los dos, dejando que cada uno pensara que era el único que tenía información sobre el otro y demás. Farsa a la francesa. Siendo como era probablemente la única persona en Inglaterra que podía soportar la compañía de cualquiera de los dos durante más de unos minutos, el bueno de C.C. nos era muy útil como canal entre ambos, aunque he de decir que estoy bastante enfadado con él en este momento -gruñó el Gran Cohén-, A estas alturas debería saber que no debe hacerle perder el tiempo, Madame, con estos trapícheos turcos.

Lew apenas se hacía una idea muy vaga de la situación. Las po____________________quiría una nueva y peligrosamente inverificable serie de coeficientes.mania un denominado «atajo a la India» incluso más cómodo para el comercio que el canal de Suez. La matriz geopolítica completa adcesión definitiva que los turcos darían a los alemanes de una línea que atravesaría Anatolia, pasaría por los Montes Taurus, seguiría a lo largo del Éufrates y el Tigris, cruzaría Bagdad y proseguiría hasta Basora y el Golfo Pérsico, que hasta ese momento Gran Bretaña creía controlar firmemente bajo su radio de influencia, con lo que se abría para Aleción necesarias para obtener de los otomanos la tan codiciada concesión ferroviaria, que finalmente dieron a Alemania, lo que fue un resultado ciertamente amargo para Gran Bretaña, pues Berlín era su principal rival en la región. Y no poca inquietud diplomática causaba la contencias europeas habían dedicado años a la seducción y contraseduc