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Arcos eléctricos apuñalaban el crepúsculo violeta. Soluciones ca____________________nilladores y fórceps. Y, lo mejor, alguien estaba preparando café.mos pálidos, pacientes como cerrajeros, entornaban los ojos mirando por lupas y ajustaban bobinas vibratorias y temporizadores con destormas sensibles crepitaban con diferentes intensidades de agudeza. Entre un resplandeciente racimo de quemadores y espectroscopios, embudos y frascos, extractores Soxhlet y centrífugos, y columnas de destilación de Glynsky y de Le Bel-Henninger a la vez, chicas serias con el pelo recogido en redecillas anotaban cifras en cuadernos de registro, y gnotaban cerca, encogidos detrás de sombrillas de playa colocadas con tal fin defensivo. Las agujas de los indicadores oscilaban febrilmente. Llaniatura que arrojaban una lluvia de cristales a los trabajadores que escendían helicoidalmente a través de líquidos verdes luminosos. En los rincones más alejados de la instalación, se sucedían explosiones en milientes gemían hasta alcanzar el punto de ebullición. Las burbujas as

El Doctor De Bottle les había conducido al fondo, a un apartado lejano, donde unos técnicos trabajaban en mesas cubiertas de bombas caseras en diferentes fases de desmontaje.

– Partíamos de la idea de comenzar con artilugios confiscados en varios atentados fallidos y que nos cedían amablemente, y, mediante el análisis meticuloso de cada dispositivo, rehacerlos, paso a paso, has____________________dad en un laboratorio… Haría mucho bien, ¿no le parece?dida de docenas de vidas de anarquistas cada año, y eso sólo aquí, en Londres. Hasta el punto de que uno tiene que contener el impulso misionero de ir a advertirlos…, tal vez distribuyendo folletos baratos, esbozando para ellos los principios más básicos siquiera de la seguritaba haberse realizado en condiciones tan asombrosamente primitivas que uno no podía dejar de sentir cierta pena por esos desgraciados. Saltaban por los aires en un porcentaje digamos que alarmante, y el desconocimiento del tipo adecuado de disolvente explicaba la pérta llegar a su acto original de fabricación. Que, por lo general, resul

Lew, reprimiendo un gesto reflexivo de las cejas, habría agradeci__res de diversos tipos.do en ese momento cualquier comentario ingenioso de Neville o Nigel, pero ambos se habían apartado para inhalar, según parecía, vapo

– No sigo su lógica -dijo Lew- de salvar vidas de terroristas, si cada una que se salva puede implicar la pérdida de cientos de vidas inocen_tes más tarde.

El Doc se rió entre dientes y se inspeccionó los puños de la ca_misa.

– Vidas burguesas inocentes. Ya…, «inocentes».

Llegó un ayudante con un carrito de ruedas en el que traía café en un matraz de Erlenmeyer, tazas y una bandeja de extraños bollos.

– Tal vez como americano no lo aprecie, pero entre los últimos vestigios que confirman que una civilización existió en el pasado en esta isla se cuenta el juego del criquet. Para muchos de nosotros, un partido de criquet es una especie de acto religioso. Una especie de si____________________nos que invadidos, pueden estar sirviendo de involuntaria cobertura para el bueno del C. de las B. de H., además de como cabezas de turco.cerbarse, los australianos, por quienes estamos siendo ahora poco meca, parece más bien la australiana, llamada «kookaburra». Y como se está celebrando el torneo de The Ashes y las pasiones tienden a exacho más brillante y está cosida con más fuerza que una pelota británimo interior que la arma. Tal vez se haya dado cuenta de que es mumufladas como pelotas de criquet. Esta es una de las que he podido recuperar intacta. Si se frota contra los pantalones activa el mecanisnocida de él, con la habitual bolsa de jugador de criquet colgada del hombro, dentro de la cual lleva varias bombas de mano esféricas cara con pantalones de franela blancos, conocido por estos pagos como el Caballero de las Bombas de Headingley, por la única fotografía coglaterra y el País de Gales han recibido la visita de una misteriosa figuza una pelota de criquet, que casi resplandecía bajo la iluminación eléctrica-. Desde hace algún tiempo los campos de juego de toda Inlencio sin aliento en lo más cerrado de la noche. «Inocente», si se mira bien. Y pese a todo aquí tenemos… -Sostuvo en alto y con delicade

– ¿Tira bombas durante los partidos de criquet?

– Nosotros procuramos no llamarlas «bombas»; de hecho, se trata más bien de una granada con gas venenoso. Y habitualmente espera a la hora del té.

– ¿«Gas venenoso»? -Algo nuevo para Lew. Pero la expresión del Doctor De Bottle se había vuelto sombría.

– Fosgeno. -Había algo en su manera de pronunciarlo-. Es una palabra francesa. Phosgène. Nosotros preferimos llamarlo cloruro de carbonilo. Si quiere, resulta menos… inquietante. El problema para la policía es que, dependiendo de la nube de dispersión, con mucha fre__cos, cuarenta y ocho horas más tarde están muertos. ¿Por qué mira de ese modo ese bollo?cuencia las víctimas ni siquiera se dan cuenta de que las han gaseado. Y entonces, de repente, misteriosamente, como dicen en los periódi

– ¿Cómo? Ah, es por el color, supongo.

– Un precioso matiz de morado, ¿no le parece?, palo campeche co_cido, creo, el chef le echa de todo; pruébelo, no le envenenará, como mucho notará un poco el tanino.

– Bueno, y entonces estos…, umm… -dijo sosteniendo en alto un trozo del bollo y señalando varias incrustaciones de un intenso matiz inequívocamente azul turquesa.

– ¡Por lo que más quieras, Lewis, no te los comas todos! -gritó Ne____________________tros del suelo.ban por el laboratorio presas de un curioso regocijo, a unos centímeville, seguido de cerca por su coadjutor, mientras ambos se desplaza

– ¡Y mira qué hemos encontrado! -Nigel extrajo una especie de fiambrera para la cena con una sustancia beis dentro, que Lew reco_noció al instante.

– ¡Feliz cumpleaños! -chillaron casi al unísono.

– ¿De quién ha sido la brillante idea…?

– Vamos, vamos, Lewis, eres géminis, eso es evidente, y en cuanto a la fecha concreta, vaya, Madame Eskimov lo sabe todo.

– Hablando del rey de Roma…

En su última reunión, el Doctor De Bottle les había preguntado quejumbroso a Neville y Nigel cuándo, si es que llegaba a suceder al__cos le habían dicho que se lo preguntarían a la extática.guna vez, Gran Bretaña recuperaría el trofeo de The Ashes, y los chi

– El año que viene -había respondido Madame Eskimov-, pero sólo si son lo bastante sensatos como para seleccionar al spinner del Middlesex, el joven Bosanquet, que ha estado trabajando en un lan_zamiento absolutamente perverso, que parece que va a ser un leg-break clásico, de derecha a izquierda, pero luego cambia de sentido. Una asom_brosa dinámica física, casi sin investigar hasta ahora. Se dice que es una invención australiana, así que se quedarían de piedra si encontraran un pérfido hijo de Albión que supiera lanzar así.

– Iré a buscar ahora mismo a mi corredor de apuestas -les dijo ale_gremente el Doctor De Bottle a los chicos.

Se decidió que Lew fuera a Cambridge con el Cohén para co_nocer al Profesor Renfrew.

– Oh, ya entiendo. Quiere que le acompañe como fuerza bruta.

– No, de hecho, aquí viene nuestra protección. -Un caballero de mediana estatura y aspecto nada amenazador se les acercaba con un sándwich de berros en una mano enguantada-. Clive Crouchmas. Pue_de que recuerde su voz de la sesión de espiritismo de la otra noche en casa de Madame Eskimov.

El recién llegado saludó al Cohén levantando la mano izquierda, luego separó los dedos de dos en dos tan lejos del pulgar que formó la letra hebrea shin, que era la inicial de los nombres de Dios premosaicos (es decir, plurales), que no podían ser jamás pronunciados.