Exhaló largamente, la miró a los ojos.
– En circunstancias normales no me encargaría yo, es tarea de Reef, pero hace tiempo que no hablamos, y, bueno, Glenwood Springs, tal vez lo hayan espantado y esté jugando al faro otra vez en algún sitio, enseñando a bailarinas la artemisa a la luz de la luna; en ese caso, nada que reprocharle, pero hay un momento en el que se pasa al siguien_te de la cola, y si no lo hago yo, entonces alguien tendrá que sacar a Kit de esa vida de estudiante universitario de la Costa Este que lleva, tú sabrás mejor que yo de qué te hablo, así que preferiría ahorrarle esos problemas a Kit, porque es un buen chico pero un mal tirador, y en el muy probable caso de que le dieran primero, bueno, eso sería un crimen más que resolver, ya me entiendes, y el trabajo nunca se acabaría.
Ella lo miraba con más intensidad de la habitual.
– Entonces, ¿dónde es probable que estén? Tus pistoleros, me re_fiero.
– Lo único que he podido averiguar es que son un par de mato__bablemente contratados por la Asociación de Propietarios de Minas de Telluride. Y ahora, según el viejo Booth, alguien de allí dice que quiere verme. ¿Crees que hay alguna relación?nes no muy famosos, llamados Deuce Kindred y Sloat Fresno, pro
– Por supuesto, es ahí adonde quieres ir.
– Es el último sitio donde vi a mi madre y a mi hermana. A lo me_jor siguen allí. Sea como sea, tendré que echar un vistazo.
– Es un trabajo de hijo y hermano. Hablando en términos antro_pológicos.
– ¿Y tú? ¿Tenías pensado volver al McElmo?
Ella frunció el ceño.
– Ahí no hay mucho futuro. El lugar en el que hay que estar, se_gún me han dicho, son las islas del Sur del Pacífico.
– Vas a especializarte en caníbales, por lo que veo.
– Suena más gracioso de lo que es en realidad.
No quería preguntarlo, pero lo preguntó:
– ¿Quieres venir a Telluride conmigo?
Bien, técnicamente ella sonreía, aunque la sonrisa no llegaba a al_canzar sus ojos.
– Me temo que no, Frank.
Él tuvo la elegancia de no parecer aliviado.
– Lo decía porque tendré que utilizar todo el músculo cerebral y algo más, pues sin duda se trata de una ciudad de dos caras, llena de trampas allá donde pises, con las partidas de póquer más largas y de_sagradables de la creación, demasiado dinero que cambia de manos demasiado rápido, y nunca sabes en quién confiar.
– No pretenderás entrar al galope pistola en mano para pedir la in_formación, espero.
– ¿Y cómo se hace?
– ¿Si yo fuera tú? Fingiría que estoy allí por negocios, usaría otro nombre, los hombres que buscas puede que tengan sus propios ene_migos en la ciudad, incluso entre aquellos para quienes trabajan. Si mantienes los oídos atentos, tarde o temprano te enterarás de algo.
– Eso es lo que vosotros llamáis «investigación», ¿no? Visitar todas las cantinas, tugurios, salas de juego y bares; mierda, no podría hacer_lo durante más de una semana sin que alguien me descubriera.
– Tal vez seas mejor actor de lo que crees.
– Eso requiere estar sobrio más tiempo del que me gusta.
– En ese caso, más vale que pidamos algo de beber, ¿te apetece?
Después de que los pasajeros que se dirigían a Telluride cambia____________________ridad de la elevada región, que casi nada interrumpía, salvo la luz de las estrellas reflejada en la corriente de un arroyo o alguna lámpara o chimenea esporádicas encendidas en la cabaña de un minero, pronto dejó paso a un tremendo resplandor impío a lo lejos, hacia el este. No tenía el color esperable de un incendio, y era imposible que fuera el alba; en cambio, el fin del mundo sí se planteaba como posibilidad. Se trataba, en realidad, del famoso alumbrado eléctrico de las calles de Telluride, la primera ciudad de Estados Unidos que lo tuvo, y Frank recordó que su hermano pequeño, Kit, había trabajado durante un tiempo en el proyecto de llevar la electricidad hasta allí desde Ilium Valley.dió hasta el paso de Dallas Divide y bajó otra vez hasta Placerville, para emprender seguidamente el ascenso final por el valle del San Miguel, a lo largo del ocaso y hacia las incertidumbres de la noche. La oscurán de línea en Ridgway Junction, el pequeño tren de enlace ascen
Los grandes picos que habían avistado por primera vez el día ante____________________lando como si aquél fuera un vagón lleno de turistas del este.sentaban al alcance de la mano, pavorosamente iluminados a contraluz, retrocediendo ante las miradas de los pasajeros, que habían empezado a contemplar embobados el resplandor que se extendía ante ellos, charrior, a través de la meseta de Uncompahgre, sobresaliendo como una larga hilera de dientes sobre el horizonte septentrional, ahora se pre
Al poco, el camino que ascendía por el valle junto a las vías era un hervidero, como una calle de una ciudad, atestado de carretas con minerales y suministros y recuas de muías, y las maldiciones de los desolladores salpicaban la noche, a menudo en idiomas que nadie reco____________________ras de aceite que había en el interior del vagón, y por fin entraron en la cuadrícula sencilla y estrecha de una ciudad que parecía haber sido traída entera desde otro lugar e insertada tal cual en el suelo del valle.to, la luminosidad que tenían delante, cuyos rayos afilados oscurecían ahora muchas estrellas familiares, iba superando en brillo a las lámpadense con cuidado, damas y caballeros! ¡Avisen al revisor! ¡Adviertan al maquinista, todavía están a tiempo de volver atrás!». Mientras tannocía en el pequeño vagón humeante. Junto a las vías, en una curva, había un vecino loco, que cualquiera juraría sin vacilar que llevaba años allí, gritando a los trenes: «¡Llegan al infierno! ¡Llegan a Telluride! ¡Án
Frank se apeó y pasó por delante de una fila de vaqueros que ha____________________tolas de grasa y latas de aceite.manecía quieto, echando el aliento y enfriándose mientras los encargados de los frenos y de la plataforma iban y venían con llaves, palancas, pisbían venido a la ciudad sólo para estar allí y ver el tren, que ahora per
De ordinario, Frank era una persona sensata, pero ahora, en esta incandescencia desangelada, se sentía asaltado desde todas direcciones por presagios de violencia, todos dirigidos hacia él. Barbas que hacía semanas que no conocían el acero de la navaja, colmillos amarillen____________________timientos hasta el final, hasta tocar fondo, hasta ahí, donde se recortaba esa pared de picos de cuatro o cinco mil metros y donde la intensidad del odio entre el sindicato de mineros y los propietarios de las minas se había disparado tara o no, se había unido a la compañía de quienes siguen sus presentaba justamente donde no debía estar. Lanzó una mirada frenética hacia la estación, pero el tren ya retrocedía lentamente por el valle. Le guscontrolable… Empezó a sudar por la aprensión, y comprendió que estos al descubierto, ojos ribeteados por el rubor cálido de un deseo inpeligrosamente incluso para los estándares de Colo_rado, tanto que hasta se podía oler.
El otro olor, que Frank sólo podía obviar encendiéndose un puro, emanaba de lo que daba nombre a la ciudad, pues la plata aquí solía encontrarse junto al telurio, y los compuestos del telurio, como ha__do en una pensión, un olor que impregnaba la ropa, la piel, el espíritu, y que aquí se creía que salía por las bocas y las bancadas de las minas abandonadas, procedente de la atmósfera cotidiana del mismo infierno.bía aprendido Frank en la escuela de minas, se contaban entre los de naturaleza más nauseabunda, olían peor que el peor pedo jamás tira