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Entre paréntesis, observen que en su narrativa "escrita" Copi nunca cedió a la tentación de emplear el recurso de comic de la punching line final, del chiste que da sentido retrospectivo, volviéndolo su preparación, a lo anterior. Comparen este cuento con la tira "Las lesbianas" incluido en Pourquoi j'ai pas une banane?

Las Viejas Travestís. En este hermoso cuento miliunanochesco ya estamos plenamente en ese "mundo dentro del mundo" que es la escena gay en la que Copi encontró su destino barroco. En adelante el universo a medias autónomo de las "locas" será su Teatro del Mundo, lo que el cristianismo fue para Calderón; el triunfo será hacer sublime esa irrisión. En "Las Viejas Travestis" actúa como alusión complementaria y pasaje el Oriente fabuloso de la Francia dieciochesca. En la escena apoteótica con la que termina el cuento un mundo desemboca en otro, y Mimí y Gigí saben que ésa era la verdad que las esperaba y les correspondía. Pasar en pocas horas de la más miserable prostitución en Pigalle a ser reinas y diosas de un riquísimo país de cuento de hadas, no es ni más ni menos que lo correcto, lo mínimo que puede exigirse de la acción de las leyes barrocas.

Hay una distinción útil que puede hacerse entre los dos polos del relato: el mito, y el sueño. El mito es el cuento que todos conocen, y que nadie se cansa de oír otra vez. El sueño, es el cuento íntimo y secreto que nadie conoce más que el soñador, que a todos fastidia tener que oír. Son los dos extremos, la repetición y la novedad; el interés y el aburrimiento (es curioso que estén cruzados, pero es así; en realidad el interés no es algo que esté esperando a lo interesante que lo colme, sino que es un epifenómeno de la distinción mito/sueño). Más importante para nosotros es que el mito es ininterpretable, y el sueño es pura interpretación. El título de la obra de Freud, La interpretación de los Sueños, es redundante: si hay sueño, hay interpretación. Y viceversa. En cambio al mito, cuando se lo interpreta, es porque hace el papel de un sueño. Pero el mito sobrevive a todas las interpretaciones, renace siempre intacto. El sueño, no soporta nada que no sea la interpretación.

Copi, el anti-onírico, está por entero del lado del mito. Claro que en un artista la repetición inherente al mito pasa a otro nivel. Se manifiesta más bien como una inventiva constante, pues sólo ella puede mantener en movimiento a la repetición. O mejor dicho: la invención deja de ser causa de lo inventado, donde se consumaría desapareciendo; en lugar de eso, pasa a un continuo de invención de la invención que será en adelante la vida del artista.

Este cuento es lo que suele llamarse "un sueño hecho realidad". La realidad del mito es su componente social. La historia de Gigi y Mimi, las dos viejas locas que en un amanecer encontraron un príncipe oriental que las llevó a su país y las coronó, lo tiene todo para ser un cuento que se repite una y otra vez en las calles y cabarets de Pigalle; no puede aspirar a otra realidad que la de ser contado, pero ésa la lleva bien adherida. Las interpretaciones no tienen la menor importancia.

El escritor. En el último cuento, es el pasado el que desemboca en el presente. Son los tiempos mismos los que representan "el gran teatro del mundo". En la última línea, cuando el escritor se sienta a escribir la brillante idea que se le ha ocurrido durante su amorío como Mme. Pignou, el pasado absoluto en que sucede el cuento, todo cuento, entra en el continuo y se transforma en el presente de la novela.

¿Cómo salir del pasado? ¿Cómo abrir el mandala más hermético? La curiosa manía de escribir puede ser la respuesta.

¿Qué es la novela? Un cuento al que ha llegado un escritor.

El Baile de las Locas

El mundillo gay es la escena que necesita Copi, y Copi es el artista que necesita esta escena para volverse drama, novela, mundo; para volverse alma, mónada; para expresar "el mejor de los mundos posibles", el mejor por ser el real.

El primer motivo de esta elección mutua es la posibilidad de disponer de un Teatro del Mundo realmente eficaz: el "baile de las locas" será para Copi el Oriente, el Pasado, el Imaginario, el Uruguay, el Mundo, todo en uno. Con la ventaja adicional de ser real y presente.

Esta novela, Le Bal des Folies, es probablemente la obra maestra de Copi. Es la novela de la decisión de escribirla, y de aprender a hacerlo. Eso, más todavía que el triunfo espléndido que es, la hace tan preciosa. En este caso particular, la posibilidad de escribir una novela coincide con el trabajo de poner en el mundo un estilo. Copi ya es un estilo en 1978: El Baile de las Locas es el imán, la vorágine invertida, que lo trae a la superficie, al presente.

Rapsódica e improvisada como puede parecer a una primera lectura, si se la examina con atención revela una estructura muy armoniosa. El pasado y el presente se alternan e impulsan. El pasado es la historia del amor de Copi por un joven italiano, Pietro Gentilhuomo, del principio al fin y en todos sus avatares. El presente, la semana que le lleva escribir la Novela. Los dos tiempos están parejamente colmados de acontecimientos. En la plenitud, se confunden. Copi pone todo, los tiempos rápidos y los lentos, a una misma velocidad, que es muy, muy alta. La velocidad hace el papel de shifter entre espacio y tiempo. La aceleración tiende a anular el tiempo, y se impone una espacialidad del instante, un mediodía nietzscheano.

Además del pasado y el presente, en la novela hay una tercera dimensión, que Copi llama "amnesia". Es el vacío imposible en el tiempo, o más en general, en el compacto barroco. Copi llama amnesia a lo que es puro recuerdo. Sucede que el recuerdo tiene su cara oscura, la faz que no vemos nunca por causa de un movimiento mutuo de rotación, que es la implicación de tiempo y espacio, y es lo que funda el relato. El vacío-lleno barroco puede en tenderse mediante una analogía. ¿Han visto esos dibujos en que dos perfiles simétricos enfrentados forman una copa? El espacio mental es así. Así se suceden, en esa serie perfil-copa, el presente y el pasado en El Baile de las Locas.

El resumen de la novela puede hacerse como un catálogo de momentos, y como una mecánica de transformaciones. Las transformaciones de los momentos. Es escrita por encargo: un editor ansioso se la pide a Copi, y él no encuentra nada mejor que buscar el argumento en su memoria. De esa decisión tan fantásticamente inadecuada surge…

La novela, es siempre "novela de la novela". El tiempo que lleva escribirla (y leerla también) la hace tridimensional, volumétrica. El cuento puede ser el instante, el plano puesto de canto respecto del tiempo. La novela no. Es el género del cálculo del tiempo.

En El Baile… el cálculo falla de antemano porque no hay elementos discretos con los que hacer la cuenta; hay un continuo. La obsesión del continuo domina la novela. El narrador dice de Pietro: "sabía que lo perdería si lo apartaba un minuto de mi vista". Típico de Proust, ¿no? Pero típico de toda novela. Los ejemplos hay que tomarlos al revés de los temas: en Proust los celos no están en el origen del continuo sino a la inversa; la cobertura del día o la noche en Joyce es subsidiaria del continuo que hace la novela, y en Kafka los trayectos de las distancias infinitas… El continuo no es un tema novelesco sino la creación del pasaje entre la novela escrita y el trabajo de escribirla. Casi podríamos dar una definición: "Novela es lo que se hace para colmar lo que hay entre el texto de la novela y el trabajo de escribirla".

El tiempo está colmado. Se escribe siempre, incluso cuando no se escribe. El gesto de escribir se ha apoderado del hombre, y contamina todo otro gesto posible, por ejemplo la mirada. Esa confusión vuelve un monstruo al Escritor, un asesino. La mezcla de los gestos, la eternidad continua que encarna el escritor, funde atrozmente los tiempos. Pietro "necesita de mi mirada para vivir, soy ya su asesino… desde el momento en que he empezado a escribir ya lo he matado, el movimiento hipnótico de la Bic sobre la libreta… era ese movimiento constante de mis ojos cuando escribo (escribo siempre de 3 a 15 hojas diarias) (incluso cuando no escribo sigo con los ojos los movimientos de mi Bic) lo que lo asustaba de mí, ese movimiento de ojos de reptil…"