Hissune permanece unos instantes junto a la Boca de las Hojas, sólo un momento, y el momento se alarga… Las estrellas empiezan a apagarse, llega la primera luz del alba, un potente sol naciente toma posesión del cielo y la tierra entera se inunda de luz. Hissune no se mueve. El calor del sol de Majipur toca su cara, un detalle muy raro en su vida anterior. El sol… el sol… el glorioso, llameante, ardiente sol… la madre de los mundos…
Hissune extiende los brazos hacia el sol. Lo abraza. Sonríe y absorbe la bendición del astro. Después se vuelve y entra en el Laberinto por última vez.
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