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No se pierda usted este año las Fallas de Valencia. No deje de visitar Valencia en Fallas. Sólo una mente de serrín de carpintería valenciana es capaz de urdir semejante monstruosidad. Sus tracas. Sus pasacalles. Sus paellas cocinadas con gas butano de la huerta y regadas con insecticidas valencianos. Sus basuras deprimentes. Su griterío insoportable. Su vulgaridad aplastante. Todo esto se presenta en el bonito reportaje como una combinación artística de insuperable belleza y de extraordinaria exquisitez. Pero quien ha sufrido años y años esa fiesta degradante sabe hasta qué extremos la publicidad falsea la realidad.

Vaya usted a las Fallas de Valencia y será gaseado y chamuscado y machacado por los humos pirotécnicos de Valencia y por los platos regionales de Valencia y por los vinos de Valencia y por las bandas de música de Valencia y por las horchatas y buñuelos de Valencia y por los discursos en la lengua vernácula y por los contenedores de basura y por las cagadas de perro de los perros de Valencia y sus alrededores. Vaya usted a las Fallas de Valencia en avión con tarifa fallera y vuelva de las fallas de Valencia con tarifa de la Cruz Roja.

Pero los valencianos se sienten orgullosos cuando abren la revista aérea y ven que también allí están las Fallas de Valencia porque las Fallas de Valencia son muy importantes dentro y fuera de Valencia y su región hasta el punto de que las Fallas dan la vuelta al mundo en los aviones de medio mundo.

Por supuesto Juan prefería siempre leer la lista de fallecidos publicada diariamente en Damas y Caballeros antes que leer reportajes de las Fallas de Valencia.

Ojalá esté leyendo Berta la lista de fallecidos publicada en Damas y Caballeros hasta la letra O encabezada por Benigno Bueno Riesgo de 74 años. Carmen Ciria Manso 89. Araceli Chillón 29. Librada Fallos Solé 81. Leandro García Gosos 77. Luis Hernando Girón 88. Antonio Lázaro Ferrero 69. María Isabel Martínez Morro 92. Leandro Ortín Urreos 57.

La huelga de limpieza de aviones se lo habrá impedido. La odiosa huelga no ha sido desconvocada. Puede prolongarse varios días. En cuyo caso irán apareciendo otros bichos a bordo de los aviones con destino a Viena y no necesariamente en las bandejas de comida. El catering puede ser eliminado para que no retrase la salida de los vuelos internacionales. Aunque siempre hay formas de sabotear el servicio para lograr retrasos indefinidos de los vuelos. Pueden aparecer cucarachas en los compartimentos del equipaje de mano. Escarabajos en el reposacabezas. Alacranes en las hebillas del cinturón de seguridad. Arañas en la moqueta. Erizos en los asientos, pulpos en los lavabos. Sapos en los ceniceros.

Lástima no estar metido en alguno de esos vuelos. Escribiría una crónica devastadora. La dictaría al taquígrafo de Damas y Caballeros desde el mismo aeropuerto.

Óyeme bien muchacho. Aguza el oído. No hay tiempo para repetir.

Antetítulo.

Retraso indefinido de los vuelos internacionales.

Título.

Vuelo a Viena abortado por las ratas.

Subtítulo.

Temor a descubrir más alimañas a bordo.

Sumario.

Aterrizaje forzoso. Escenas de pánico e histerismo. Los pasajeros de pie en los asientos.

Entradilla.

La huelga de los servicios de limpieza sospechosa de ser causante del sabotaje.

Y a partir de ahí el tono sería de auténtica mofa.

Pediría urgentemente la presencia de un fotógrafo en el aeropuerto. El fotógrafo no tardaría en llegar. Suelen ser rápidos a menos que tengan a la mujer resfriada en cama y hayan de llevar a la niña al colegio. El fotógrafo preguntaría dónde cono está el follón. Follón de verdad. Buscaría a la pasajera más grotesca. Seguramente una gorda histérica. La haría posar furiosa con el zapato en la mano subida a una butaca de la sala de embarque. Si no quería subirse a la butaca buscaría a otra. Es fácil. Siempre hay una dispuesta a subirse a cualquier cosa. Además los fotógrafos de prensa son persuasivos. Y si no consiguen la foto por las buenas la consiguen por las malas. Cuando alguien pone pegas y dice que no quiere aparecer en ninguna foto en el periódico el fotógrafo sabe cómo ingeniárselas. ¿Que no quieres? Ahora verás. Te vas a enterar si quieres o no quieres salir en la foto. Por cojones saldrás en la foto. Entonces el fotógrafo pone cara de mosquita muerta. Cara de fotógrafo bobo. La cara del fotógrafo de bodas y comuniones. Algunos fotógrafos ni siquiera tienen que esforzarse para poner esa cara. De natural ya la tienen. Es una ventaja tener cara de bobo para ser un buen fotógrafo de prensa. Ahorra tiempo. Le ven con esa cara de bobo y no pueden creer que con esa cara pueda ser fotógrafo de prensa de ningún periódico. Y si de verdad lo es se imaginan que con esa cara nunca le saldrá bien una foto. El fotógrafo es astuto y aparenta que dispara su cámara en una dirección distinta de la que realmente va a disparar. En cuanto la persona que no quiere salir en la foto se descuida lo mas mínimo el fotógrafo cambia rápidamente la dirección de su cámara y saca la foto.

O bien cambia el objetivo y pone un gran angular que le permite captar en la imagen a las personas que nunca sospecharían que entran en esa imagen. Al día siguiente esas personas se llevan una sorpresa tremenda. ¿Cómo salen fotografiadas en el periódico en el que no querían de ningún modo salir fotografiadas? La próxima vez que espabilen. El fotógrafo tiene que hacer su trabajo. El fotógrafo tiene que llevarle la foto al redactor jefe. Si no se la lleva se le cae el pelo. El redactor jefe no acepta esas excusas. ¿No quiso la pasajera gorda subirse a la silla con un zapato en la mano? Se inventa una pasajera gorda si es preciso. Se pinta. Eso lo repiten mucho los redactores jefes. Si no puedes hacer la foto la pintas y ya está. Los fotógrafos están hartos de oír esa frase. Cada vez que oyen esa frase le romperían el trípode en la cabeza del redactor jefe.