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Juan barrió con la mirada la fachada entera del hotel de Mickey Rooney. ¿Habrá alguien observándolas? Dejó caer el periódico sobre su cuerpo y sintió que ese periódico era la losa de su sepultura. Juan estaba muerto. Juan era un cadáver abandonado en una hamaca de un absurdo hotel de Miami junto a un jacuzzi donde su viuda y la amante china de su viuda lo estaban pasando extraordinariamente bien. Juan estaba fuera de juego. Había dejado de existir. Lo habían apartado entre las dos. Ellas sabían perfectamente cómo hacerlo. En qué momento. De qué manera. Delante de él o detrás de él. Les daba igual. Estaban preparadas para cualquier eventualidad. Podrían decirle lo sentimos mucho Juan estas cosas pasan. Lo mejor es no hacer un drama Juan. Si haces un drama tienes todas las de perder. No te olvides Juan. Estamos en Miami Juan. Miami es Miami Juan. No te desesperes Juan. En América nadie se desespera por algo así Juan. Lo nuestro es el pan nuestro de cada día Juan. Nuestro pan no es tu pan Juan. Déjanos en paz.

Diu Tsit apareció ante los ojos de Juan ostentando un poder omnímodo. Ella era el amo. El único amo. Ahora sería ridículo insinuar nada. Pansy montaría en cólera. Diu Tsit subiría corriendo a la habitación y se encerraría allí hasta que Pansy acudiera a consolarla. Pero antes se enfrentaría con él.

¿Cómo se te ocurre pensar una cosa así?

¿Qué mente tan sucia tienes para imaginar que los demás hacen lo que seguramente tú harías?

¿Te das cuenta del daño que me estás haciendo?

¿Cómo puedes ofendernos de ese modo?

Se quedaría petrificado. Como cuando su madre rompía una a una las tazas de porcelana del juego de café. La que no quedaba bien rota la volvía a estampar contra la pared.

Todo hecho añicos. Nada se podría recuperar. Si se encerraban en la habitación perdía el tiempo porque no le iban a abrir la puerta. Tampoco su madre le abría la puerta cuando se encerraba en su dormitorio y subía la persiana y gritaba que se iba a tirar por la ventana. Era exactamente igual. Pansy y su madre eran la misma persona. Por eso a veces en los sueños Pansy tenía el rostro de su madre. Lo entendía ahora. Su madre vaciaba botellas de Lacrima Christi. La botella de Pansy era Diu Tsit. Cuando abran la puerta será para verlas salir juntas con sus bolsas de viaje y sus raquetas de pimpón y sus caras de grandes jugadoras ofendidas y ultrajadas. No le dirán ni adiós. Le abandonarán delante de la cama king size con las cuatro almohadas y las toallas por el suelo y el sol pegando en los muebles horrorosos y la CNN dando asquerosas noticias de catástrofes pero ninguna comparable con la asquerosidad de su catástrofe personal.

Juan sintió un inmenso alivio al comprobar que nada de esto había sucedido. ¿Por qué se anticipaba siempre a las desgracias? Además ¿era esto una desgracia?

Se habían acercado a su hamaca donde él simulaba estar dormido. Entonces Diu Tsit le brindó una sonrisa absolutamente encantadora. La misma sonrisa de la foto del pasaporte. Le preguntó si le apetecía una cocacola. Pansy se secaba con la toalla de Mickey Rooney. Dijo que sí. Se bebería muy a gusto una cocacola. Y cuando Diu Tsit se la trajo a la hamaca Juan le acarició la pierna, después Pansy y Diu Tsit subieron a la habitación para cambiarse de ropa. Entonces sospechó Juan que el granuja del conserje pudo haberse puesto de acuerdo con ellas para darles una sola habitación esa primera noche. ¿Por qué no? Los conserjes y los mozos de equipajes y los camareros son todos igual en todas partes. Granujas. Por unos billetes hacen cualquier cosa.

Bajaron con sus raquetas de pimpón en la mano y sus pantaloncitos cortos y sus camisetas blancas a juego con el calzado. Juan las vio alejarse hacia una de las mesas de pimpón. Vio cómo Diu Tsit tensaba la red y la ponía a la altura reglamentaria. Se levantó y fue al bar de la pérgola a beber algo. Juan tenía apoyada su espalda contra la barra y desde allí se entretuvo mirando a las dos jugadoras imaginando que eran unas desconocidas. Gracias al vodka no resultó difícil.

¿Quién podía ser Pansy? ¿Una divorciada de Sacramento? ¿La madre de una criatura con algún defecto físico?

Madre de un niño con una pierna más corta que la otra. ¿Divorciada y casada por segunda vez?

Divorciada pero con una amiga china desde hacía un año.

¿Un año y medio?

Divorciada desde hacía dos años y con la china desde hacía un año y medio.

¿Cómo se llamaba Pansy?

Se llamaba Pam.

¿Edad de Pam?

Unos 45 años.

¿Y el hijo con una pierna más larga que la otra? ¿Qué edad tiene ese hijo? ¿Dónde está?

Puede tener 10 o 12 años. Aquí no está ese niño porque este fin de semana le toca al padre. El niño se llama Rupert.

Juan trató de imaginar otros nombres. David. Philip. James. Charles.

A ninguno le encajaba tan bien el defecto de la pierna como a Rupert.

Philip podría tener un problema de ojos. James podía tener una lesión de corazón. David era un nombre de hemofílico. Charles no podía ser más que un diabético. Mientras que Rupert el hijo de 10 años de la divorciada Pam de 45 años que ahora juega al pimpón con su amante china a menos de cincuenta metros de esta barra tiene una pierna mucho más larga que la otra. Lleva una bota especial en el pie de la pierna más corta provista de un alza enorme para igualar la longitud con la otra pierna.

¿Pam es maestra?

Enseña Ciencias Naturales en una escuela de Sacramento. Pero está harta de Sacramento y quiere vivir definitivamente con su amiga en Annapolis.

¿Y la china? La china se llama Type. O quizá se llama Yalu. Aunque es mucho más probable que se llame Chutzu. Efectivamente se llama Chutzu. ¿Chutzu Zit o solamente Chutzu? Chutzu a secas.

Es muy deportista. Eso salta a la vista. Entrenadora de pimpón. Y profesora de aerobic. Su padre ya era jugador de pimpón. Era campeón de pimpón. Pero su padre nos trae sin cuidado. Eso tampoco quiere decir que hasta este momento siempre se haya dedicado a lo mismo. A entrenar a jugar al pimpón y a dar clases de aerobic. ¿Qué hizo antes de meterse en el pimpón profesional?