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– Eso de los ojos. ¿Pre o post mortem?

– Es difícil de decir ahora mismo, pero la relativa ausencia de sangre sugeriría que fue hecho después de la muerte o inmediatamente antes. Aunque de todas formas habría grandes cantidades de sangre.

Anna Wolff llegó a la zona protegida acompañada de Henk Hermann. Reprimió un grito cuando vio la cara sin ojos. Hermann se agachó junto al cuerpo.

– Apuesto a que los análisis nos dirán que ésta es la parte que falta del pelo de Laura von Klostertadt. -Se volvió hacia Grueber-. ¿Puedo moverle las manos? Creo que encontraremos una nota del asesino en una de ellas.

– Déjeme hacerlo a mí -dijo Grueber-. Como he dicho, me parece que este asesino es muy proclive a hacer las cosas manualmente. Es probable que la víctima consiguiera, a su vez, ponerle las manos encima. Podría haber células de la piel del asesino debajo de las uñas. -Con cuidado, separó una de las manos y metió el mechón de pelo en una bolsa para pruebas. Levantó la segunda mano. Debajo había una tirita de papel amarillo.

– Ahí está -dijo Hermann. Grueber levantó la tirita con unas pinzas y la metió en una bolsa de plástico transparente. Se la entregó a Hermann, quien la giró bajo la lámpara de arco voltaico y examinó su contenido. «Rapunzel, Rapunzel, Lass mir dein Haar Herunter.» También aquí la caligrafía era pequeña, apretada y con la misma tinta roja.

– «Rapunzel, Rapunzel, tu trenza deja caer» -leyó Hermann en voz alta.

– Genial -dijo Maria-. De modo que ya tenemos al número cuatro.

– El número cinco -acotó Anna-. Si incluyes a Paula Ehlers.

Grueber examinó la pechera de la camisa, desabrochando un botón con mucho cuidado y mirando la herida que estaba debajo. Movió la cabeza.

– Qué extraño… No le dispararon. Parece la herida de una sola puñalada. ¿Por qué no se defendió?

– ¿Y qué es eso de los ojos? -preguntó Hermann-. Da la impresión de que nuestro hombre ha empezado a coleccionar trofeos.

– No -dijo Maria, mirando la torre de agua-. No se los ha llevado como trofeo. Éste -señaló al cadáver con un mínimo movimiento de la cabeza- se supone que es el príncipe. En el cuento «Rapunzel», la princesa es encerrada en una torre por su madrastra, que es una hechicera. Cuando descubre que Rapunzel y el príncipe se encuentran en secreto, la hechicera engaña al príncipe y él cae desde la torre. Las espinas le atraviesan los ojos y queda ciego.

Anna y Henk la miraron, impresionados.

Maria sonrió amargamente.

– Fabel no es el único que ha estado leyendo cuentos de hadas.

Cuando Fabel llegó al Präsidium, ya habían identificado al hombre del parque Sternschanzen -Bernd Ungerer, un vendedor de equipamiento de restauración de Ottensen- y las fotografías del cuerpo se habían procesado y estaban colgadas en el tablero de las investigaciones en curso. Fabel había llamado a Maria desde su teléfono móvil y le había pedido que reuniera a todo el equipo, incluyendo a Petra Maas, Hans Rodger y Klatt, el agente de la KriPo de Norderstedt.

Eran las dos de la mañana cuando se reunieron en la sala principal de la Mordkommission. Todos parecían estar bajo la influencia del mismo cóctel de cansancio, adrenalina y café. Todos excepto el miembro más reciente del equipo, Henk Hermann, quien no podría haber presentado un aspecto más descansado, o más entusiasta.

Una vez que Maria repasó todo lo que se sabía sobre la víctima y los detalles forenses hasta el momento, Fabel examinó el tablero de incidentes. Revisó una y otra vez las imágenes del escenario del homicidio de Von Klostertadt y de la escena de Sternschanzen, luego las otras imágenes tomadas en los asesinatos del Naturpark Harburger Berge y el cuerpo de Martha Schmidt en la playa de Blankenese. Durante todo ese tiempo hubo un silencio que parecía interminable. Después se volvió hacia su gente.

– Nuestro asesino está tratando de decirnos algo -dijo por fin-. No podía deducir qué era, hasta que lo descubrí por las torres de agua. Está relacionando los asesinatos. No sólo con la temática de los cuentos de hadas de los Grimm. Está informándonos de lo que hará a continuación… O al menos está dejando indicios. -Fabel pasó a las imágenes de Martha Schmidt. Golpeó la mano contra la fotografía de la chica muerta-. Siempre hemos sospechado que él mató a Paula Ehlers. Bueno, ahora estoy convencido de que así fue. Por eso utilizó la historia del niño cambiado para Martha Schmidt. Escogió a Martha porque se parecía muchísimo a Paula Ehlers y organizó esa muerte según el tema del cuento «El niño cambiado» de los Grimm… para mostrarnos que hay un cuerpo que aún no hemos encontrado. Utilizó el rostro de Martha como anuncio de que había matado a Paula. -Fabel hizo una pausa y posó la mano en una segunda imagen: una toma general de la playa de Elbstrand, donde se halló a Martha-. Pero sus confesiones no eran retrospectivas, eran predictivas. -Fabel señaló el fondo de la fotografía, donde los empinados bancales de Blankenese se elevaban desde la orilla. Parte de un edificio asomaba por encima de los árboles y arbustos-. Éste es el anexo de la mansión de Laura von Klostertadt, donde está la piscina. Él ya había elegido a Laura como víctima y puso el cuerpo de Martha a la vista de la casa de Laura. Ella ya era su Bella Durmiente, aislada de la gente como la pobre Martha, la niña cambiada de la «gente subterránea»; su riqueza y su posición social la habían ubicado en una posición elevada. -Pasó al sector del tablero dedicado al homicidio de Von Klostertadt -. Y aquí nos encontramos con una víctima ubicada debajo de un icono de dos de los cuentos de hadas de los Grimm: la torre. Está mezclando las metáforas, pero de una manera controlada. El planetario del Winterhude Stadtpark hace las veces de la torre de Rapunzel y también del castillo de Dornröschen… -Pasó al primer plano de la parte de la cabeza de Laura von Klostertadt donde faltaba un pedazo de pelo-. Y luego coloca el pelo en las manos de su víctima siguiente, y le arranca los ojos para que encaje con la historia de Rapunzel.

– ¿Y qué hay del doble homicidio del Naturpark Harburger Berge? ¿Cómo se conecta eso? -preguntó Anna.

Fabel se frotó el mentón, pensativo.

– Podría ser que la conexión se limite a la ubicación. Dos homicidios, un lugar; dos personajes, una historia. El nexo es la historia, «Hänsel y Gretel». Pero no creo que sea ésa la respuesta. Al principio yo llegué a pensar que los asesinatos del Naturpark no estaban relacionados con los otros; que habían sido causados por los celos sexuales de Olsen. Pero tampoco es eso. Creo que los homicidios del Naturpark son un solo acto y que se conectan con otro u otros, pero no con los homicidios que tenemos hasta ahora. El nexo es un asesinato que aún no se ha cometido, y creo que nos encontraremos con una referencia cruzada, con otra conexión con un cuento de hadas que remita a uno o más de los asesinatos que ya hemos visto. Y tengo la sensación de que ese nexo, cuando aparezca, tendrá algo que ver con ojos desaparecidos.

Después de la presentación del informe, Fabel se quedó solo en su despacho. La única luz que había provenía de la lámpara de su escritorio, que proyectaba un círculo brillante sobre la madera. En ese charco de luz, Fabel puso el cuaderno en el que ya había copiado el tablero de la investigación en curso, añadiendo sus propios comentarios, más subjetivos.

Todo lo demás quedó fuera. La totalidad de su actividad consciente se concentró en ese foco pequeño y brillante. Fabel actualizó el cuaderno con los detalles del homicidio más reciente. En los próximos días conseguirían más datos sobre la nueva víctima, pero por el momento sabían que Bernd Ungerer tenía cuarenta y dos años y trabajaba como vendedor para una empresa de equipamiento de restauración cuya sede estaba en Frankfurt. Al parecer Ungerer era el único representante de la empresa para el área de Hamburgo y el norte de Alemania. Estaba casado, tenía tres hijos, y vivía en Ottensen. Fabel contempló los hechos desnudos que había desplegado: ¿ en qué clase de mundo un vendedor de mediana edad terminaba apuñalado en el corazón y con los ojos arrancados de la cabeza?