Levantó luego de sobre sus rodillas la cabeza del genio y la dejó en el suelo y ella se quedó parada debajo del árbol y por señas díjoles a los dos hermanos:
— Bajad de ahí y no tengáis miedo del efrit. A lo que ambos contestaron:
— ¡Por Alá sobre ti! ¡Dispénsanos de hacerlo así! Pero ella exclamó con enojo:
— ¡Por Alá sobre vosotros! Bajad, pues, si no, despierto al efrit y os matará a los dos de la muerte peor.
Aterráronse entonces ambos y bajaron del árbol. Y ella fue entonces y les dijo:
— Dadme fuerte; si no, despierto al efrit y tendréis que sentir.
Echáronse ambos hermanos a temblar y el rey Schahriar díjole al rey Schahseman:
— Haz, hermano mío, lo que te ordena y no te detengas.
Pero el otro le dijo a su vez:
— No haré yo eso hasta que no lo hagas tú primero. Y ambos empezaron a hacerse guiños alusivos al coito. Al ver lo cual la joven dijo:
— ¿A qué vienen esos guiños? Si no os acercáis y hacéis lo que os mandé, despertaré al efrit y contra vosotros lo azuzaré.
Crecióse entonces el temor de ambos hermanos e hicieron lo que ella les había ordenado. Luego que hubieron despachado, díjoles ella a los dos hermanos: — Estaos quietos sin moveros.
Sacó luego de su manga una bolsa y sacó de la bolsa un collar en el que había ensartados quinientos setenta anillos de sello* y les preguntó diciendo:
— ¿Sabéis por ventura qué es esto? A lo que ambos contestaron:
— No sabemos.
Y ella se lo explicó diciendo:
— Los dueños de estos anillos folgaron todos ellos conmigo a hurtadillas de los cuernos de este tirano inicuo, así que ahora vosotros me habéis de dar también vuestros anillos.
Diéronle entonces los hermanos los sendos anillos de sus manos y ella les dijo, después de tomarlos:
— Este efritme raptó la noche misma de mi boda y me metió en una caja y metió la caja en un arcén y le puso al arcón siete candados y lo arrojó al fondo del mar, el encrespado, el por las olas azotado.
«Y ha de aprender que a las hembras de mi laya, cuando quieren una cosa, no las detiene nada.
«Como dijo uno:
De la mujer no te fies, ni creas en juramentos, pues sonríen o se enfadan, según les dicta el deseo. Muestran amor de boquilla, llena el engaño sus faldas;
de Yúsufi recuerda el lance y medita en su enseñanza:
de sus astucias aléjate y no olvides que fue causa de que Ib lis del Paraíso arrojar a Adán lograra.
Luego que ambos hermanos hubieron oído esas palabras maravilláronse hasta el colmo de la maravilla y el uno al otro se dijeron:
— En verdad que a este efrit le ha ocurrido algo más gordo que lo que nos pasara a nosotros. Alejáronse luego de la jovencita y regresaron a la ciudad del rey Schahriar y entraron en el alcázar.
Y el rey Schahriar mandó en seguida cortarles el cuello a su mujer y a los esclavos de uno y otro sexo.
Y desde entonces solía Schahriar, cuando tomaba esposa virgen y le arrebataba su virginidad, matarla aquella misma noche sin aguardar a la mañana.
Y no dejó de hacerlo así por el espacio de tres años seguidos; hasta que al fin empezó a clamar la gente y a huir de la ciudad llevándose a sus hijas, hasta no quedar allí mocita alguna que aguantase la cabalgadura.
Visto lo cual, ordenó el rey Schahriar a su visir que le buscase una muchacha que fuese doncella y se la llevase para hacer según su costumbre con ella.
Salió, pues, el visir y buscó, pero ninguna mocita encontró, y se volvió a su casa, airado y temeroso por su alma, a causa de su soberano.
Pero tenía el visir dos hijas dotadas de belleza y hermosura y gentileza y garbo y de cuerpos bien formados.
La mayor, su nombre Schahrasad, y la menor, su nombre Dunyasad.
Y había la mayor leído libros e historias y vidas de reyes y antiguos y noticias de pueblos pretéritos.
Mil libros dicen que reuniera de los libros de historias, de los libros relacionados con los pueblos antiguos y los reyes pasados y los poetas afamados.
Y fue Schahrasad y le dijo a su padre:
— ¿Por qué te veo cambiado y de pena y pesadumbre cargado? He aquí que dijo un poeta nombrado:
Dile a aquel que sufre pena, que la pena no es eterna; que cual se fue la alegría, se irá el pesar cualquier día.
Oído que hubo el visir esas palabras de labios de su hija, le refirió cuanto con el rey le pasara, desde el principio hasta el fin, sin nada callar ni omitir.
Y ella después de oírle, le dijo:
— ¿Ual–lah, padre mío! Cásame con el rey y a fe que moriré o serviré de rescate a las hijas de los mahometanos y las libraré de entre sus manos. Díjole su padre:
— ¡Por Alá sobre ti, te lo ruego! No corras jamás ese riesgo. Díjole ella:
— No hay mas remedio sino que he de hacerlo. Y su padre replicó, diciendo:
— Temo por ti, hija mía, no sea que te pase lo que le pasó al burro y al toro con el labrador. A lo que dijo ella:
— ¿Y qué fue, padre mío, lo que les pasó?
Notas sobre los autores
ADOLFO BI0Y CASARES (Buenos Aires. 1914–íd. 1999). Maestro de la ficción en lengua española, se consagró con su primera gran novela, La invención aA More! (\ 9 40). Ha escrito otras igualmente memorables, como Plan de evasión (1945), El sueño de los héroes (1954), Diario de la guerra del cerdo (1969). Dormir al sol (1973) y Un campeón desparejo (1994); varios libros de relatos excepcionales, como La trama celeste (1948), Historia prodigiosa (1956), El Uido de la sombra (1962), El gran Serafín (1967) e Historias desaforadas (1986), y un volumen de Memorias (1994). Junto con Jorge Luis Borges —con quien mantuvo una célebre amistad— escribieron los cuentos policiales paródicos firmados con el seudónimo común de H. Bustos Domecq, entre los que se encuentran: Crónicas de Bustos Domecq y Seis problemas para Isidoro Parodi, y dirigieron la colección Séptimo Círculo, que introdujo lo mejor de la novela policial anglosajona. En 1990 recibió el Premio Cervantes de Literatura, el más importante en lengua española, y fue varias veces candidato al Premio Nobel.
MARCELO BIRMAJER (Buenos Aires, 1966). Escritor, periodista cultural, guionista de comics y humorista. Ha publicado quince títulos entre los qu e se destacan el ensayo Historieta, la imaginación al cuadrado (1988, Premio Beca Revista Cultura); los libros de relatos Fábulas salvajes (1996, Premio White Ravens), El fuego más alto (1997), Ser humano y otras desgracias {\ 997), Mitos y recuerdos (1999), Historias de hombres casados (Alfaguara, 1999); las novelas Un crimen secundario (1992), El alma al diablo (1995)> El abogado del marciano (1997), La máquina que nunca se apagaba (1999) y No tan distinto (2000); y la obra de teatro Cuatro vientos y el saxo mágico (1994). Su guión Un día con Ángela ganó en 1993 el Primer Premio del Concurso de Cortometraje del Instituto Nacional de Cinematografía. Su novela inédita Tres mosqueteros fue finalista del Premio Clarín de Novela 1999.
GIOVANNI BOCCACCIO (Cenaldo, Toscana, 1313–íd. 1375). Poeta y humanista italiano, uno de los más eminentes sucesores de Dance. Hijo ilegítimo de un comerciante florentino y una noble francesa, fue criado en Florencia y luego realizó sus estudios en Nápóles, donde llegó a formar parte de la corte del rey Roberto de Anjou. A su regreso a Florencia desempeñó varios cargos diplomáticos con el gobierno de la ciudad, y en 1350 conoció al gran poeta Francesco Petrarca, con quien mantuvo una estrecha amistad. En sus años finales se dedicó a la medicación religiosa. Su obra más importante es el Decamerón, colección de cien relatos ingeniosos y alegres, que se encadenan a partir de una trama principaclass="underline" un grupo de amigos, para escapar de la peste, se refugia en una villa en las afueras de Florencia y se entretienen unos a otros durante diez días narrando cuentos. El Decamerón rompió con la tradición literaria de la Edad Media: por primera vez el hombre aparece como artífice de su destino, y no como un ser a merced de la gracia divina.