ÁNGELES MASTRETTA (Puebla, 1949). Novelista, poeta y periodista. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de México, y ocupó el cargo de directora de Difusión Cultural en la ENEP Acatlán y en el Museo del Chopo. Trabajó como periodista hasta que su primera novela. Arráncame la vida, obtuvo en 1985 un espectacular éxito internacional. Ha escrito también cuentos y ensayos: Mujeres de ojos grandes, Puerto libre y El mundo iluminado. Su última novela, Mal de amores, obtuvo en 1997 el Premio Rómulo Gallegos. Con una prosa directa no carente de sutileza, con un gran sentido del humor, Mastretta retrata personajes femeninos que se elevan por sobre un destino limitado por los prejuicios de época a fuerza de sabiduría y personalidad.
GUY DE MAUPASSANT (Miromesnil, Tourville–sur–Arques, 1850–París, 1893). Trabajó en la administración pública hasta los treinta años y fue amigo de Gustavo Flaubert, quien lo formó en el arte de la creación literaria. Sus relatos breves (escribió doscientos quince) son reconocidos como la cumbre del género en lengua francesa y constituyen al mismo tiempo un fascinante testimonio de las costumbres y prejuicios de la época. Preciso y distanciado en su forma de narrar, suele emplear el recurso de situar al narrador dentro de la historia: muchos de sus cuentos comienzan con un personaje que se dispone a contar. Entre los libros de cuentos se destacan La casa TelUer (1881), Mademoiselle Fifi (1883) y El Horla (1887). Es también autor de las novelas Una vida (1883), Miss Harria (1884), Bel–Ami (1885), MontOriol (1887) y Fuerte como la muerte (1889). Una enfermedad nerviosa, unida a una vida desordenada, lo llevaron a la enajenación mental y a la muerte.
JUAN CARLOS ONETTI (Montevideo, 1908–Madrid, 1994). Trabajó como periodista en el semanario Marcha y el periódico Acción de Montevideo. En 1941 se trasladó a Buenos Aires para desempeñar el cargo de gerente en la agencia de noticias Reuter. Colaboró en el suplemento literario de La Nación y en Vea y Lea. En 1954 regresó a Montevideo, donde fue director de las bibliotecas municipales. En febrero de 1974 fue detenido y alojado en un hospital psiquiátrico durante tres meses, por integrar un jurado para el premio anual de literatura de Marcha, que poco después fue clausurado por la dictadura. En 1976 se trasladó a España. En 1961 obtuvo el Premio Nacional de Literatura (Uruguay) y en 1980, el Premio Cervantes; desde entonces fue ciudadano español. En su obra predominan la idea de la soledad, el escepticismo, la frustración y el contraste entre realidad e ilusión. Entre sus libros pueden citarse: Twra de nadie (1941), La vida breve (1950), Los adiases (1954), El astillero (1961), El infierno tan temido (1962), Tan triste como ella (1963), Juntacadáveres (1964), Tiempo de abrazar (1974) y Dejemos hablar al viento (1979). «Esbjerg en la costa» fue publicado por primera vez en el diario La Nación en 1946.
CAYO PETRONIO ARBITRO (20P–65). Escritor latino perteneciente a la familia de Nerón, en cuya corte adquirió relevancia. Por su gusto refinado y su talento innato tenía un fuerte ascendiente sobre el emperador. Al descubrirse la conspiración de Pisón, fue obligado a morir cortándose él mismo las venas. Se le atribuye la autoría del Satiricen, extenso relato del que subsisten algunos fragmentos, y que es considerado como un antecedente de la novela picaresca. Encolpio, el protagonista, acompañado por Ascilto y su criado Gilón, viaja por las ciudades meridionales de Italia viviendo gracias a los estipendios que le procuran su vasta cultura literaria, su conocimiento de la poesía y sus dores de hábil discurseador. El Satiricen constituye un valioso documento del latín hablado de la época, y muestra la decadencia y corrupción de la época de Nerón, vista a través del ambiente griego de la Italia del norte.
ARTHUR SCHNITZLER (Viena, 1862–1931). Hijo de un notable médico judío y profesor universitario, creció en un hogar frecuentado por artistas e intelectuales. Estudió medicina y se graduó en 1885. Durante tres años fue ayudante de un famoso médico que había sido amigo de Richard Wagner, y luego ejerció libremente su profesión. Se interesó por la psiquiatría y la dermatología. Realizó numerosos viajes de estudio a Berlín, Londres y París. Para entonces ya había publicado poesía y narraciones breves en algunas revistas, bajo el seudónimo de Anatolio. Fue la figura principal del grupo «la joven Viena», del que surgieron Hugo von Hoffmannsthal y Stephen Zweig. La sátira El teniente Gustavo {1901) le valió la expulsión del ejército, en el que se desempeñaba como médico militar. Escribió obras teatrales que desarrollan remas trágicos y eróticos; Amoríos (1894), l.a ronda (1900) -considerada su obra maldita, ya que fue prohibida-, La señora Berta Garlan (1901), La tierra desconocida (1911), El cuarto azul (1921). Se interesó por la psicología y por la hipnosis. Sin embargo, no parece haber sido partidario ortodoxo de las teorías freudianas. La señorita Elsa (1923) es la muestra más significativa y madura de esas tendencias. Schnitzier es implacable al describir el amor y su sombra, el engaño, tema obsesivo en su obra. «La mujer del profesor» (1896) no escapa a dicha temática.
LA CASTELLANA DE VERGY es un texto anónimo, en verso, difundido en Francia hacia la segunda mitad del siglo XIII. Se supone que su anécdota tiene algún fundamento histórico. Este relato se destaca no sólo como una formidable pieza de inspiración cortesana–género inaugurado por Chrétien de Troves en la Edad Media–sino también por su encanto y delicadeza. El asunto de este relato fue retomado en el siglo XVI por la reina Margarita de Navarra en su Heptamerón, y por el cuentista italiano Mateo Bandello.
LAS MIL Y UNA NOCHES es una colección de relatos breves de Oriente, cuyos antecedentes se reconocen en la narrativa oral. Su recopilación en forma de libro se supone realizada entre los siglos XII y XVI. Fue el numismático y orientalista francés Antoine Galland quien la hizo conocer en Europa. La estructura de la obra es sencilla: el rey persa Shahriar, después de mandar estrangular a su infiel esposa, toma cada noche una nueva mujer, para hacerla asesinar al alba. Una de estas victimas es Sherezade, que consigue librarse de la terrible sentencia–y salvar para siempre a las demás hijas de los musulmanes–manteniendo despierta la curiosidad del vengativo esposo con la intriga de sus historias, que ingeniosamente interrumpe al llegar el amanecer. El monarca aplaza entonces la ejecución noche tras noche, hasta llegar a las mil y una historias, momento en que perdona la vida de Sherezade.