La versión Karga de la historia, recitada por los sacerdotes como una narración sagrada, dice que Intathin derrotó a Erreth-Akbe, quien «perdió su vara y su amuleto y su poder» y regresó a Havnor arrastrándose como un hombre roto. Pero los magos no llevaban báculo en aquella época, y Erreth-Akbe era ciertamente un hombre inquebrantable y un mago poderoso cuando enfrentó al dragón Orm.
El Rey Maharion buscó la paz y nunca la encontró. Mientras Erreth-Akbe estaba en Karego-At (lo cual pudo haber sido un período de años), los estragos de los dragones se multiplicaron. Las Islas Interiores eran asaltadas por refugiados que escapaban de las tierras occidentales y los navíos y los comerciantes que viajan hacia otras tierras hostigadas, puesto que los dragones se dedicaban a incendiar los barcos que iban hacia el oeste de Hosk, y atacaban a los barcos incluso en el Mar Interior. Todos los magos y los hombres armados que Maharion podía reunir salieron a luchar contra los dragones, y él mismo salió con ellos en cuatro ocasiones; pero las espadas y las flechas servían de muy poco contra enemigos voladores que escupían fuego. Paln era «una llanura de carbón», y las aldeas y los pueblos del oeste de Havnor habían sido quemados hasta los cimientos. Los magos del rey habían atrapado con sortilegios y matado a varios dragones sobre el Mar de Pelni, lo cual probablemente incrementó la ira de los dragones. Justo cuando Erreth-Akbe regresaba, el Gran Dragón Orm voló hasta la Ciudad de Havnor y amenazó con fuego las torres del palacio del rey.
Erreth-Akbe entraba navegando por la bahía «con velas transparentes después de haber desafiado los vientos orientales», y no pudo detenerse para «abrazar a su hermano de corazón o llegar a casa». Adoptando él mismo forma de dragón, voló para luchar contra Orm sobre el Monte Onn. «Llamas y fuego en el aire de medianoche» podían verse desde el palacio de Havnor. Volaron hacia el norte, Erreth-Akbe en persecución. Sobre la mar, cerca de Taon, Orm dio media vuelta y en ese preciso instante hirió de tal manera al mago que éste tuvo que descender hasta la tierra y adoptar su propia forma. Llegó, ahora con el dragón siguiéndolo a él, a la Antigua Isla, Éa, la primera tierra que Segoy hizo surgir desde las aguas. Sobre ese suelo sagrado y poderoso, él y Orm se encontraron. Cesando la batalla, hablaron como iguales y acordaron terminar con la enemistad de sus razas.
Desgraciadamente, los magos del rey, enfurecidos a causa del ataque producido en el corazón del reino y animados por su victoria en el Mar de Pelni, habían llevado la flota hasta el lejano Confín del Poniente y habían atacado los islotes y las rocas donde los dragones criaban a sus crías, matando muchas nidadas, «rompiendo monstruosos huevos con mazos de hierro». Al saber esto, la furia dragontina de Orm despertó nuevamente, y «salió disparado hacia Havnor como una flecha de fuego». (Generalmente se refiere a los dragones tanto en hárdico como en kargo como machos, aunque en realidad el género de todos los dragones es un asunto de conjetura, y en el caso de los más viejos y poderosos, un misterio.)
Erreth-Akbe, medio recuperado, fue detrás de Orm, lo sacó de Havnor y lo hostigó «por todo el Archipiélago y los Confines», sin permitirle nunca que se acercara a la tierra, sino llevándolo siempre por sobre el mar, hasta que en un último y terrible vuelo pasaron por El Paso del Dragón y llegaron hasta la última isla del Confín del Poniente, Selidor. Allí, en la playa exterior, ambos exhaustos, se enfrentaron y pelearon, «garra y fuego y palabra y espada», hasta que:
sus sangres se mezclaban, enrojeciendo la arena. Dejaron de respirar. Sus cuerpos yacían enredados junto al sonido del mar. Juntos entraron en la tierra de la muerte.
Cuenta la historia que el propio Rey Maharion viajó hasta Selidor para «llorar junto al mar». Recuperó la espada de Erreth-Akbe y la colocó en la cima de la torre más alta de su palacio.
Después de la muerte de Orm los dragones continuaron siendo una amenaza en el oeste, especialmente cuando eran provocados por cazadores de dragones, pero suspendieron los ataques a islas pobladas y embarcaciones pacíficas. Yevaud de Pendor fue el único dragón que asaltó las Comarcas Interiores después de la época de los Reyes. Ningún dragón había sido visto sobre el Mar Interior durante muchos siglos cuando Kalessin, llamado el Más Viejo, trajo a Ged y a Lebannen a la Isla de Roke.
Maharion murió pocos años después que Erreth-Akbe, sin haber visto la paz establecida, aunque sí mucho malestar y descontento en su reino. Por todas partes se decía que como el Anillo de la Paz se había perdido no podía haber un verdadero rey en Terramar. Mortalmente herido en la batalla contra el señor rebelde Gehis de los Havens, Maharion pronunció una profecía: «Heredará mi trono quien haya cruzado la tierra oscura con vida y regrese a las lejanas costas del día».
Después de la muerte de Maharion en 452, varios pretendientes se disputaron el trono; ninguno lo consiguió. En unos pocos años sus batallas habían destruido todo gobierno central. El Archipiélago se convirtió en un campo de batalla de príncipes herederos feudales, gobiernos de pequeñas islas y ciudades-estado, y señores de la guerra piratas, todos intentando aumentar su riqueza y extender o defender sus fronteras. El comercio y el tráfico marítimo fueron disminuyendo para dejar paso a la piratería, las ciudades y los pueblos se refugiaron dentro de sus muros defensores; las artes, los caladeros y la agricultura sufrieron constantes ataques y guerras; la esclavitud, que no había existido bajo el reinado de los Reyes, se convirtió en algo común. La magia era el arma principal en incursiones y batallas. Los magos trabajaban por voluntad propia para los señores de la guerra o buscaban el poder para ellos mismos. Debido a la irresponsabilidad de estos magos y de la perversión de sus poderes, la magia en sí perdió su prestigio.
Los dragones no fueron amenaza alguna durante este período, y los Kargos se habían internado en sus propias disputas, pero la desintegración de la comunidad del Archipiélago empeoraba a medida que iban pasando los años. La continuidad moral e intelectual yacía únicamente en el conocimiento y en la enseñanza de La Creación y de los otros mitos e historias de héroes, y en la preservación de oficios y destrezas: entre ellos el arte de la magia utilizada con fines benéficos.
La Mano, una liga o comunidad de tejido flexible preocupada principalmente por el entendimiento, la utilización ética y la enseñanza de la magia, fue establecida por hombres y mujeres en la Isla de Roke aproximadamente ciento cincuenta años después de la muerte de Maharion. Considerando a la Mano como una amenaza para su hegemonía, los señores de la guerra-magos de Wathort arrasaron Roke, y asesinaron prácticamente a todos los hombres adultos de la isla. Pero la Mano también se había extendido hacia otras islas por todo el Mar Interior. La comunidad sobrevivió durante siglos como las Mujeres de la Mano, manteniendo una tenue pero vigorosa red de información, comunicación, protección y enseñanza.
Aproximadamente en el año 650, las hermanas Elehal y Yahan de Roke, Medra el Descubridor, y otra gente de la Mano fundaron una escuela en Roke como un centro en donde podrían reunir y compartir el conocimiento, clarificar las disciplinas y ejercer un control ético de las prácticas de magia. Con la Mano como representante en otras islas, la reputación y la influencia de la escuela crecieron rápidamente. El mago Teriel de Havnor, al percibir la escuela como una amenaza para el incontrolado poder individual de los magos, fue hasta Roke con una gran flota para destruirla. Él fue destruido, y su flota dispersada. Esta primera victoria llegó muy lejos y estableció una reputación de invulnerabilidad para la escuela de Roke.