De los sesenta y cuatro -ahora bautizados-"rebeldes", treinta y dos fueron fusilados. El resto fue arrestado en la Intendencia hasta que, finalmente, llegó un nuevo decreto del ejecutivo ordenando la inmediata construcción de una cárcel de extrema seguridad en el pueblo.
Lunes 24, Santa Isabel de Hungría que ahuyenta los malos pensamientos y los recuerdos ingratos; Martes 28, San Eleuterio y San Pedro obispos. Con la misma lenta pereza con la que los santos aletean sobre la bóveda azul del desierto, con el tiempo, Quinta del Medio volvió a ser aquel pequeño oasis en la mitad de un páramo amarillento y seco. Ahora, frente a la cúpula del campanario que jamás tuvo campana, más alta que la torreta del reloj que un día se detuvo a las diez en punto de la noche, se eleva el mirador de la cárcel en cuyo fondo, torcidas y olvidadas, pugnan por desenterrarse las treinta y dos lápidas sin cruz.